Alberto Ramírez Avendaño

Enseñanza del Español como Lengua Extranjera - ELE -,


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y fotos. Cada unidad está formada por objetivos específicos y contenidos comunicativos, lingüísticos y culturales. El libro está orientado para cursos de ELE de inmersión en Colombia y para estudiantes de español de Hispanoamérica.

      La Competencia Comunicativa se refiere a la capacidad que tiene una persona para comunicarse en una lengua. El poseer esta competencia incluye el conocimiento de la lengua y la habilidad de usarla en determinados contextos. Hymes (1996), explica que esta competencia está mediada por el contexto social, las necesidades y las motivaciones; de igual forma, por la acción, siendo la posibilitadora de esas motivaciones, necesidades y experiencias.

      Con base en el documento sobre Estándares Básicos de Competencias en idiomas extranjeros (inglés) propuesto por el Ministerio de Educación Nacional – MEN, las competencias se entienden como los conocimientos, habilidades y características individuales que la gente usa para actuar e interactuar en un contexto determinado. De esta manera, en el aprendizaje de un idioma extranjero, en nuestro caso el español como lengua extranjera, es primordial el desarrollo de la competencia comunicativa. Esta competencia incluye: la competencia lingüística, que se refiere al conocimiento que el individuo posee de una lengua, de su forma y de su significado; la competencia pragmática, la cual alude al conocimiento del uso de la lengua para alcanzar ciertos objetivos o intenciones comunicativas. Esta competencia incluye la competencia discursiva y la competencia funcional. Finalmente, la competencia sociolingüística, que tiene que ver con el conocimiento de las condiciones sociales y culturales que se ven reflejadas durante el aprendizaje de la lengua extranjera. En esta línea se apoya el presente proyecto.

      Así las cosas, la presente investigación mantuvo como foco el desarrollo de la competencia comunicativa en lengua española y sus habilidades lingüísticas básicas: escucha (y escucha comprensiva), oralidad (habla y canto), lectura (y comprensión lectora) y escritura (como producción).

      En el mundo actual en el que vivimos, y gracias a la tecnología, es más factible estar expuestos a interactuar con personas de diferentes culturas quienes hablan otros idiomas, en nuestro caso, en español como lengua extranjera. Así las cosas, es pertinente comprender a qué se refiere la competencia intercultural.

      Esta competencia está relacionada con la actitud que se tiene hacia otras culturas, partiendo de la comprensión de su propia cultura. Byram (2009), afirma que, cuando una persona aprende un idioma extranjero no solamente se expone a desarrollar su habilidad de comunicarse, sino a la habilidad de asegurar una comprensión de esas personas que hablan otro idioma y quienes poseen una identidad cultural distinta a la propia. Así, se puede resumir que, al aprender un idioma extranjero, se debe desarrollar la competencia intercultural en la que el aprendiz es capaz de interactuar en el idioma objeto del aprendizaje con hablantes que poseen una cultura diferente. Al hacerlo se debe tener en cuenta que existen perspectivas, valores y conductas que son distintivas.

      El modelo de Educación Bilingüe Intercultural, surge como una necesidad de comunicación y de expansión en el siglo XVIII en Europa y posteriormente, es implementado en los pueblos de México y Centro América en el cual las comunidades aborígenes están expuestas a un aprendizaje en dos idiomas simultáneamente. A partir de esas experiencias, este modelo se ha extendido a toda América Latina en diferentes formas según los contextos sociohistóricos y sociolingüísticos (López & Küper, 1999). En este sentido, la definición y comprensión del concepto de educación bilingüe no es algo nuevo, por el contrario, esta toma diversas formas (monolingüismo, bilingüismo, multilingüismo y biliteracidad).

