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La ciudad en movimiento


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Estado, ni a los privados ni, por supuesto, a los usuarios. Siguiendo esas premisas, la pretensión de este libro es clara: estudiar, desde una perspectiva histórica, uno de los ámbitos más sensibles de las ciudades contemporáneas, como lo es el transporte y la movilidad con relación al desarrollo urbano y social. La invitación a las y los autores de los diversos artículos fue hecha a partir de esa premisa, teniendo como eje unificador a Santiago y dejando a criterio individual enfatizar en cuestiones de infraestructura, planificación, tecnología, alcances sociopolíticos u otros.

      Varios de estos investigadores participaron en dos instancias de exposición y discusión: las XXIII Jornadas de Historia de Chile, organizadas por la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile y el Segundo Congreso Iberoamericano de Historia Urbana, a cargo de la Universidad Autónoma de México, UNAM. En el primer caso, el evento debió ser cancelado por –sugerente coincidencia– el estallido social de octubre de 2019. De este modo, fue en Ciudad de México, un mes después, donde al fin se pudieron debatir aspectos de la historia del transporte y la movilidad, a partir de presentaciones en la mesa titulada “Infraestructura, transporte y sociedad. Chile urbano en el siglo XX”, que han derivado en algunos de los artículos aquí incluidos. En este sentido, el libro es, en buena medida, el resultado de un diálogo y reflexión entre pares, que ha tenido como caso de estudio primado a la ciudad de Santiago.

      Por ello, los distintos artículos que integran este libro comprenden esas modalidades en su dimensión tecnológica, pero también desde una amplia cantidad de protagonistas asociados a ellas: en un arco que parte en los privados y luego incorpora al Estado y los partidos políticos, a los trabajadores del rubro, a los ciudadanos comunes y corrientes, a las tecnocracias y las discusiones intelectuales sobre la actividad. Esta variedad de sujetos, discursos e intereses es un buen reflejo de la multitud de actores sociales involucrados en la implementación y funcionamiento de estos servicios urbanos. La coexistencia de diversos modos de locomoción, así como de sus protagonistas, distó de ser una relación armónica y más bien se mantuvo en un precario equilibrio, aunque no exento de tensiones. En este sentido, esta obra se inserta en un panorama mayor de estudios históricos sobre movilidad y el transporte que se ha venido desarrollando desde aproximadamente una década, por lo cual se busca ofrecer una paleta de artículos que reflejan problemáticas que han movilizado el interés de los investigadores más recientes.

      La ciudad en movimiento: la composición y estructura de un libro colectivo

      Los textos que componen el libro abordan un arco temporal que va desde la década de 1860 hasta el año 1969, esto es, más de un siglo de historia de Santiago. Dado el mencionado origen de los diálogos que han originado este libro, este no pretende entregar una mirada “total” a la movilidad y el transporte colectivo en el siglo XX. Por ello, los artículos corresponden a recortes temáticos y temporales, siendo a nuestro juicio un mérito de estos el mostrar diversas aristas de los medios de circulación existentes, más que un continuum temporal. Ello explica, por ejemplo, que no se hayan incorporado –pese a su relevancia– publicaciones referidas in extenso a las décadas de 1930 y 1940.

      Los autores muestran así desde la puesta en marcha del ferrocarril hasta el inicio de las obras del Metro, siendo decidor que tres de los seis trabajos investiguen al tranvía eléctrico y sus ramificaciones políticas, sociales y culturales: no hay que olvidar que, desde su estreno en 1900, estuvo más de cincuenta años circulando por las arterias capitalinas, siendo en sus primeras décadas el medio más utilizado y un emblema de lo que se consideraba una ciudad moderna. Más allá de esta convergencia, un factor común entre los diversos artículos es considerar a las diversas tecnologías como parte de un proceso de ruptura en la formación de la ciudad moderna –con recambios permanentes que a su vez transformaron las conductas sociales– sosteniendo así que las modificaciones en las infraestructuras y los medios de transporte impactaron en el desarrollo urbano y este, a su vez, condicionó las formas de circulación y el propio modo de vida cotidiano.

      Partiendo de esa base, cabe recalcar que, dado el mencionado origen de los encuentros que han originado esta obra (jornadas de estudio y congresos) y pese a sus mencionados elementos en común, los artículos tienen una variedad tanto en sus temáticas como enfoques. En esa senda y junto con proporcionar los resultados de dichos encuentros de investigadores, se busca ofrecer un cuadro amplio de la producción contemporánea con respecto a este problema en las tres principales casas de estudio capitalinas (Universidad de Chile, Pontificia Universidad Católica de Chile y Universidad de Santiago). Ya sea por su formación de pregrado o por un postgrado actual o finalizado, las y los autores de los artículos provienen de esas corporaciones y han presentado recientemente tesis que han servido de base para estos trabajos. Esto se refleja en la variedad de los enfoques que se proporcionan, lo que a nuestro entender permite plasmar, al menos en parte, la sinergia generada entre pares.

      Esta serie de recortes temáticos y temporales ya señalados es también un llamado a nuevas producciones. En efecto, quedan varios medios y modos de circulación para estudiar por futuras investigaciones: taxis, taxis-colectivos, bicicletas y movilidad peatonal, por nombrar algunos de los más relevantes. Habrá que sumar también los diferentes usos según género y edad. Por otro lado, también merece ser destacado que, tal como se desprende de un problema que admite numerosas miradas, como es el transporte y la movilidad, las fuentes documentales que constituyen la base argumental de los capítulos del libro dan cuenta de esa variedad, integrando proyectos de ingeniería, prensa de gran circulación, publicaciones periódicas de gremios, fotografías y croquis, entre otras.

      En ese panorama, Elisabet Prudant indaga en un episodio poco conocido, el “affaire de la Chilian Electric Tramway”, ocurrido en la década de 1910. La trama se urdió en el contexto de las repercusiones de la Primera Guerra Mundial en América Latina y envolvió a las autoridades municipales, a la Delegación Británica en Chile, a los trabajadores del gremio tranviario y a la administración extranjera del sistema de transporte público de la capital (la Ch. E. Tramway). El texto analiza aquellos factores que adquieren relevancia al informar las contradicciones en y por el acceso a la movilidad.

      Carlos Sottorffexplora la construcción de la Estación Central de ferrocarriles y su impacto en el desarrollo urbano del sector poniente capitalino durante las décadas finales del siglo XIX. El escrito plantea que el terminal –el primero en su tipo que tuvo la ciudad– debe ser entendido como un objeto más complejo, una pieza urbana, centrando su mirada en la interacción entre el tren, la infraestructura (conformada por hangares, bodegas y talleres) y el entorno, en especial la Alameda y calles aledañas.

      Yohad Zacarías aborda una de las renovaciones tecnológicas cruciales de finales del siglo XIX e inicios del XX: la electrificación. La autora fija su interés en los efectos para el servicio de tranvías (el reemplazo de los “carros de sangre”), para el alumbrado público y también para el propio paisaje urbano, generando una serie de representaciones sociales sobre los significados