Cinthia María Hamlin

Traducción, humanismo y propaganda monárquica


Скачать книгу

traducción, la postulación de dos etapas hermenéuticas en las que se compone el texto y su re-datación a partir del análisis de documentos históricos y de la glosa, la filiación de los testimonios, las relaciones de la glosa con las corrientes más en boga del humanismo, así como la funcionalidad eminentemente apologética del texto— estaban ya delineados antes del primer libro de Mondola.43 En efecto, desde mi trabajo 2012b (enviado a RLM en 2010), el eje de mi investigación ha sido la funcionalidad política —particularmente la apología y propaganda regia— tanto de la traducción poética como de la glosa, al haber probado —como desarrollaré en este libro— la relación de Villegas con la corte regia, de su traducción con textos proféticos que circulaban aplicados a Fernando y de la glosa con todos los discursos y tópicos usuales de la propaganda política fernandina. Quizás sea preciso destacar que en su libro de 2011 Mondola tenía un apartado titulado «Nazionalismo militante e cultura cattolica di Villegas», donde se dedica superficialmente al tema. Presenta a Villegas como propagandista de la fe católica, por su «militante adesione al programma monarchico: egli ricorda che [...] i due sovrani hanno estirpato ‘las heregías [...] del judaísmo’» y también la «espuricicia mahometica» (56). Es decir, su adhesión al «programma monarchico» se relaciona directamente con «l’adesione convinta al processo di omogeneizzazione religiosa promosso dai Re Cattolici» (56) y se manifiesta ya sea en pasajes de la glosa donde elogia a sus personas o a personajes como Fernández de Córdoba (60-1) o donde demuestra un «appoggio propagandistico al ruolo dell’ Inquisizione» (57), ya sea en versos agregados de índole moralista o condenadores de ciertos personajes —como los epicúreos (58-9)—. Todo le permite concluir que Villegas es un «difensore della Santa Chiesa» (60). En la p. 61 sí relaciona el «nazionalismo militante» con «i toni apologetici riservati al Gran Capitán» (60) y señala que Villegas inserta una «apologia dei Re di Spagna, sicuri nella loro fede al credo cattolico, eccellenti in virtù e in bontà» (62). El «apoyo propagandístico» o la «militancia» en la glosa se reduce, así como lo planteaba Mondola, o bien a una propaganda religiosa —apoyo de sus políticas contra judíos, moros y herejes— que se explica por el «catolicismo» de Villegas, o bien a la inclusión de pocos pasajes exaltatorios de un personaje particular.44 El alcance real de la funcionalidad política del texto de Villegas, así como los parámetros históricos y político-ideológicos que influyen en su apropiación y reescritura de la materia dantesca —en sus dos instancias, traducción y glosa— no fue analizado.

      Como se desprende de estas líneas, al comienzo de mi investigación resultó fundamental un replanteamiento de las problemáticas en torno a este texto que, sin negar sus rasgos e influencias medievales, lo concibiera a su vez como un exponente de las tensiones inherentes del propio humanismo peninsular, así como del contexto particular de la España de los Reyes Católicos. En este sentido, es preciso hacer otra breve aclaración. El tema de la existencia o no de un humanismo castellano durante el s. XV y principios del XVI ha generado una gran controversia entre la crítica, cuyas reflexiones opuestas están representadas por Round y Rico como sus principales detractores y del otro lado de la orilla Di Camillo —y posteriormente Russel— en su defensa.45 En este estudio, sin embargo, fueron de mucha utilidad los postulados que formula Lawrance cuando propone la noción de «humanismo vernáculo», en los que sugiere tomar ciertos recaudos a la hora de utilizar la vara del humanismo italiano para medir el humanismo en la Península y así lograr apreciar las particulares características que el mismo supuso en un contexto diverso como es el español.46 Es pertinente señalar que, aunque tal vez no con esta formulación explícita, Di Camillo ya había aludido a un humanismo de características «vernáculas».47