      En el caso específico de Colombia, el gobierno nacional y el Ministerio de Educación Nacional, han hecho propuestas como se enuncia a continuación: Programa Nacional de Bilingüismo (2004-2019); Programa para el Fortalecimiento de Lenguas Extranjeras (2010 – 2014); Ley 1651 de 2013, Ley de Bilingüismo; y en la actualidad Programa Nacional de Inglés (2015 – 2025). Para el cuatrienio 2018-2022, el Ministerio resalta “…la importancia del aprendizaje de las lenguas extranjeras radica en que son vehículos de comunicación, interacción, generación de oportunidades y desarrollo, tanto para nuestros niños, niñas, adolescentes y jóvenes en el sistema educativo, como para sus comunidades y regiones” (1) Así mismo, “se busca garantizar que el estudiante desarrolle una competencia comunicativa y unas habilidades a nivel oral y escrito que le permitan desenvolverse en contextos de interacción comunes y sencillos” (1). Sustentado en los objetivos y metas de los proyectos de bilingüismo en Colombia, se puede afirmar que, a pesar de que estas propuestas están orientadas a la enseñanza del inglés como lengua extranjera, las metodologías propuestas y utilizadas aplican también a la enseñanza del español como lengua extranjera. De esta manera, las fiestas populares de Colombia en la enseñanza y aprendizaje del idioma español como lengua extranjera apuntan a desarrollar las habilidades comunicativas e interculturales de los aprendices del español, guiados por el Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas (MCER). En esta propuesta se ha tenido en cuenta una didáctica apropiada a las necesidades de los nuevos hablantes: actividades de comprensión de lectura, de escritura, de escucha, de vocabulario, de gramática y por supuesto, actividades que promueven la competencia intercultural a través de las fiestas colombianas más representativas, así los aprendices están expuestos a aprender e interactuar en contextos propios de cada región donde se celebran estas festividades. Por lo mencionado anteriormente, es importante resaltar la importancia de enseñar una lengua a través de su cultura, así lo expresa Altamar (2015), “un buen profesor de español no solo enseña la gramática y la pronunciación, sino que es culturalmente sensible, ubica al estudiante en un contexto cultural y muestra aptitudes y actitudes de acercamiento hacia las culturas de sus estudiantes” (p. 2). Al respecto, Altamar destaca que, no se trata solamente de enseñar reglas gramaticales y vocabulario, sino de establecer una relación directa entre lo cultural y la lengua. En el caso concreto de la enseñanza del español como lengua extranjera, se busca que el aprendiz conozca la cultura de cada región por medio del lenguaje de las fiestas más representativas, mientras profundiza en su competencia comunicativa e intercultural.

      Pero, más allá del desarrollo de las competencias mencionadas, la aplicación de este libro resultado de investigación en procesos de enseñanza de ELE, abre la posibilidad de una formación bilingüe de los beneficiarios, en la medida en que las unidades didácticas que constituyen el libro recurren a otras pedagogías bilingües de orden social y cultural que ponen en relevancia dinámicas conversacionales para interactuar en contextos reales de comunicación, con apoyo del lenguaje popular o corriente, el que circula en la vida cotidiana. Esto, en razón de que cuando se celebran las fiestas los individuos que aprenden ELE, entran en el lenguaje de las mismas y, como consecuencia, interiorizan la lengua que vehiculiza la comunicación genuina, portadora de significados y sentidos difícilmente logrables con un sistema de lengua académica o culta. De esta manera, la alternancia de la lengua nativa del hablante extranjero y el español que aprende se traslapan para generar manifestaciones de bilingüismo en el Nivel C del MCRE.

      De acuerdo con González y Beltrán (1986), “la cultura es la habitación del hombre, su morada” (128); y surge cuando el hombre habita la tierra, habita el mundo, “vive en”. Por ello, el significado de cultura así definido, adquiere otro sentido orientado al hombre para hacerlo más significativo y humanizado.

      De otra parte, son varios los conceptos que se han elaborado en torno al término cultura como a la definición de lo popular. Sus orientaciones hacen referencia a los elementos que lo constituyen, entre ellos están, por un lado, los ritos, los mitos, la magia, los símbolos, los imaginarios, la oralidad, las tradiciones, los chistes, los apodos, los refranes, los juegos de palabras, etc. Por otro lado, cobija manifestaciones como el humor, las ofensas, los pleitos, las ceremonias, los disfraces, las máscaras, las pantomimas, los velorios, los cantos, los carnavales (Bajtín, 1996, 17-18). Aspectos que están asociados con la identidad, el folclore,