Osho

Yo soy la puerta


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hacerse, se hará. En este momento, no puedo esperar. No sé nada acerca del mañana, acerca de lo que sucederá, y no puedo hacer planes. Así que en el momento en que tú estás conmigo, lo que sea que se esté haciendo, se hará en este mismo momento. No puede ser pospuesto porque para mí no hay futuro alguno.

      Y este sannyas no es el viejo sannyas. Es un concepto totalmente nuevo, o bien un concepto totalmente antiguo que había sido olvidado por completo —se le puede llamar de cualquiera de las dos formas—. Es el concepto más nuevo a la vez que el más antiguo, porque cuando ha habido sannyas, en verdad, así ha sido. Pero siempre hay imitadores y no se pueden negar: son. Existen imitadores y siempre los habrá. Y hacen de todo una disciplina porque sólo una disciplina puede ser imitada.

      Sannyas no se puede imitar. La libertad no se puede imitar y, por lo tanto, sannyas jamás se puede imitar. Pero, ¿qué pueden hacer aquellos imitadores? Harán de esto un sistema —los imitadores siempre crean sistemas—. Salvo destruir sannyas, no destruyen mucho más, porque la vida como tal se vive como una imitación. La imitación sucede, el mundo entero imita. La crianza misma es una imitación —del lenguaje, de la moralidad, de la sociedad, de la cultura; todo es a través de la imitación—. Todo es absorbido por medio de la imitación.

      Por lo tanto, las imitaciones tienen éxito en todo menos en lo que respecta a sannyas. Ahí, destruyen mucho. No pueden destruir ninguna otra cosa, porque, en todas partes, la imitación es la regla. No se puede ser libre con el lenguaje, se debe imitar. No se puede ser libre con la estructura social, se debe imitar. Los imitadores tienen éxito en todas partes. Sólo con respecto a sannyas, la dimensión de la libertad absoluta es algo con lo cual los imitadores se toman muy peligrosos porque su dimensión misma es todo lo contrario. La imitación destruye sannyas. Jesús es imitado, existe la imitación de Cristo. Donde sea que se imiten sannyas, sannyas deja de existir. Cuando digo que no hay compromiso, significa que no habrá imitación.

      Tú eres totalmente libre, yo te arrojaré hacia una apertura. Esto es a lo que se refiere el término iniciación. No se trata de reducir tus opciones, sino de lanzarte a un cielo abierto. Es empujarte a volar en un cielo abierto. Por supuesto que no hay rutas ni mapas, no puede haberlos. Y no puede haber ningún camino trazado en el cielo. Tienes que volar a solas, tienes que depender sólo de ti mismo. Tu existencia será tu compañía —la única compañía.

      La vida es igual que el cielo. No es como los senderos de la tierra, no puede seguirse ningún camino trazado, seguirlo es imposible. Se tiene que estar a solas. La iniciación significa que ahora yo te empujo hacia la soledad. Entonces, estarás completamente solo, sin depender de nadie, ni siquiera de mí. Requiere de valentía. Imitar es fácil, seguir es fácil, depender de alguien es fácil. Pero el estar a solas sin mapa alguno, sin disciplina alguna, sin sistema alguno, requiere de la mayor valentía. Y un sannyasin es alguien que tiene valentía. Esta valentía no se puede imitar, tiene que desarrollarse por medio del vivir.

      Tú te equivocarás, te extraviarás. Eso está implícito. Pero, por medio del error, aprenderás, y por medio del extravío, darás con lo correcto. No hay otra manera. Tienes que atravesar dificultades. Este caminar a solas, este volar a solas... uno tiene que atravesar toda esta austeridad. Y este sannyas es distinto también en otro sentido, porque el viejo sannyas, es decir, el supuesto sannyas que predomina, es más una renunciación social que una renunciación espiritual. Incluso su estructura social es más fisiológica que espiritual.

      Sannyas es básicamente espiritual. Por lo tanto, uno puede recibir sannyas en cualquier lugar, donde sea que se encuentre. Exige que uno se involucre interior, profunda y espiritualmente. Desde mi punto de vista, entre más se esté fisiológicamente involucrado, menos existe la posibilidad de ir a lo profundo porque, una vez que lo fisiológico esté involucrado, uno jamás se saldrá de ahí. Jamás saldrá de ahí porque hay imposibilidades intrínsecas: si alguien intenta estar por encima de sus deseos, está luchando por algo que es imposible, puesto que el deseo es natural. El cuerpo no puede existir sin el deseo. Así que uno continuará aferrado al cuerpo y el deseo seguirá estando ahí —menos, por supuesto, pero estará—. Y entre más débil sea el cuerpo, el deseo será sentido con menos fuerza. Por lo tanto, uno seguirá debilitándose, pero a menos que uno muera, el cuerpo tendrá deseo.

