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La ciudad en movimiento


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en momentos además donde campos como la ingeniería de transportes aún no se desarrollaban en el país, buscando así contribuir al desarrollo de una incipiente tecnocracia en torno a la movilización colectiva21.

       Plano 1

      Santiago en 1930, cuando tenía seiscientos mil habitantes y ya había sobrepasado los límites establecidos por el intendente Vicuña Mackenna en 1872. Contenida la ciudad consolidada por el Ferrocarril de Circunvalación, su creciente extensión hacia las nuevas periferias hacía imprescindible su relación con infraestructuras y medios de transportes, tales como líneas tranviarias o nuevas avenidas intercomunales, proceso que se aceleraría en las décadas siguientes.

      Fuente: Plano completo de Santiago con todas las calles, pasajes, cités, etc. confeccionado por orden del Sr. Prefecto de Policía Don Rafael Toledo Tagle, Santiago, Imprenta Barcelona, 1918.

      Frente a la profusa literatura técnica sobre el ámbito de nuestro interés, que fue surgiendo desde la segunda mitad del siglo XX, las humanidades y ciencias sociales permanecieron mayoritariamente al margen. La ausencia de lo urbano como problema para la historiografía en medio del convulso contexto político de los años setenta alejó la problematización de dichos servicios como temática de discusión pública, aunque nombres destacados como los del historiador Armando de Ramón comenzaron a llamar la atención sobre estos tópicos a comienzos de la década de 1980. Esto generó no solo un renovado interés sobre la evolución de la movilidad en la ciudad, sino que impulsó, de forma paulatina, una nueva relación entre historiadores, urbanistas y arquitectos, entre otras disciplinas afines al estudio de la ciudad y sus múltiples puntos de abordaje como problemática histórica.

       Plano 2

      Plano de Santiago, 1958. Si el crecimiento hacia la década del treinta se sostenía en medios e infraestructuras de transporte como el tranvía y el ferrocarril, el nuevo escenario urbano de la capital mostraba un radio extenso, con una locomoción colectiva que debía satisfacer la movilidad de casi dos millones de personas y que hacía imprescindible nuevas inversiones en obras públicas, como un ferrocarril subterráneo y un mayor parque de autobuses, el principal medio de transporte para la época.

      Fuente: Instituto Geográfico Militar (Chile).