Klyne Snodgrass

Comprendiendo las parábolas de Jesús


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la historia del milagro de la mujer con el flujo de sangre.116 Las tensiones en el texto son reales, al menos desde nuestro punto de vista, pero al final ninguna de las historias de la tradición es convincente, y el versículo 46 no es un punto apropiado para concluir. Son necesarias una conclusión como la del versículo 47 y alguna respuesta a la mujer de Simón o de los observadores como las que se encuentran en los versículos 48 y 49. Sin tales respuestas, la historia es claramente incompleta. De todas formas, esta sección lleva un fuerte sello de Lucas.

      El único versículo que no conecta fácilmente en el contexto es el 50. Ya sea la declaración de Jesús respecto de la fe de la mujer o un dicho compuesto por Lucas para lograr una analogía con las historias de milagro no se puede determinar fácilmente. John Kilgallen arguye contra la idea de considerar el versículo 50 como un agregado,117 pero el lenguaje es de Lucas. En cualquier caso, el versículo 50 es un final apropiado de la narración, y “tu fe te ha salvado: vete en paz” queda muy bien para una sanidad metafórica y también una sanidad literal.

      Es educativo saber cuán poco frecuente la “fe” (pistis) se trata en los Evangelios. Juan, por supuesto, nunca usa la palabra. En los Sinópticos se la usa con mayor frecuencia en conexión con las historias de milagros, especialmente las sanidades, y al reconvenir a los discípulos por tener poca fe. Fuera de estos contextos pistis se usa con moderación: en discusiones sobre la eficacia de siquiera un poco de fe (Mt 17.20/Lucas 17.5-6; Mt 21.21-22/Mr 11.22-24); fe/fidelidad como uno de los asuntos más importantes de la Ley (Mt 23.23), en la interrogante si el Hijo del Hombre hallará fe cuando regrese (Lc 18.8), y en la oración de Jesús por la fe de Simón Pedro (Lc 22.23). A pesar de una decisión respecto del origen de 7:50, su conexión de fe, perdón, y salvación es incomparable en los Evangelios.118

       4. ¿Cuál es el significado de la parábola? Específicamente, ¿qué debemos entender que tiene lugar en la narrativa de la comida y en la parábola?

      La historia de la comida en parte ilustra el contraste en 7.29-34 entre la recepción de Jesús (y Juan el Bautista) por los pecadores y su asociación con éstos y el rechazo de ambos, Juan y Jesús, por los “hombres de esta generación” (especialmente los fariseos), pero la historia va más allá de este contraste.119

      La estructura que se sugiere de tres casos de informe y evaluación (vv. 36-38, 39; 40-42, 43; y 44-46, 47) seguido de los vv. 48-50 como epílogo es la más útil.120

      Nada siniestro se debe adjuntar al hecho que un fariseo invitó a Jesús a una comida.121 Los fariseos invitan a comer a Jesús en otro sitio en Lucas (11.37; 14.1) y también advierten a Jesús que Herodes lo quiere matar (13.31).122 Además, las explicaciones que perciben al fariseo que de manera deliberada insulta a Jesús al no proveer los actos de hospitalidad que se describen en los versículos 44 al 46 van muy lejos.123 Quizás el fariseo no fue muy sensible o menos amable, pero sus fallas no constituyen un antagonismo previo a las acciones de la mujer.

      Debido a que la mujer trajo el perfume, es casi seguro que ella vino con la intención de ungir los pies de Jesús. En ocasiones se la identifica con María Magdalena, pero no hay nada que pruebe esto. Su identidad no se conoce, excepto que los pobladores la conocen como una pecadora, supuestamente una prostituta pero eso no es seguro. Un juego de palabras arameas sustenta el texto. Las palabras para pecador (hayyabta), prestar (mar hoba) deudor (bar hoba o hayyab), pecado (hoba), y amor (habeb o ’aheb) obviamente son todas similares.124 Las lágrimas de la mujer se derramaron abundantemente sobre los pies de Jesús que ella sintió que las debía secar. El motivo de sus lágrimas no se puede determinar,125 pero es probable como explicación que son lágrimas de gozo. Es casi seguro que la mujer oyó a Jesús o que oyó mucho acerca de él. Esta comida no podía haber sido la primera vez que ella se enterara de quién era él. Jeremías correctamente supone que podríamos deducir que el anfitrión, los invitados, y la mujer oyeron la predicación de Jesús.126

      Por tener el cabello suelto, e incluso secar los pies de Jesús con sus cabellos, y ungir sus pies con el perfume, ella infringió toda tradición social de ese tiempo. Si no fuera por sus lágrimas, sus acciones llegarían al límite de la obscenidad. Dejar el cabello suelto podría interpretarse como señal de dolor o devoción religiosa.127 Sin duda el acto fue espontáneo en vez de premeditado, y aunque la devoción claramente se manifiesta, puede queenvuelva una variedad de motivos.