      Asimismo, hay que aclarar, el estudio del comentario de textos en los siglos XV y XVI ha cobrado un nuevo vigor en los últimos años gracias a críticos como Weiss, Miguel-Prendes, Cortijo Ocaña, Codoñer y Jiménez Calvente, entre otros, que han comenzado a considerarlo como un género independiente.48 Impulsados por su rechazo a ciertas concepciones en las cuales se lo tilda de discurso complementario —derivadas de la postura de Cesare Segre, quien le confiere al comentario una posición de absoluta subordinación respecto del texto—,49 dichos críticos han rescatado la calidad literaria y discursiva de estas obras tan populares en la España tardomedieval, así como su gran valor por el material que aportan para la comprensión de las actitudes literarias de la época.50 En este sentido, considero muy pertinente el análisis de la obra de Villegas, pues, como señala muy bien Miguel-Prendes, «entendida desde el horizonte de expectativa del lector medieval, la glosa puede ser apreciada estéticamente; no es por tanto un texto complementario, sino una obra literaria por derecho propio».51

      Finalmente, resulta necesario dar cuenta de un aspecto que es fundamental abordar a la hora de estudiar textos medievales y que, sin embargo, en la traducción de Villegas ha sido muy poco atendido: sus problemas de transmisión textual. Lo poco que se ha dicho al respecto se encuentra en trabajos de carácter general, es decir, en catálogos o estudios generales sobre la traducción en la Edad Media.52 En principio, al abordar no ya las descripciones y/o catálogos sino también los pocos trabajos que se han dedicado a este texto ya se pone en evidencia las incongruencias de la crítica a la hora de tratar de definir la fecha en la que habría comenzado el proceso de traducción, datada la mayoría de las veces a fines del XV. Además, se viene dando por sentada una relación de filiación entre el manuscrito y el impreso que puede ponerse en duda fácilmente si se tiene en cuenta la tendencia teórica de los últimos estudios que se centran en este período de los comienzos de la imprenta. Me refiero a las recientes advertencias sobre cómo la transmisión del impreso entronca con los mecanismos textuales de transmisión del manuscrito o, en otras palabras, cómo los impresos solían ser objeto de copias manuscritas. Es decir, los últimos estudios sobre filiación genética durante este período, en especial los trabajos compilados por Josep Lluís Martos, han comenzado a prestar atención y dar cuenta de las problemáticas derivadas de una dirección o sentido de la trasmisión textual que, aunque hasta ahora había sido muy desatendido por la crítica, no era poco habitual.53 Por tanto, la relación entre el testimonio manuscrito de nuestra traducción y su versión impresa, así como su datación, requirieron de una problematización minuciosa.

      Frente a tal estado de cosas, se impuso la necesidad de un estudio profundo sobre este texto que dé cuenta de problemáticas que no habían sido abordadas, como por ejemplo sus problemáticas de transmisión textual o la complejidad que el comentario le otorga al texto traducido. Respecto de la traducción, a su vez, he dejado clara la necesidad de superar la preferencia formalista por la inmediatez textual, por el análisis exclusivamente interno de la traducción (aunque sin desestimarlo) y entender el contexto como instancia necesaria de análisis. En este sentido, coincido con Funes y Delpy cuando establecen qué perspectiva será necesaria tomar para recuperar el interés sobre el campo de la traducción, tan central en los estudios posmodernos:

      En el enfoque de la especificidad histórica del fenómeno de la traducción, en el trazado de sus perfiles histórico-culturales concretos, en ese campo es posible iluminar el sentido de esta pequeña parcela del quehacer humano y su relevancia en el conjunto de las producciones simbólicas de una cultura determinada. Allí todavía quedan cosas por decir.54

      Más recientemente Di Camillo también señaló la necesidad, en el ámbito de la traducción medieval, de abordajes de este tipo: «Si bien se han abordado los problemas en torno a la teoría y la práctica de la traducción en la Castilla del XV, faltan todavía estudios que puedan iluminar las condiciones económicas o los mecanismos socio-culturales que por cierto incidieron en la tarea del traductor».55 Por tanto, en el estudio de esta traducción y su comentario resulta necesario salir del estrecho ámbito de las intenciones y connotaciones exclusivamente didácticas e incluir el estudio de sus huellas políticas, ideológicas y culturales y así lograr superar la visión acotada que se tiene sobre sus mecanismos de traducción. Con estos fines, la hipótesis fundamental que sustento aquí es que los mecanismos de interpretación y traducción en ambas instancias hermenéuticas —la de la traducción y la del