Luis Fernando Sánchez Huertas

El hacktivismo una redefinición de la acción política


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se hacen en torno a la cooperación, y, claro, allí era importante señalar los retos que el mundo digital supone para la soberanía de los Estados y el concepto mismo de territorio. Un aparte último fue publicado como discurso en el acto de admisión a la Academia Colombiana de Jurisprudencia, y mi intención clara, tal y como lo mencione en aquella oportunidad, fue la de advertir los nuevos temas de investigación y de reflexión que se abren para la academia sobre el tema de mi tesis.

      Publicar este trabajo de grado en su integridad sigue siendo útil para un estudiante de doctorado, pero –y acá apelo a la esperanza– desearía que fuera leído también por quien solo quiere entender un poco más de un tema tan maravilloso y vasto como las interacciones entre el mundo digital y el mundo real visto desde la teoría política. Al lector inadvertido y, en los términos de Aristóteles, pleno de vita contemplativa le agradezco el acto de leer este que es mi primer intento de entender estos temas para contribuir a la reflexión y, claro, a la reflexión.

      III.

      Hoy, después de cuatro años de haber defendido esta tesis, me reafirmo en la pertinencia del tema y en la necesidad de estudiarlo con mayor dedicación y empeño. En este tiempo he visto cómo, en pregrados, maestrías y doctorados, estudiantes dedicados y mucho más precisos que este servidor han iniciado interesantes investigaciones sobre los fenómenos sociales que se activan en lo que hoy con mayor claridad llamamos la cuarta revolución industrial. A lo largo de este tiempo los fenómenos se han incrementado en intensidad y en frecuencia, y de hecho ya se pueden analizar algunas de las consecuencias preliminares de esta nueva era de la humanidad.

      He decidido, junto a mi editor, no convertir esta tesis en un libro en sentido estricto por dos razones fundamentales. La primera es que hacerlo implicaría postergar investigaciones actuales que son fruto de esta y que puntualizan en fenómenos que, producto de la mentada cuarta revolución industrial, hoy vulneran derechos fundamentales, y por supuesto es clave analizarlos y lanzar las debidas voces de alerta. La segunda razón es más profunda, y tal vez más crítica: hoy no estoy conforme con varios de los resultados que entregué en la sustentación; incluso soy crítico de varios de ellos, hasta el punto de pensar en atacarlos y negarlos uno por uno. A manera de ejemplo, se está ante el estruendoso fracaso de la Primavera Árabe y sus terribles consecuencias, que se miden en vidas humanas y conceptualmente en los declives de las democracias. Siendo así, me parece que lo más honesto es tomar distancia de este trabajo, entregarlo al lector para su lectura y reflexión, y dedicar mis esfuerzos a las diferentes perspectivas que hoy me acompañan.

      Bogotá, septiembre de 2020

      Sobre el Atlántico avanzaba un mínimo barométrico en dirección este, frente a un máximo estacionado sobre Rusia; de momento no mostraba tendencia a esquivarlo desplazándose hacia el norte. Las isotermas y las isóteras cumplían su deber. La temperatura del aire estaba en relación con la temperatura media anual, tanto con la del mes más caluroso como con la del mes más frío y con la oscilación mensual aperiódica. La salida y puesta del sol y de la luna, las fases de la luna, de Venus, del anillo de Saturno y muchos otros fenómenos importantes se sucedían conforme a los pronósticos de los anuarios astronómicos. El vapor de agua alcanzaba su mayor tensión y la humedad atmosférica era escasa. En pocas palabras, que describen fielmente la realidad, aunque estén algo pasadas de moda: era un hermoso día de agosto del año 1913.

