Pablo Cervera Barranco

Vía crucis con los santos


Скачать книгу

por Ti venzamos nuestros vicios;

      para que, lo mismo que tú, después de la muerte,

      resucitaste glorioso,

      también nosotros resucitemos por tu gracia

      de la muerte del pecado

      y nunca volvamos a caer.

      (Oracional visigótico, n. 800)

      Vía Crucis de Mengore

      Mosaicos del P. Marko I. Rupnik SJ, y del Taller de Arte del Centro Aletti que ilustran este libro

      Mengore, a saber, Santa María en Tolmin, era una ruta tradicional de peregrinación en la antigua parroquia de Volzana. La Iglesia dedicada a la Madre de Dios, en la cresta de los pre-Alpes, encima de Volzana, a los pies de los cuales fluye el río Isonzo, desde el siglo XIV estaba estrechamente vinculada al destino de los habitantes tolmineses. Los ataques de los turcos, la langosta, las carestías, los terremotos y otras catástrofes naturales e históricas empujaron a la gente a buscar refugio en la Virgen. Aquí se reunían ya los agricultores para la reivindicación de sus derechos. Mengore, en la I Guerra mundial, se convirtió en una fortaleza inquebrantable del Imperio austro-húngaro, ya cercano a desaparecer, y fue en esta colina donde centenares de soldados exhalaron su último aliento.

      En 1928, de las ruinas de la guerra, surgió de nuevo la iglesia de María de Mengore, restaurada con las pinturas expresionistas de Tone y Mara Kralj, a la cual acudieron en el período fascista multitud de peregrinos cada vez más numerosos.

      Por sugerencia del pastor de Volzana, Alojz Kodermac, en 1932 se construyeron las capillitas del Vía Crucis, ante las cuales los peregrinos y los habitantes del lugar, con los cantos y las oraciones, han mantenido viva y fuerte la palabra materna (bajo el régimen fascista, en efecto, la población eslovena dentro de las fronteras italianas, como los de Mengore, no podía utilizar su lengua materna, porque la única lengua admitida era el italiano).

      En el período de la Segunda Guerra Mundial y en el inmediatamente posterior, junto a muchos otros actos de violencia, fueron destruidas las capillitas del Vía Crucis, exactamente en 1954.

      ¡Ya es hora de que el «monte» que fue testigo de mucha violencia se convierta en un signo de vida, de luz y de esperanza! De ahí la decisión de volver a hacer el Vía Crucis en Mengore.

      Como en la poesía de Kosovel «El dolor florece en la belleza», en las imágenes del Vía Crucis de Rupnik, el sufrimiento se vierte en la sinfonía de figuras, belleza eterna, que continúa dando sentido al camino de la vida de toda persona[2].

      I. ESTACIÓN: Jesús es condenado a muerte

      San Agustín

      V/ Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

      R/ Porque con tu Santa Cruz has redimido al mundo.

      Palabra de Dios

      Mt 27,1-2.26

      Al hacerse de día, todos los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo se reunieron para preparar la condena a muerte de Jesús. Y atándolo lo llevaron y lo entregaron a Pilato, el gobernador. Entonces les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran.

      Reflexión

      Eres barro en Adán, resucitas en Cristo: la muerte temporal de tu Señor ha matado tu muerte eterna. La muerte, para nosotros, consiste en no ser ya lo que se era. La Escritura nos enseña que existe una muerte para la destrucción, y que existe una muerte para la reconstrucción. Los hombres pueden recibir la sabiduría y la vida si se acercan a la luz y al calor de Dios, y pueden perderlo todo si, por mala voluntad, se alejan de Él. Nosotros somos como uno que ve de lejos la patria y por en medio está el mar: él ve adónde ir, pero no tiene cómo llegar. Barruntamos la meta a alcanzar, pero por en medio está el mar de este mundo, y muchos ni siquiera llegan a ver adónde deben ir. Dios, que ha querido ser nuestra patria, nos ha venido al encuentro. Y, ¿qué ha hecho? Nos ha procurado el árbol de la cruz con la que cruzar el mar. Nadie puede cruzar el mar de este siglo, si no es llevado por la cruz de Cristo. ¡Cómo querría, hermanos míos, marcaros en el corazón esta verdad! Si queréis vivir un cristianismo verdadero, abrazaos profundamente a Cristo, en lo que él se convirtió para nosotros. Así podremos llegar a él, en lo que es y siempre ha sido: su divinidad es la patria hacia donde vamos; su humanidad es el camino que debemos recorrer.

      Oración

      Oh Dios, que nos has redimido en Cristo, tu Hijo, muerto por nuestros pecados y resucitado a la vida inmortal, confírmanos con tu Espíritu de verdad, para que, en la alegría que proviene de ti, estemos dispuestos a responder a todo el que nos pida razón de la esperanza que hay en nosotros. Por Cristo, nuestro Señor.

      R/ Amén.

      Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

      R/ Pequé, Señor, pequé. Ten piedad y misericordia de mí.

      San Juan de Ávila

      V/ Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

      R/ Porque con tu Santa Cruz has redimido al mundo.

      Palabra de Dios

      Mc 15,13-15

      La gente volvió a gritar: «¡Crucifícale!». Pilato les decía: «Pero, ¿qué mal ha hecho?». Pero ellos gritaron con más fuerza: «¡Crucifícale!». Pilato, entonces, queriendo complacer a la gente, les soltó a Barrabás y entregó a Jesús, después de azotarle, para que fuera crucificado.

      Reflexión

      Mirémoslo de otra manera de cómo lo pensaba Pilato. Él pensaba que ponía a Cristo en acatamiento de aquella gente, no más...

      Mas porque vio el Padre que un espectáculo como aquel en que su Hijo Unigénito era presentado, lo mirasen tan pocos, ordenó que lo pregonaran otros, porque la voz de Pilato sonaba poco, y era uno, malo y cobarde, y no merecía ser pregonero de esta palabra: Mirad a este hombre, y por eso mandó Dios pregonar a otros, que lo hicieran sin temor y dispuestos a morir por Él, y a entregarse de por vida a ese ministerio, de estos pregoneros profetizó Isaías diciendo: ¿Cuán hermosos son, sobre los montes, los pies de los que traen alegres noticias, del que publica la paz... Cantad alabanzas, alegraos todos, porque Dios ha consolado a su pueblo.

      Oración

      Gracias, Señor Jesús, a tu amor y bondad, que con tu muerte nos diste la vida. Y también gracias a ti, porque en tu vida guardas la nuestra y nos tienes unidos a ti en este nuestro caminar peregrino, que si perseveramos en tu servicio, nos llevarás contigo para siempre, donde tú estás, según tú lo dijiste: «Donde yo estoy, estará mi servidor».

      R/ Amén.

      Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

      R/ Pequé, Señor, pequé. Ten piedad y misericordia de mí.

      Santa Teresa de Jesús

      V/ Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

      R/ Porque con tu Santa Cruz has redimido al mundo.

      Palabra de Dios

      Ef 2,4-7

      Pero Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, estando muertos a causa de nuestros delitos, nos vivificó juntamente con Cristo –por gracia habéis sido salvados– y con él nos resucitó y nos hizo sentar en los cielos en Cristo Jesús, a fin de mostrar en los siglos venideros la sobreabundante riqueza de su gracia, por su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.

      Reflexión

      Cuando el alma llega a no prestar atención a los halagos, todavía presta menos atención a las críticas. La crítica fortalece al alma, la cual va adquiriendo un amor particular y tierno cada vez mayor hacia sus perseguidores.

      Su Majestad ha sido el libro verdadero