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Chile 73


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      CHILE 73

      MEMORIA, IMPACTOS Y PERSPECTIVAS

      CHILE 73

      MEMORIA, IMPACTOS Y PERSPECTIVAS

      Joan del Alcàzar y Esteban Valenzuela, eds.

      UNIVERSITAT DE VALÈNCIA

       Esta publicación no puede ser reproducida, ni total ni parcialmente, ni registrada en, o transmitida por, un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, ya sea fotomecánico, fotoquímico, electrónico, por fotocopia o por cualquier otro, sin el permiso previo de la editorial.

      © Del texto, los autores, 2013

      © De esta edición: Publicacions de la Universitat de València, 2013

      Publicacions de la Universitat de València

      http://puv.uv.es [email protected]

      Fotografía de la cubierta: © Camilo Jara, 2013

       Diseño de la cubierta: Celso Hernández de la Figuera

       Fotocomposición, maquetación y corrección: Communico, C.B.

      ISBN: 978-84-370-9331-4

      Edición digital

       ÍNDICE

       Prólogo

       Introducción: El impacto y la re-lectura permanente del 73 Chileno .

       El esquivo Bloque por los Cambios del siglo XX: Frente Popular, Frente de Acción Popular (FRAP), Unidad Popular (UP) y Concertación

       Tomás Moulian, Sergio Valdés y Esteban Valenzuela

       El impacto del 73 chileno en el debate político de la izquierda internacional

       Joan del Alcàzar

       ¿Es la actual democracia de mejor calidad que la que existió antes de 1973? La democracia semisoberana, cuarenta años después del golpe de estado

       Carlos Huneeus y Rodrigo Cuevas

       Aciertos e «innovaciones» de la UP, aquello que perdura

       Esteban Valenzuela y Guillermo Marín

       El dilema epistemológico tras el golpe: miedo a la utopía o vigencia del sueño socialistab

       Pablo Salvat y Natacha Romero

       Las divergentes «lecturas» socialistas del 73. De Altamirano a Bachelet. La Unidad Popular: un pasado siempre presente entre los socialistas chilenos

       Édison Ortiz

       Superando el sesgo de la «primacía de los factores internos»: La Unidad Popular a la luz de las constricciones del sistema-mundo capitalista

       Luis Garrido

       Geomemorias del 73: mapas de las violaciones de los derechos humanos

       Manuel Fuenzalida, Esteban Valenzuela, Paulo Contreras y Felipe Zúñiga

       Pinochet vs. Allende, imágenes para la juventud del siglo XXI

       Joan del Alcàzar y Berta Rodrigo

       Autores

      PRÓLOGO

      La victoria de la Unidad Popular (UP) generó una gran ilusión en Chile, en toda Latinoamérica y también en España. Todo lo contrario sucedió con el golpe de Estado de septiembre de 1973, que liquidaría la democracia chilena, remitiría al terreno de la utopía el sueño de una nueva vía al socialismo y constituiría un auténtico trauma. De nuevo, por supuesto, y con las más terribles consecuencias para los chilenos, pero también para el conjunto de la humanidad democrática y progresista. Y de nuevo, también, para la España que luchaba por la reconquista de la libertad.

      Mucho han cambiado las cosas en el mundo y particularmente en España y Chile en los últimos cuarenta años. Ambos países recuperarían la libertad y lo harían desde el protagonismo indiscutible –por más que muchos se empeñen en discutirlo– de sus pueblos. Hubo después, y entre tanto, nuevos países que recuperaron la democracia, hasta el punto de que esta, la democracia, aparece como una forma de gobierno consolidada y generalizada como no lo había estado nunca en la historia de la humanidad. No en todas partes, desde luego, pero sí en las suficientes para que se tienda a considerar todo esto como un dato de hecho, algo así como un proceso poco menos que predeterminado y al que todos, cada uno a su modo, habrían contribuido.

      Todos demócratas, pues, ahora, y todos, digámoslo así, demócratas retrospectivos. No es de extrañar en consecuencia que a lo largo de las últimas décadas hayan surgido narrativas legitimadoras y justificativas respecto de actitudes que en el pasado no siempre fueron democráticas ni caminaban hacia la democracia. Y ello tanto en el plano internacional como en el de las distintas sociedades que hubieron de superar experiencias especialmente traumáticas.

      En el plano internacional, desde luego, y conviene detenerse un tanto en ello. No hace falta que nos remitamos a construcciones tan idílicas como ya periclitadas a lo Fukuyama sobre el «fin de la historia». Pero sí conviene retener que hay otras más vigentes y operativas, como la famosa teoría de la «tercera ola» de Samuel Huntington. Toda una construcción ideológica, en apariencia neutra, objetiva y científica, a mayor gloria de la contribución de los EE. UU. de América a esa oleada democrática. Porque ni hubo ola ni ese fue el papel de la gran potencia hegemónica. Recordemos: la democracia cae en Chile en 1973 con la «colaboración» norteamericana; se recupera en Portugal en 1974 con una revolución, la de los «claveles», que encuentra la más hostil de las recepciones en esa misma potencia; cae en Argentina un año más tarde, y se recupera en España en 1977 sin que el pueblo español tenga absolutamente nada que agradecer al «amigo americano». Curiosa «ola», desde luego.

      Podría pensarse que todo esto tiene poco que ver con otro tipo de narrativas como las que se producen en el plano interno en las sociedades postdictatoriales. Pero no es así. Primero, porque las visiones retrospectivas y legitimadoras se dan en todos los planos. Segundo, porque obedecen en todos ellos a un propósito de tergiversar, negar y hacer olvidar el pasado. Tercero, porque tienden a enlazar con sesudas construcciones, según las cuales las conquistas de la democracia obedecieron a casi todo –contexto internacional, «modernización», élites especialmente clarividentes...– antes que al protagonismo popular. cuarto, porque todo esto confluye en una gran narrativa según la cual este es el mejor de los mundos posibles, siempre y cuando, naturalmente, nadie lo altere adoptando posiciones, actitudes o políticas que desafíen el patrón de la «verdadera democracia», imaginando otros futuros o empeñándose en reabrir «viejas heridas».

      No es otro el problema de la memoria histórica. En Chile, como en España, la batalla por la «memoria histórica» se libra desde presupuestos muy similares. Por una parte, están quienes, en nombre de la verdad y la justicia, apelan a la necesidad de realizar el necesario trabajo de memoria para reivindicar a las víctimas, recordar