sólo es hábito si te habitúas a ello.
De todos los lugares de los que pude haber sido
no me quedo con África,
aunque me gustan sus paisajes y sus árboles invertidos,
y sus negros sin sus mantas,
pero no soporto el calor si no es humano,
y a veces con reservas,
que las fiebres son muy suyas.
Ni tampoco con Europa,
que iguala monedas,
pero hace excepciones,
confunde credos,
impone aranceles,
abona trincheras,
que olvida los pasados
que le hacen repetirse,
que pone diques al mar,
como si valiera de algo.
Ni mucho menos América,
que depende de Vespucios,
de Florencias descastadas,
de conquistadores sin brújula,
de armas en manos necias,
de estatuas amontonadas.
Ni tampoco la del sur,
con sus Magallanes estrechos,
sus mares de sucia plata,
sus Patagonias compartidas,
sus favelas,
su fútbol,
sus pasiones excesivas.
De todos los lugares de los que pude haber sido
huyo de septentriones,
de atardeceres infinitos,
de noches eternas,
de solsticios,
de armisticios,
de gritos de guerra,
de fratricidios,
de lugares comunes,
de comunes acuerdos,
sin balanza equilibrada.
De todos los lugares de los que pude haber sido
no elijo Australias,
Indonesias,
Polinesias,
por fragmentos excesivos,
por izquierdas y siniestras,
por banderas confundidas,
por destierros coloniales,
de marsupiales sin bolsa,
de koalas rápidos,
de perezosos activos,
de demonios sin Tasmanias,
de dragones sin Komodos.
De todos los lugares de los que pude haber sido
descarto Asias por calendarios desfasados,
por honorables excesos,
por excesivos honores,
por sus largas murallas,
por sus vistas cansadas,
sus arrozales,
por sus tundras,
sus Baikales,
sus profundidades,
sus perros amontonados listos para el consumo,
sus liebres que esconden gatos,
sus perseguidos pangolines.
De todos los lugares de los que pude haber sido
no deseo Orientes Medios,
ni lejanos,
ni próximos,
con sus trenes a La Meca,
pero la gente va a pie,
con sus rodillas desgastadas,
sus alfombras orientadas,
con su Dios que tanto les gusta,
que algunos mueren por él,
sin saber a dónde van tantos pedacitos,
entre los que van los tuyos,
hermanados por el llanto que deparan los lutos,
vengan de donde vengan,
asediados el resto
por la ira de unos pocos.
De todos los lugares de los que pude haber sido
me quedo con este,
por costumbre
y por hartazgo,
por no reivindicar lo que me vino impuesto,
sin consulta, ni destino,
que eso es lo que soy,
ciudadano universal,
con mis ansias,
mis defectos,
mis desatinos.
Costra
Hoy he tirado a la basura parte de un pasado
que no era mío,
que heredé con la conciencia y olvidé con la memoria,
que formaba parte de mi mapa olfativo,
como tus células muertas,
que agonizaron en mi piel,
confundidas por contagio,
que ahora busco en los parqués acuchillados,
que brillan por tu ausencia.
Tengo el deber de anunciar una traición,
que no acarrea más pena que la que yo me imponga,
que cumpliré a mi manera,
si es que ya no la he cumplido,
que no parece suficiente,
y por eso me castigo.
Tengo la obligación de llamarte por mi nombre,
que podría ser el tuyo,
de quitarme la costra y olvidarme de picores,
de lucir cicatrices que parezcan tatuajes,
de callar lo que no dije,
de esperar tiempos mejores.
Aranceles
¿De qué foto nos sacaron a pesar del marco?,
¿de qué guindo nos tiraron?,
¿de qué proeza no narrada se te acusa,
y de qué vale si no vives para contarlo por ti mismo?
¿A quién sonsaco informaciones por las buenas
o bajo torturas,
si me cuentan lo que ya sé,
y no aprenden lo olvidado?
¿De qué zoo te has escapado,
sin bombardeos,
sindicatos,
ni jaulas abiertas?
¿En qué playa te dejó la marea,
que no tiene acceso para ir a buscarte?
¿En