es lo mismo
Todas las cosas que nunca hicimos
Antes de que todo se fuera a la mierda
Antes de que todo se fuera a la mierda,
yo no visitaba zaguanes con tantas precauciones,
ni miraba los portales con temor reverencial,
que todo era más sencillo,
aunque no lo pareciera.
Antes de que todo se fuera a la mierda,
me gustaba dar abrazos sin temor a romper moldes,
ni a represalias vecinales,
que ahora se es sospechoso por un paso mal dado,
por los ojos colorados,
por la tos disimulada,
por la pancarta bajada,
por el móvil en la mano.
Antes de que todo se fuera a la mierda,
los teatros se llenaban,
sin exagerar y no todos los días,
los cines eran templos visitados,
yo tenía pelo,
pero eso fue mucho antes,
todo hay que decirlo,
y estaba como un queso,
pero eso fue antes aún,
que la sinceridad es lo que tiene,
que si sabes usarla, no admite prisioneros,
ni consejos de guerra,
ni actas notariales,
ni hielo en la nevera.
Antes de que todo se fuera a la mierda,
ya no dormía del tirón,
pero al menos descansaba
y buscaba el refugio del calor de los cuerpos,
que ahora ya me son esquivos,
porque hay inviernos que vienen para quedarse
y para eso están los abrigos,
que han de ser de tu talla,
si no quieres congelarte.
Antes de que todo se fuera a la mierda,
yo buscaba las miradas,
buceaba en tu pecera,
y ahora soy una flor muerta
que asoma en tu papelera.
Antes de que todo se fuera a la mierda,
ya me sonaba tu nombre,
que ahora son siete letras
desprovistas de sentido.
Cuentos
Todas las cenicientas están teñidas
y manchan las almohadas,
y me canso de buscar pies descalzos que vestir,
ni yo soy tan bestia,
ni tú tan bella,
y el lobo no era feroz,
y Caperucita odiaba el rojo
y además era daltónica,
cursi,
ninfómana,
mala vecina
y abandonó a su abuela en una gasolinera.
La bruja del cuento era ignífuga,
y la leña estaba húmeda,
y los dulces se pusieron duros,
y los niños no murieron de un torzón,
pero poco les faltó,
mientras sus compañeros de clase
comían en comedores sociales,
sufrían acoso,
no tenían móvil de última generación,
ni paga que gastar.
Los enanitos jugaban al baloncesto,
hay madrastras que cocinan bien,
manzanas sin veneno,
ni sabor,
ni gusanos,
y Blancanieves sufría de insomnio.
No hay besos suficientes para despertarte,
y los espejos no saben mentir,
ni traen mala suerte si se rompen,
porque eso viene de serie.
Los tres cerditos se llevaban mal,
y el casero no soplaba,
sólo regentaba un fondo buitre
y les subía el alquiler.
Pinocho tomaba viagra para poder mentir,
la ratita presumida era cleptómana
y lo confesaba en sueños,
y nadie fue feliz,
ni comieron perdiz,
pero cada uno cuenta los cuentos a su manera
y se engaña como puede,
porque los príncipes rara vez son valientes,
y los patitos feos.
Si me quedara un minuto
Si me quedara un minuto,
no lo perdería diciéndote te quiero,
trataría de besarte,
me agarraría a tus muros,
y dejaría un grafiti en tus paredes,