y también después, durante los pocos años de matrimonio. Con esto quiero decir que no era una mujer ajena a los entresijos, las dificultades y los peligros que comportaba la actividad política. Además, Mercedes compartía con su marido las mismas ideas, y le apoyaba en todo hasta el punto de poner en riesgo su propia vida. Sin embargo, parece que su relación con las actividades políticas, al menos hasta meses antes de la sublevación militar, fue de forma indirecta y a través de las actividades de su marido. Esto cambió en marzo de 1936, cuando Onésimo fue encarcelado. A partir de ese momento, Mercedes se implicó totalmente en Falange.
Cuando Andrés Redondo nombró a Mercedes Sanz-Bachiller jefa provincial de la Sección Femenina de Valladolid existían, dentro del jonsismo vallisoletano, mujeres candidatas a ocupar este puesto. Se trataba de las mujeres que habían entrado a formar parte de las JONS vallisoletanas de la mano de Rosario Pereda y que, junto a ella, habían fundado la Sección Femenina de Valladolid. Pero detengámonos un momento en estas mujeres jonsistas. Lo primero que hay que remarcar es que las JONS de Valladolid fueron las primeras en admitir a una mujer en sus filas: Rosario Pereda.44 Esta joven maestra, nacida en el santanderino municipio de Ramales, empezó a colaborar con las JONS ya en 1932, e incluso en la campaña electoral para las elecciones de noviembre de 1933 participó activamente junto a Onésimo Redondo. Pereda consiguió atraer hacia las JONS a otras mujeres vallisoletanas, con las que formó la JONS femenina y con las que empezó a colaborar con los varones dentro del propio partido. De este primer grupo de mujeres jonsistas salió el grupo fundador de la Sección Femenina vallisoletana pocos años después.45 En el entorno de José Antonio también había un grupo de mujeres que habían pedido afiliarse a Falange, pero no habían sido autorizadas: Luisa de Aramburu, Inés y Lola, primas de Pilar y Carmen Primo de Rivera, y Dora Maqueda. Estas mismas mujeres asistieron al acto fundacional del Teatro de la Comedia, el 29 de octubre de 1933, y continuaron reuniéndose hasta conseguir sus carnets de afiliación. Pues bien, según el testimonio de Dora Maqueda, recogido por Delgado Bueno, fue el 12 de junio de 1934 cuando, convocadas por José Antonio, un grupo de mujeres recibieron el encargo de agrupar en una «sección femenina» a las jóvenes para encuadrarlas dentro de Falange. A esa reunión asistieron Inés, Lola y Pilar Primo de Rivera, Dora Maqueda, Luisa de Aramburu, Marjorie Munden y María Luisa Bonifaz. Además, José Antonio les encomendó que, junto a las mujeres que ya formaban parte del SEU, como Mercedes Formica, organizasen la atención a los numerosos falangistas que habían sido detenidos y permanecían en prisión.46 El 4 de noviembre de 1934,47 este grupo inicial de mujeres falangistas se dirigieron por carta a todos los delegados provinciales de FE-JONS para que propusieran a una mujer, entre las afiliadas, que pudiera encargarse de la Sección Femenina, o que buscaran alguna candidata entre las simpatizantes. En Valladolid se celebró una reunión fundacional a finales de 1934 por orden de Onésimo Redondo, quien, «encargó al delegado local Mariano Greciet Miguel que avisase a Rosario Pereda para que organizase el acto». Rosario Pereda convocó a diez mujeres que ya formaban parte de Falange y que pasaron a ser las fundadoras de la Sección Femenina vallisoletana: Dolores Martín Alonso, Consuelo González Oliveira, Feliciana Santamaría Alonso, Sagrario Amo Peña, Pilar de la Iglesia Somavilla,48 Felisa Molina Rojo, Teresa de Castro Caballero, Joaquina Greciet Sarmiento, Perpetua Membrilla Pérez y Amalia Hernández Pérez. La Sección Femenina de Valladolid pasó a estar liderada por Rosario Pereda.