      MUSIL (2006)

      EL HACKTIVISMO COMO PUNTO DE INFLEXIÓN DE LA POLÍTICA

      La relación mano-cerebro ha sido estudiada y analizada por la mayoría de las civilizaciones de la humanidad. En Grecia, por ejemplo, a la hora de ordenar los oficios de los hombres para luego organizarlos socialmente, quienes usaban con mayor frecuencia las manos eran personas que obedecían instrucciones, y al hacerlo las ensuciaban, así como también otras partes de su cuerpo. Esta era considerada una acción innoble. Por ello dichas personas ocupaban un lugar inferior en la escala social. En cambio, quienes hacían menor uso de las manos eran aquellos que usaban más su cerebro, razón por la cual ocupaban una posición privilegiada en la sociedad. El concepto de areté presente en la lírica y la épica de la Odisea y en las tragedias de Esquilo, como también en la República de Platón y la Política de Aristóteles, a la hora de organizar los oficios de la sociedad helena es prueba de ello.

      De la lectura de Aristóteles en lo referente a este punto, Hannah Arendt (2006a) toma los elementos de acción, trabajo y labor para discernir sobre estos, los cuales son imprescindibles para determinar la condición humana. El resultado de este profundo análisis de Arendt define las diferencias entre el animal laborans, el homo faber y el zoon politikón. Tales modelos de hombre no solo son distintos sino también distantes. Estas formas de vida reciben por Aristóteles una clasificación superior que las contiene: la vita activa y la vita contemplativa. Entre estas, la primera es innoble, mientras que la segunda está llena de areté.

      Con base en lo anterior, en este libro se rescata la tensión entre la vita activa con labor y trabajo y la vita contemplativa con acción política. Aquí se afirma que los hacktivistas de la red, inmersos en el ocio y la contemplación propios de la vida contemplativa, en sus acciones crean una relación distinta entre la mano y el cerebro sobre la base de una conexión diferente que las potencia aún más: la relación entre lo real y lo virtual.

      El estudio de las acciones de los hacktivistas como acontecimiento político y su relación post- y neo- con la “acción política” implica dos planos de acción, de investigación y de reflexión. Los planos, el real y el virtual, están hechos de distintos materiales, pero en principio el uno es espejo del otro, solo que posteriormente el segundo reclama independencia, cortando las cuerdas que lo atan al primero. Qué tantas cuerdas se cortan, cuáles subsisten o, incluso, cuáles se tensan para adaptarse a la pretendida separación son las preguntas de fondo que busco responder en este libro. Esto frente al fenómeno del hacktivismo entendido como acontecimiento. Para hacerlo, describo el punto de inflexión que los planos real y virtual intervenidos por el acontecimiento del hacktivismo generan en la pregunta por la política y sobre el destino actual de esta.

      Hago uso, a manera de epígrafe, del párrafo introductorio de El hombre sin atributos de Musil (2006), que recrea de manera maravillosa la condición del hombre moderno heredero de una tradición cultural enorme, pero con la necesidad de traducirla en breves líneas en aras de la concreción. Esta circunstancia es muy cercana a la mía a la hora de analizar el fenómeno tan interesante y tan complejo de la ciberpolítica y el hacktivismo.

      Con esto en mente, el tema principal del libro que aquí presento es el análisis y la comprensión del fenómeno del hacktivismo dentro de las ciberpolítica en la cibercultura. Desde varias esquinas de la ciencia política y la teoría política la pregunta recurrente es cuáles son los nuevos destinos y los nuevos rumbos de la política. En atención a esto, encontramos que los fenómenos ocurridos con ocasión de la Primavera Árabe, los indignados y los okupas desde 2007 hasta 2013, incluso hasta el presente, son el ejemplo de los aparentes nuevos espacios de lo político. En este trabajo se encuentra, por otra parte, que el acontecimiento del hacktivismo y la ciberpolítica es parte de un fenómeno que despierta un posible nuevo destino o nuevo espacio para la reflexión de lo político, lo cual da respuesta a la pregunta sobre la diferencia entre la política y lo político y sus nuevos destinos.

      Ahora bien, teniendo en cuenta una perspectiva teórica, la apuesta de esta obra es la de la reflexión sobre un fenómeno político que deviene en acontecimiento político, y por ende redefine el ejercicio de la política y de la acción política concreta. De este modo, el objetivo del presente texto es analizar las acciones de los sujetos activistas para demostrar que el hacktivismo es una nueva forma de hacer política revolucionaria en los términos de Arendt2, y una verdaderamente nueva, en los términos de Buck-Morss3.