popular se caracteriza por tres rasgos fundamentales: 1. Por las formas rituales del espectáculo, conformado por festejos carnavalescos, obras cómicas representadas en las plazas públicas como la despescuezada del gallo, las fiestas y las ferias, en las que se exhiben animales, reinados, cabalgatas, etc. 2. Por las obras cómicas verbales, entre ellas están las parodias, las representaciones y las imitaciones cómicas. 3. Por las diversas formas del vocabulario familiar y grosero, como los insultos, los juramentos, los lemas populares, las blasfemias y las groserías, que se expresan en el lenguaje de las ferias, las fiestas y los carnavales. Unos y otros forman parte del lenguaje popular de esas manifestaciones colectivas.
1.2.4.1 El lenguaje popular
Sin duda, la relación entre la cultura popular y el lenguaje es un problema del sentido. Su estudio se hace inicialmente desde la cultura, y cobija la identidad, la hibridación, la transculturación y el mestizaje, principalmente.
Estas categorías se dan porque la cultura popular colombiana, así como la latinoamericana, se mueven permanentemente en la búsqueda constante del significado del mestizaje. Son, en fin, los intentos de acercar al ser a través de la memoria y de un destino común, así como de apoyar el sentido de la vida del hombre.
Los rasgos que definen el lenguaje popular, sin ánimo exhaustivo, se inscriben en torno de la oralidad (Ong, 1987), las tradiciones, las ferias, las fiestas, los carnavales, la magia, los mitos, los ritos, las creencias populares; y con ellos, los procesos y categorías relacionados con el mestizaje, la hibridación, los imaginarios, el sincretismo, los simbolismos, la interculturalidad y la transculturalidad, entre otros.
1.2.4.2 Las fiestas y el carnaval: concepto y algunos aspectos
Los términos fiesta, feria, torneo y carnaval, están imbricados en sus conceptos; ambos se refieren y aluden mutuamente, como se advierte en Bajtín. Sin embargo, antropólogos culturales, folclorólogos e historiadores como Javier Ocampo López (1985), consideran que, dentro de la conceptualización genérica de las fiestas, además de las ferias, están los carnavales, asociados con el folclor, la identidad y las características geográficas y humanas de cada región de Colombia, para formar lo que se denomina “mapa folclórico”.
Las ferias, como las fiestas, son manifestaciones culturales populares que se realizan en plazas públicas, en plazas de mercado, en parques, en las calles o en alguna sede o sitio especial. En ellas se venden artesanías, comidas típicas, colaciones, objetos tradicionales, etc. En algunas de ellas se realizan espectáculos musicales, eventos ganaderos, agrícolas, industriales o económicos que llegan a abarcar un tema, asunto o propósito común. Se realizan en una fecha determinada con anticipación, que puede coincidir con una conmemoración histórica, religiosa o de otra índole, lo que a su vez le imprime un carácter relacionado con la respectiva celebración. De otra parte, su naturaleza colectiva y pública que permiten la interacción, el uso de expresiones típicas del evento y la región, gracias a la participación libre y espontánea de los asistentes y participantes, también permiten efectuar algunos los torneos específicos.
En forma general, un torneo es una manifestación cultural propia de una región, que consiste en una competencia particular, relacionada con un aspecto tradicional, religioso, de entretenimiento o de recreación. En él, los competidores se someten a unas condiciones y reglas específicas, en un lugar determinado para el evento.
En adición, y para Ocampo López (2004, 16-17) en las ferias, fiestas, regocijos y torneos los participantes se distinguen por varios rasgos característicos atados al folclor, como el vestuario, las danzas, los instrumentos musicales, las expresiones para referirse a algunas cosas, acontecimientos, comidas, personas, lugares, creencias, juegos, etc., que hacen parte del “lore” o “saber popular” de un pueblo o región determinada de Colombia.
1.2.4.2.1 El carnaval: concepto
Según Bajtín (1996), y, en suma, el carnaval es una recopilación de expresiones colectivas que representan “el mundo al revés”, que hacen un acopio de lo cómico, lo grotesco, lo alegórico, lo simbólico, el humor y la sátira. Es un acto social y cultural en el que se altera el orden establecido y se manifiesta la libertad. En él habita la palabra y el pensamiento, convertidos en una fiesta del lenguaje en todas sus categorías, como un gran acto de comunicación espontánea y libre.
