Gaztelueta”, SetD 4 (2010), p. 114.
[5] Sobre la historia de este colegio, ver Ramón POMAR, Gaztelueta, un estilo educativo, Las Arenas, Fundación Gaztelueta, 1997, además del artículo de SetD apenas citado.
[6] Cfr. Madonna M. MURPHY, “Educación y enseñanza”, en DJE, p. 363.
[7] Cfr. Ramón POMAR, “San Josemaría y la promoción...”, p. 118.
[8] Cfr. John L. ALLEN JR., Opus Dei. An Objective Look Behind the Myths, New York, Doubleday, 2005, pp. 33-35.
[9] En los últimos años han ido apareciendo múltiples estudios históricos y conmemorativos sobre iniciativas de este tipo, en todo el mundo. Remitimos a los elencos bibliográficos de Studia et Documenta, que dan noticia prácticamente exhaustiva de ellos: cfr. SetD 4 (2010), pp. 528-538; SetD 9 (2015), pp. 478-490; SetD 12 (2018), pp. 522-531.
[10] Se puede excluir que el párrafo fuera añadido después de 1968 pues el texto mecanografiado en las cuartillas m5 coincide con v5, excepto en el párrafo en cuestión y en algunas pequeñas enmiendas autógrafas correspondientes a la fase m52, posterior al volumen II de 1968.
1a 1 Mt 28,19. | 2 Mt 28,20. | →
1b 3 Pr 8,1-3. | →
1c 4 Ef 4,12-13. | →
2a 5 PÍO XI, enc. Divini illius Magistri, 31 de diciembre de 1929, AAS 22 (1930), p. 54. Cfr. LEÓN XIII, enc. Libertas, 20 de junio de 1888, ASS 20 (1887), pp. 593-613. | 6 Ef 1,10. | →
2c 7 A Diogneto, 6 (SC 33, p. 65). | →
3a «euntes ergo...»: cfr. Mt 28,19. | «misión específica de los seglares»: entre los años veinte y cincuenta del siglo XX, el apostolado de los laicos era generalmente visto como una mera participación en el apostolado jerárquico, consecuencia de haber recibido un mandato o misión canónica. En aquellos momentos ese planteamiento supuso un progreso en el papel eclesial de los laicos y le dio una gran vitalidad, principalmente a través de la Acción Católica y organizaciones afines. Pero, como hizo notar el Concilio Vaticano II, esa visión tenía algunos límites, pues «el apostolado de los laicos es participación en la misma misión salvífica de la Iglesia, apostolado al que todos están destinados por el Señor mismo en virtud del bautismo y de la confirmación» (LG, 33), es decir, no en virtud de un mandato o misión canónica, sino por fuerza de la propia vocación bautismal. Lo cual no quita, como añade enseguida la Lumen gentium, que los laicos puedan ser llamados a colaborar de manera «más inmediata con el apostolado de la Jerarquía», incluso ejerciendo ciertos cargos eclesiásticos; pero, como deja claro el texto conciliar, su misión propia está en la santificación del mundo, en su evangelización, en la dilatación del reino de Dios en medio de las cuestiones temporales (cfr. ibid. n.º 35), porque son, como dice aquí Escrivá, «miembros vivos de la Iglesia de Dios». Sobre este tema, ver Conversaciones, OC,I/3, n.º 21, pp. 194-195.
3b →
3c 8 Pr 14,34. | 9 Pr 11,11. | →
4c 10 Sb 7,13.
5a 11 Jn 1,4-5,9-12.
5c →
5d 12 S. Th. II-II, q. 188, a. 5 ad 2. | →
6a 13 PÍO XI, enc. Divini illius Magistri, p. 51.
6b 14 LEÓN XIII, enc. Inscrutabili, 21 de abril de 1878, ASS 10 (1877-1878), p. 590.
6c 15 Cfr. PÍO XI, enc. Divini illius Magistri, p. 77. | 16 TERTULIANO, De idololatria, 14 (SVC 1, p. 50).
7a 17 S. Th. II-II, q. 188, a. 5 ad 3. | «una actividad laical y secular»: en este y en los siguientes párrafos, san Josemaría realiza una distinción que puede parecer sutil, pero que para él es importante, ya que le permite explicar mejor un aspecto del espíritu que predica. El profesor o maestro del Opus Dei no enseña solamente movido por el deseo de realizar un apostolado eficacísimo, sino porque desea ejercitar su profesión, que es la docente, y de este modo dar gloria a Dios. Como cualquier otro cristiano, puede y debe santificar esa noble actividad, y tratar de acercar a sus alumnos a Dios, dando una visión y un criterio cristianos acerca de muchos aspectos filosóficos, históricos, éticos, etc., que son objeto de su enseñanza. Pero esto no quita que el trabajo profesional deba regirse por sus propios principios humanos, independientemente del apostolado que con él se realiza, como en cualquier otra profesión. Para Escrivá, la vocación profesional y la vocación a la santidad confluyen en la persona, pero son distintas. | →
7b «no pretenden nunca ejercer una profesión»: por el contexto y otras afirmaciones de Escrivá, cuanto dice en este párrafo no debe tomarse como una crítica velada a la meritoria tarea que realizan los religiosos en la enseñanza, llevada frecuentemente a cabo con altos niveles de profesionalidad y rigor científico. Lo que quiere subrayar san Josemaría, usando el contraste, es que el laico del Opus Dei no está llamado a trabajar en la enseñanza como consecuencia de su vocación a la santidad sino por su propia vocación profesional. Su trabajo es plenamente laical, no sacralizado, aunque esté ofrecido amorosamente a Dios. No es un mero apostolado, sino un trabajo civil que obtiene resultados apostólicos. Su visión acerca de la vida consagrada puede no coincidir con la que hoy día tienen de sí mismos muchos miembros de órdenes y congregaciones religiosas, pero para Escrivá el trabajo profesional de un religioso es consecuencia de una llamada a ejercer un apostolado. En el caso de un miembro del Opus Dei, ocurre lo contrario: un trabajo profesional se convierte en instrumento de apostolado. Las realidades seculares se quieren elevar a Dios sin que dejen de ser lo que son: trabajo laical de seglares responsables y al mismo tiempo atentos a la trascendencia cristiana de su tarea. | →
8a 18 Cfr. PÍO XI, enc. Divini illius Magistri, p. 63.
9a «no convendrá que trabajemos con los religiosos»: el criterio que establece aquí responde a lo que se ha venido diciendo: que los miembros del Opus Dei ejerzan su profesión con libertad, en medio del mundo, purificando e iluminando con el Evangelio tantos ambientes educativos alejados de Dios, porque a eso han sido llamados, sin confundir su vocación profesional con la llamada a la santidad, que ilumina aquella sin anularla, y sin querer refugiarse en ambientes oficialmente católicos para desempeñar su trabajo. De ahí también que los colegios promovidos por personas del Opus Dei no aparecerán como oficialmente católicos o confesionales, aunque sus valores estén firmemente inspirados