      No sólo existen los deseos, sino las necesidades. Las necesidades se deben satisfacer y, entre mejor se satisfagan, menos nos inquietan, menos nos exigen, menos tiempo se requiere para ellas. De modo que si uno está luchando con necesidades fisiológicas, desperdiciará su vida entera. Este proceso, este viejo sannyas es negativo; el luchar contra algo. Por supuesto que fortalece al ego. Si uno es capaz de matar un deseo, puede volverse más egoísta. Si uno puede negarle al cuerpo un deseo particular, se vuelve más egoísta. La lucha, de cualquier modo, siempre satisface y fortalece al ego.

      Para mí sannyas es algo positivo, mas no negativo. No significa negar las necesidades corporales. No significa negar las necesidades superficiales, sino desarrollar e incrementar el interior de uno. No significa luchar contra algo, sino dedicarle toda la energía a hacer que algo crezca. El ser debe de crecer y madurar. Entre más crece el ser, menos será uno su ego. Y una vez que haya crecido el ser, se sabe lo que es el deseo y lo que es la necesidad. De lo contrario, jamás se podrá saber; jamás se podrá hacer una distinción entre un deseo y una necesidad.

      El deseo siempre es desquiciado, la necesidad es siempre sensata. Si uno niega sus deseos, se vuelve suicida. Si uno sigue incrementando sus deseos, de nuevo, se vuelve suicida. Si sigue negando sus deseos, está cometiendo el suicidio. Si uno sigue incrementando sus deseos, de nuevo, está cometiendo el suicidio, de modo distinto.

      Si los deseos se vuelven demasiado, si los deseos son excesivamente grandes, uno se volverá loco. La tensión será insostenible. Si uno niega sus deseos, de nuevo crea tensiones que se volverán insostenibles. Por lo tanto, hay dos tipos de mentes suicidas: una que continúa negando sus necesidades, y la otra, que sigue transformando sus deseos en necesidades. Y esta distinción nunca se puede hacer de modo externo. Nadie puede decidir por uno cuál es el deseo y cuál es la necesidad. La conciencia propia será la medida porque mientras que para uno algo puede constituir una necesidad, para otro, eso mismo constituye un deseo. No hay ninguna respuesta prefabricada.

      Sólo se puede decir que aquello sin lo cual uno no puede existir, es la definición mínima de una necesidad. Pero la conciencia propia es la que decidirá, ultimadamente, y tampoco eso se puede decidir de modo definitivo, ya que hoy, algo puede ser una necesidad y mañana, eso mismo puede ser un deseo. En este momento, es una necesidad y, en otro, un deseo. Pero cuando hay conciencia positiva, uno está al tanto de su propia mente y de sus mañas y de su potencial destructivo; cuando uno esté consciente de su ego, de las formas en que el ego se fortalece, de las formas en que se nutre, sabrá distinguir.

      No soy negativo. Sannyas, neo-sannyas, es absolutamente positivo. Significa desarrollar algo dentro de uno. Yo te otorgaré una actitud positiva en tomo a tu ser, no una actitud negativa. Tú no deberás negar nada. Por supuesto que muchas cosas pueden negarse —tú mismo no las negarás, sino que sucederán de modo automático—. Entre más vayas hacia tu interior, más se encogerá tu exterior. Entre menos se sea un ser interno, más se debe sustituir a sí mismo de modo externo. Uno continuará expandiéndose. Pero no luches con tu yo expansivo y exterior. Lucha con la semilla que eres tú, que puede crecer a tal grado que este sinsentido externo se derrumbará de modo automático. Una vez que se conocen las riquezas interiores, no hay nada del mundo exterior que se les compare. Una vez que se conoce la felicidad interna, el disfrute es absurdo, todo lo que sucede en nombre del entretenimiento es absurdo, estúpido. Simplemente se derrumba, una vez que se conoce el éxtasis interior. Entonces, todo aquello que se conoce como felicidad y alegría, no será nada más que un engaño. Pero no antes —a menos que uno haya conocido la felicidad interior, no se puede decir eso, y si se dice, estará engañándose aún más.

      Una actitud positiva en tomo a sannyas significa una dimensión del todo distinta. Uno puede estar en el lugar en el que esté, uno puede continuar haciendo todo lo que está haciendo —ningún cambio externo se requiere de inmediato—.