      Los fariseos tenían una preocupación por la pureza en las comidas que limitadamente podemos apreciar. Por tal preocupación por la pureza Simón, el anfitrión, estaba convencido que la tolerancia de Jesús al contacto con esta conocida pecadora probaba que él no podría ser justo ni profeta. Dos pasajes del Sirac ayudan al entendimiento de la conclusión del fariseo: 12.40, “así que ninguno se compadece del que se asocia con un pecador y luego queda envuelto en los pecados de éste”; y 13.17 “¿Qué tiene en común un lobo con una oveja? No más de lo que tiene el pecador con el devoto.” Un hecho seguro respecto a Jesús era su asociación con los injustos, personas que se creía que causaban impureza, pero Jesús no temía volverse impuro por tener contacto con el perversículo. El creía que la santidad era más fuerte y más contagiosa que el envilecimiento,128 y él aceptó las acciones de la mujer como justa y afectiva.

      Bajo esta narrativa hay interrogantes de identidad. La más obvia es la identidad de Jesús. Para el fariseo, Jesús no podría ser un profeta porque él no percibía qué clase de mujer le había tocado, pero, con un poco de ironía en la narrativa, Jesús manifiesta que es profeta porque conoce lo que hay en el corazón del fariseo, y más que profeta porque él anuncia el perdón de pecados. La identidad de la mujer está en cuestión. El fariseo está seguro que ella es una pecadora; Jesús está seguro que ella es una pecadora perdonada. La identidad del fariseo también está en cuestión. ¿Acaso es tan puro y justo ante Dios según él piensa? Los temas de identidad están directamente relacionados con los tópicos de valor y honor. El entendimiento de Jesús del valor y el honor de la gente está en directo desacuerdo con el de Simón.129 La mujer pecadora es mejor que el fariseo.

      En respuesta a las dudas del fariseo respecto a Jesús y su seguridad acerca de la mujer, Jesús relata la crítica, clara, y breve parábola en los versículos 41 al 42. Tales parábolas sencillas y directas pueden enseñarnos mucho respecto de su funcionamiento. Esta no es una parábola explícitamente del reino, pero enfáticamente esta parábola tanto como cualquiera muestra en qué consistía la predicación del reino de Jesús.130 La parábola presenta dos puntos principales mediante una analogía de tres partes. Los dos puntos principales son: Dios perdona libremente, y el que recibe mayor perdón más ama.131 Al menos el que ha sido perdonado más debería amar más, pero la gratitud no es automática, según prueba la parábola de los dos deudores. La idea de que los pecados son deudas a Dios es muy conocida en el judaísmo y aparece en otras partes en las enseñanzas de Jesús.132 La cancelación de las deudas podría haber sido subversiva para algunos debido a que iba contra la desigualdad y la jerarquía de la relación patrón-cliente,133 pero no habría sido sediciosa para los judíos habituados con Deuteronomio 15.1-3 y el año del Jubileo (Lv 25.10-55), en ambos textos se requiere la cancelación de las deudas. La adaptación de Jesús de Isaías 61 que se registra en Lucas 4.16-21 es casi seguro que se entiende como un anuncio del Jubileo escatológico,134 y esta parábola, al igual que la de los dos deudores, supone que el Jubileo ha comenzado y que Dios está en el proceso de cancelación de las deudas, es decir, el perdón de los pecados.135 Esta parábola expresa la gracia y la bondad de Dios. Cuando se refiere al pecado, Dios es como un prestamista al que no le importa el dinero.

      La palabra empleada para la cancelación de las deudas, charizomai, difícilmente se usa para denotar la cancelación de deudas, aunque hay paralelos.136 Esta se forma de la palabra charis (“gracia”), que a menudo significa “dado bondadosamente”, y se emplea en las cartas paulinas para el perdón de pecados. El único otro uso en Lucas de esta palabra está en el 7.21 en conexión con Jesús cuando otorga la vista a muchos ciegos, la cual provee otra conexión entre este relato y las historias de milagros en Lucas.

      Claramente esta parábola tiene relación entre imagen y realidad: el prestamista corresponde a Dios (o Jesús), las deudas corresponden