Klyne Snodgrass

Comprendiendo las parábolas de Jesús


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públicas donde las personas reclinaban, vistiendo guirnaldas y usando aceites aromáticos.

      • José y Asenet 7.1 y 20.2-5: se lavan los pies de José en preparación para una comida.

       Escritos greco-romanos

      En la búsqueda de sentido de Lucas 7.36-50, los siguientes ítems pueden carecer de relevancia porque describen asuntos más complejos que una cena con un fariseo.

      • Petronio, Satyricon 31-78, ofrece una descripción extensa de un banquete extravagante en el cual los esclavos sirven y cuidan de los invitados, incluso en el lavamiento de las manos y remueven las cutículas. Petronio luego relata [70]: “Me avergüenza contar lo que siguió: En desafío a todo tipo de convención, algunos muchachos de larga cabellera trajeron aceite en un tazón de plata y ungieron nuestros pies mientras nos reclinábamos, después de enrollar pequeñas guirnaldas alrededor de nuestros pies y tobillos”.

      • Plutarco, en Moralia 712a (Quaestiones conviviales 7.8) dice que en los banquetes de los grandes, un siervo especial permanece al lado de cada invitado. Séneca, De Beneficiis 3.27.1 presenta más evidencia. Pero, por supuesto, la cena de un fariseo difícilmente califica como una “cena de los grandes”.

      • Plutarco, Moralia 148C, Septem Sapientium Convivium (“Cena de los siete hombres sabios”) indica que las visitas, al llegar a las cenas lujosas, gozaban de un masaje o baño. Véase también Xenofón, Symposium 1.7-8. Más evidencia de los esclavos que lavan y atienden las necesidades de los invitados se encuentra en Platón, Symposium 175A, 213B.

       Escritos judíos tardíos

      • Tratado ‘Abodah Zarah 4ª: “‘Explicaré mediante una parábola”, replicó. “¿A qué se puede comparar? A un acreedor de dos personas, una de ellas era su amigo, la otra un enemigo; de su amigo aceptaría pagos por cuota, mientras que de su enemigo ¡aceptará solo el pago exacto en una sola cuota!’” En la interpretación, Dios es el acreedor, y el amigo es Israel. El enemigo no tiene correspondiente en la realidad.76

      4. Comparación de las narrativas

      No hay paralelos a la parábola en Lucas 7.41-42, pero la similitud de la escena de la unción en el banquete en 7.36-50 con la de Mateo 26.6-13/Marcos 14.3-9/Juan 12.1-8 crea molestos problemas. El contexto de los paralelos es la “semana de la pasión”, justo antes de los eventos finales que llevan al arresto de Jesús. Lucas no menciona una escena de ungimiento durante la “semana de la pasión”. Los otros evangelistas ven el ungimiento como una preparación para el entierro de Jesús, y Lucas nada menciona al respecto. En Mateo y Marcos, una mujer unge la cabeza de Jesús, pero en Lucas y Juan ella unge los pies del Maestro (Lucas y Juan con frecuencia convergen en la narración de la pasión). En Mateo y Marcos, el incidente ocurre en Betania, en la casa de Simón el leproso, y no se menciona la identidad de la mujer. En Lucas, el evento transcurre en una ciudad que no se especifica en Galilea en la casa de Simón el fariseo, y se describe la mujer como una pecadora reconocida de laciudad. En Juan, el ungimiento ocurre en Betania en una casa que no se especifica, pero Lázaro está presente donde Marta sirve y María unge a Jesús. La designación de Lázaro como “uno de los que estaban sentados a la mesa” sugiere que esta no es la casa de Lázaro y sus hermanas, pero podría serlo.77 A diferencia de Lucas, los otros tres evangelistas concuerdan en el registro de la queja de que el costoso perfume debía venderse y distribuirse la ganancia entre los pobres, y la defensa que Jesús ofrece en lugar de la mujer.

      Obviamente, los otros tres evangelistas registran el mismo evento, pero se debate si Lucas presenta un ungimiento diferente aunque parecido. Simón era un nombre común y no necesariamente prueba que Lucas registra el mismo evento que Mateo y Marcos, pero es extender mucho la sugerencia que Simón el leproso era un fariseo. Por cierto, Lucas no habría descrito a María como una reconocida pecadora de la ciudad. Por otro lado, algunos consensos sugieren que las cuatro narraciones apuntan a un mismo evento, en especial por la descripción del perfume como un “[frasco de] alabastro de perfume” en los tres sinópticos, y por la descripción, en Lucas y Juan, de que la mujer secó los pies de Jesús con su cabello. Desde un punto de vista mecánico, no existe mucho consenso.Las únicas palabras que Lucas tiene en común con Mateo y Marcos son “la casa de”, “mujer”, “[frasco de] alabastro de perfume” y “reclinar”. Las únicas palabras que Lucas tiene en común con Juan son “los pies”, “secado con el cabello”, “sus pies” y “perfume”.