Por lo tanto, cualquiera de estas mujeres hubiera podido asumir el cargo de jefa provincial de la Sección Femenina vallisoletana en el verano de 1936 en sustitución de Rosario Pereda, puesto que tenían más antigüedad y habían adquirido experiencia política con anterioridad, acompañándola en los numerosos mítines en los que participó o desempeñando cargos destacados. De hecho, dos de ellas, Dolores Martín Alonso y Consuelo González Oliveira,49 habían tenido cargos de relevancia: la primera fue fundadora del SEU vallisoletano y la segunda desempeñó el cargo de secretaria de la Sección Femenina antes del golpe de estado de julio de 1936 y, después de la sublevación, fue jefa de las mujeres que prestaban servicios en el cuartel de milicias y jefa de distritos de la Sección Femenina. Además, es posible que desde que Rosario Pereda se trasladó a Ramales, a mediados de junio de 1936, fuera Consuelo González Oliveira la que asumiera la dirección de la organización.
A todo ello hay que añadir el hecho de que Mercedes Sanz-Bachiller no había asistido a la reunión fundacional. De hecho, se desconoce si estaba afiliada a FE-JONS en aquel momento. Tampoco hay indicios de que, ni en los años anteriores, ni tampoco en el momento de la fundación de la Sección Femenina, dedicara su atención a otra cosa que no fuera su familia, su marido y sus dos hijas pequeñas. Debemos suponerla, pues, ocupándose del cuidado de su familia y siguiendo, desde una segunda posición, las actividades políticas de Onésimo y de Rosario Pereda, a la cual debió de conocer por su estrecha relación con su marido. Sin embargo, y a pesar de todas estas circunstancias, el día 12 de agosto de 1936,50 Mercedes Sanz-Bachiller fue nombrada por Andrés Redondo jefa provincial de la Sección Femenina de Valladolid, e incluso es probable que también fuera nombrada jefa territorial y tuviera a su cargo varias provincias.51
¿Qué pudo motivar, pues, la elección de Mercedes Sanz-Bachiller? Sin duda, hubo un elemento fundamental: el hecho de haberse convertido en la «viuda de Onésimo Redondo» y, como madre de los hijos de Onésimo, en la custodia de su legado. Paul Preston ya identificó hace unos años como principales motivos los siguientes: «las razones de Andrés Redondo [...] no tenían más fundamento que las que subyacían tras su propia toma de poder –un vacío de poder y “derechos de herencia”–»,52 es decir, que también en Mercedes Sanz-Bachiller confluían estos dos condicionantes, la existencia de una vacante y sus propios «derechos de herencia» como «viuda de Onésimo Redondo» que era. Además, hay que tener en cuenta el hecho de que Andrés Redondo conocía su trayectoria al lado de Onésimo y había visto cómo Mercedes, en las semanas previas a la sublevación militar, había demostrado su valía haciendo de enlace entre los falangistas que estaban libres y los que estaban presos, y que había colaborado en lo posible a la preparación del golpe. Además, puede que Andrés, movido por la ambición que algunos contemporáneos suyos le atribuyeron, quisiera fortalecer su propia posición en Falange, ya que el partido se encontraba en una situación precaria y bajo la provisionalidad de una Junta de Mando presidida por Manuel Hedilla.
Bien, el hecho es que Mercedes Sanz-Bachiller asumió el cargo de jefa provincial el 12 de agosto de 1936. Las cifras que se ofrecen sobre el número de afiliadas a la organización femenina vallisoletana en aquel momento son dispares. Según Palomares Ibáñez,53
en enero del 36 la organización femenina no llegaba al medio centenar de afiliadas. Otras tantas ingresan desde entonces hasta julio del mismo año. Durante al mes de agosto asistimos respecto de meses anteriores a un boom de afiliaciones. Sólo en la capital se inscriben casi 400 nuevas camaradas.
Este mismo autor califica de «triunfalistas» los datos aparecidos en el mes de noviembre de 1936 en el Diario Regional: 2.500 afiliadas en la capital vallisoletana y 8.000 en la provincia. Palomares Ibáñez, además, señala que la propia Mercedes Sanz-Bachiller, en el acto de bienvenida a Rosario Pereda, el 1 de septiembre de 1937, dijo que había 1.200 afiliadas. Contrasta sobremanera el dato que, en su diario personal, escribió Javier Martínez de Bedoya, la víspera del acto de bienvenida a Rosario Pereda, señalando que en esos momentos la cifra era de 12.000 afiliadas,54