y las comunidades, por el espacio público y por la exigencia en cuanto a determinaciones de orden social, reflexionando sobre los derechos de la ciudadanía ante los abusos del poder, favoreciendo cada contribución creativa, y creyendo en el papel de la educación artística como factor renovador de valores, el trayecto recorrido durante dos décadas por los investigadores del grupo Creativa de la Universitat de València ha supuesto un bagaje acumulado efectivo, lo cual ha permitido lanzar ahora el nuevo concepto de los patrimonios migrantes, una idea que mediante este libro integramos en los logros de las actuales aportaciones a la realidad de la educación patrimonial.
BIBLIOGRAFÍA
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TRANSVISUALIDAD Y LENGUAJES MIGRANTES EN LAS POÉTICAS ARTÍSTICAS DE LA GLOBALIZACIÓN
Romà de la Calle
Universitat de València
Quod discis, tibi discis.
Feci quod potui. Faciant meliora potentes.
PATRIMONIOS MIGRANTES Y GLOBALIZACIÓN
Una cierta manera –quizá «otra»– de aproximarnos al complejo y apasionante tema de los patrimonios migrantes, por caminos algo más diferenciados, posiblemente pueda consistir en el hecho de propiciar la reflexión operativa acerca de las mil formas en que cabe acercarnos y participar eficazmente en las fundamentales relaciones, solapamientos, diálogos, intercambios, juegos de combinación o estrategias funcionalmente comparativas, que se propician comúnmente entre las artes y sus crecientes hibridaciones.
También, desde este dilatado contexto, conviene tener en cuenta la perspectiva, los efectos, condicionamientos e incidencias de la globalización. Efectivamente, la decisiva cuestión de la correspondencia entre las artes supone, de hecho, tener definitivamente en cuenta su enfoque holístico, de conjunto y en imbricada totalidad de las artes. Se trata, sin duda, de dar la vuelta a la moneda y auspiciar la otra cara de la especificidad artística.
Aún recordamos perfectamente cómo a caballo entre los años sesenta y setenta, del pasado siglo, ciertas teorías estéticas y determinados programas artísticos partían efectivamente de la pregunta básica acerca de la especificidad de las respectivas artes. Así nos interesábamos, por ejemplo, bastante a menudo por lo específico pictórico o por cuáles eran las claves de lo específico fílmico o deseábamos saber a qué nos referíamos exactamente si hablábamos de la especificidad de la poesía. En realidad, el estructuralismo y la semiótica barrían con fuerza hacia ese lado y tales tendencias nos ocuparon ampliamente a los investigadores del momento.
Las tornas cambiaron paulatinamente y, en algún caso, hasta de repente –primero en la extensión y replanteamientos de las distintas prácticas artísticas y luego en la diversificación de los enfoques metodológicos y en las teorizaciones subsiguientes– cuando las cuestiones de la salvaguarda de los límites y el decidido respaldo a las diferencias y especificidades fueron dando paso a la creciente diversificación de registros empleados, a la pluralidad de los materiales auspiciados y a la heterogeneidad de los medios y canales de comunicación recurrentemente arbitrados en torno al hecho artístico coetáneo.
Los dominios de las especificaciones respectivas, que habían venido dando paso y cobertura a las clasificaciones diferenciales, a los ordenamientos semióticos dispares y al surgimiento de ámbitos propios, con reglas, elementos, objetivos y funciones distintos, vieron cambiar seguidamente las tornas a favor de la interdisciplinariedad y de los planteamientos globalizadores. Totalidades e interrelaciones llevaban claramente las de ganar sobre acotaciones, purismos y aislamientos especificantes. Y así nos dimos cuenta de que se iba imponiendo el tiempo de las contaminaciones y de los diálogos, que entrábamos en la etapa de los intercambios, de los mestizajes y de las relaciones, en la clara apetencia por los desplazamientos e hibridaciones. Insistimos, primero fue en el ámbito de las propias prácticas artísticas, que se atrevieron a interrelacionarlo todo, que no dudaron en considerar, como terreno abonado y a su alcance a toda la historia entera de las obras de arte precedentes, en las que podían basarse, bucear y extraer así modelos, materiales, procedimientos y objetivos, de acuerdo con criterios abiertos y fáciles de justificar. Igualmente podía decirse que también la realidad toda, en sus diversas capas y modalidades, se hallaba a su plena disposición.
De manera que las identidades vigentes –en lo que bien podría calificarse como etapa de la pre-globalización–, decantadas entonces, como hemos indicado, hacia las especificidades –como modelos reiterados– difícilmente podían ya dar respuesta ni aportar recursos a la exigencia de las nuevas identidades atisbadas: había ya que postular resolutivamente y apostar a favor de otras identidades, propias de la globalización.
Pero vayamos por partes, puesto que el salto que se trataba de propiciar era bien considerable. Una cosa era el perfil de una identidad homogénea y analítica, vinculada abiertamente al periodo de las especificaciones (característico de la pre-globalización) y otra diferente iba a ser la identidad conformada interdisciplinarmente y elaborada de manera articulada, entre rasgos plurales y heterogéneos y de carácter sintético (fruto de la globalización e incluso de una post-globalización que no llegábamos –ni llegamos– ciertamente a atisbar).
Desde ambas perspectivas históricas cabe, en efecto, hablar de realidades y conformaciones patrimoniales. Pero, en un caso, tales recursos patrimoniales implicaban procesos de selección homogéneos y analíticos, que depuraban identitariamente al máximo sus perfiles axiológicos. Es decir, se buscaban las diferencias y con ello las especificidades, se primaba lo propio y se imponían modelos internos de homologación, que regulaban la selección de materiales, estrategias, procedimientos y objetivos. El eslogan imperante podría ser: «Lo nuestro es diferente y, en cuanto tal, valioso».
Sin embargo, en el otro contexto que ya se iba perfilando, los recursos patrimoniales suponen procesos de selección y de combinación heterogéneos, con preponderancia metodológica de la síntesis y del mestizaje, los cuales con su acción contaminan cualquier atisbo de puridad diferenciada,