      Hay cuatro explicaciones posibles: Lucas registra el mismo evento que los demás, pero altera la localidad lo cual hace polémica la historia;78 Lucas narra el mismo evento, pero los otros conforman la narrativa en el marco de la pasión;79 Lucas registra un evento similar pero diferente;80 o Lucas registra un evento diferente pero las tradiciones han influenciado la una y la otra.81 Mientras los eruditos del Nuevo Testamento tienen varias teorías, hay mucho que no sabemos ni podemos probar. De hecho, T. Brodie piensa que estamos en un punto muerto tocante a la pregunta de la relación entre estas narraciones.82 De todas formas, algunos comentarios parecen ser válidos. Aunque Lucas estuviera refiriendo el mismo evento que los demás evangelistas, queda claro que esta narración no es directamente dependiente de ninguna de las otras. Además, es más probable que se haya cambiado el ungimiento de los pies de Jesús por el de la cabeza, en vez del ungimiento de la cabeza por el de sus pies. La unción de la cabeza habría transmitido más fácilmente las ideas mesiánicas.83 Debería permitirse a cada uno de los evangelistas contar su propia historia pero, forzado a escoger, mi opinión es que tenemos dos eventos separados, y que las tradiciones de estos eventos han influenciado las unas a las otras en el transcurso de la transmisión.84

      Características del texto que se deben señalar

      Al igual que Mt 18.23-35 esta parábola supone que el perdón es una misericordiosa liberación de las deudas a Dios. En ambas parábolas y la del mayordomo infiel en Lucas 16.1-8 el dinero parece poco importante para el acreedor. Lucas 7.36-50 es un claro ejemplo de la asociación y recepción de Jesús (y de Juan) con los pecadores según vemos en 7.29-30 y 34, pero también ilustra la división entre las autoridades religiosas y los pecadores cautivados por Jesús.85 Lucas muestra un interés especial por los pecadores: además de este texto, note 5.8, 30, 32; 6.32-34; 7.34; 13.2; 15.1, 2, 7, 10; 18.13; 19.17; 24.7.86

      Esta es una de las tres parábolas de Lucas fuera de los relatos de viaje de los capítulos 9-19 (las otras dos son el prudente y el insensato y el sembrador), y la única de Lucas que no está en la narrativa de viaje.

      El tema del perdón/liberación (aphiēmi y aphesis abarca ambas ideas) es importante en Lucas. Note: 1.77; 3.3; 4.18 (dos veces); 5.20, 21, 23, 24; 7.47-49; 11.4; 12.10; 17.3-4; 23.34; 24.47. Véase también el uso de apolyō en 6.37; 13.12; y apolytrōsis (“redención”) en 21.28.87

      Lucas 5, especialmente los versículos 17-26, tiene un número de paralelos con 7.36-50. En 5.8 Pedro confiesa que es un pecador (hamartōlos), y en 7.39 se describe a la mujer que unge a Jesús con la misma palabra. En 5.20-24 y 7.48-50 Jesús perdona los pecados, el perdón está conectado a la fe, y la gente cavila sobre quién es éste que perdona los pecados. En 5.22 y 7.40 (por implicación) Jesús conoce qué hay en los corazones. En ambos textos un fariseo o los fariseos cuestionan las acciones de Jesús, y en ambos se lee el asombro de los espectadores. En 5.29-30 Jesús se sienta en un banquete con los cobradores de impuestos y los pecadores, lo cual resulta en la murmuración de los fariseos y los escribas. En el 7.38-39 Jesús se sienta a la mesa de un fariseo, y su contacto con una mujer pecadora resulta encavilaciones inquisitivas.

      En 11.37-54 y 14.1-24, Jesús también está invitado a comer con los fariseos, y también resulta en conflicto.88 Otros pasajes también tienen parábolas que se emplean en un contexto de conflicto (10.25-37; 12.13-21, aunque aquí el conflicto es entre hermanos, no con Jesús; 15.1-32; 20.1-19).

      Alguna similitud de forma existe entre esta parábola y la del buen samaritano. En 7.42 y 10.36 Jesús pregunta a su oyente “cuál de ellos”, y en 7.43 y 10.37 el oyente contesta con la respuesta obvia, y Jesús deduce una conclusión