1.2.4.2.2 Las manifestaciones del carnaval y las fiestas
Para comprender el carácter significativo del carnaval es necesario señalar sus características fundamentales, a saber: es un fenómeno social, su carácter es sincrético y ritual, y posee una naturaleza compleja y heterogénea con diferentes y adquiere vida en diferentes manifestaciones que tienen lugar en épocas específicas para cada pueblo.
Es un espectáculo en el cual se anulan la diferencia entre actores y espectadores, que ofrece en lo que ocurre en las fiestas y ferias en cuanto a la relación entre los participantes y el público, así como entre estos, lo simbolizado y lo dicho. Por eso, en el carnaval no se contempla ni se representa, sino que se vive la vida y el mundo al revés, como lo señala Bajtín (1996, 1986b).
1.2.4.2.3 Características principales
Sus características más destacadas son: 1. Se borran las distancias entre las personas a favor del contacto libre y familiar que profana todo tipo de jerarquías. 2. La excentricidad vuelve inoportunas las actuaciones de los hombres, pues se viola todo principio de obediencia que tenga que ver con factores de autoridad, dignidad, edad, sexo y gobierno. 3. Las disparidades carnavalescas afectan los valores, ideas, fenómenos, y cosas de modo que todo lo cerrado y acabado, se abre o comienza a ser incompleto; lo alto se confunde con lo bajo; lo noble se contagia con lo vil; lo sabio se confunde con lo estúpido. 4. La profanación, la desacralización, el sacrilegio, las parodias y sátiras, los revestimientos burlescos, los rebajamientos carnavalescos se ponen al orden del día.
Por lo anterior, son formas de carnaval: el destronamiento del rey y la coronación del bufón; la conjugación de la muerte con la vida; la relatividad festiva de todo orden o principio; el desarrollo de la ambivalencia y de la ambigüedad; la celebración de todo cambio; la instauración de los dobles y de las máscaras; la utilización de objetos al revés; las masificaciones carnavalescas; la instauración de la risa carnavalesca que blasfema e injuria lo superior para obligarlo a renovarse; la celebración del cambio de poderes y del orden universal; la contextualización de todos los acontecimientos; la parodia de todos los textos, en especial de los sagrados, la utilización de los espacios carnavalescos, como el umbral, el baño, la cocina, la plaza, los caminos, etc. Las palabras carnavalesca y festiva, manifestadas en insultos, injurias, blasfemias, cinismos, apodos, mentira, juegos de palabras, entre otros, configuran el lenguaje carnavalesco.
1.2.4.2.4 El lenguaje del carnaval, de las ferias y fiestas populares
El esteta ruso Mijail Bajtín (1995, 1986), considera que, en las diferentes manifestaciones de cultura popular, los participantes emplean un lenguaje propio de esa clase de expresiones culturales. Este lenguaje establece relaciones particulares en varias direcciones: relaciones de comunicación social, provocan interacciones verbales espontáneas, enunciados de diferente carga significativa y particulares formas gramaticales. Por tanto, considera que la esencia verdadera del lenguaje se instala en los acontecimientos sociales populares, concretizado en varios enunciados.
Por ello Bajtín (1995, 15-16), afirma que, el lenguaje carnavalesco es dinámico, activo y cambiante. Se caracteriza por la lógica original de las cosas y del “mundo al revés”, y de los cambios o permutaciones constantes de lo alto y lo bajo.
Partiendo de esta concepción, el lenguaje de los carnavales, las ferias y fiestas populares como las celebradas en Colombia, se manifiesta en diferentes formas y se instala en el centro de las situaciones vividas. En este sentido, Bajtín define, además, la plaza pública como el gran auditorio, cuya unidad concreta empleada son las diversas formas orales, expresadas en la palabra.
La conciencia del uso de la palabra produce, entonces, variedades lingüísticas que se presentan de diferentes maneras: en la forma dialógica, parodiando el lenguaje oficial; el cual se encuentra en diferentes modos privilegiados de expresiones verbales de la cultura popular, como