esperaban la aparición del espíritu maligno.
Antiguas técnicas terapéuticas: succión de las partes doloridas; acostar al enfermo sobre cenizas calientes; untar su cuerpo con grasa; inmovilizaciones con trozos de madera y fibras vegetales en caso de traumatismo y una abundante fitoterapia brindaban recursos al hombre médico que aliviaba a los enfermos.
Vivían en un mundo poblado por espíritus.
Enterraban a sus muertos en sitios determinados, generalmente en pequeñas colinas en las que depositaban armas, vestidos, agua y si era guerrero, también su caballo; luego cercaban el lugar con redes.
Los preparativos mortuorios estaban a cargo de las ancianas. Eran muy elaborados y también se creía en la inmortalidad del alma.
Tenemos varios conjuntos de voces entre el Chaná y el Charrúa que establecieron una unidad lingüística8.
El famoso manuscrito inédito de Villadervó nos ofrece 60 voces y el conocimiento de su sistema numérico9.
Por su ubicación en el Litoral Uruguayo tenemos noticias de este pueblo desde la conquista. La cartografía de los siglos XVI y XVII asigna a este grupo el mismo hábitat. A parir del siglo XVIII, en la segunda mitad, actúan en la Mesopotamia.
Todas las tentativas para reducirlos fueron imposibles.
“Y aunque no les repugnase nuestra religión, es la sujeción que ven en los indios reducidos a pueblos y precisados a trabajar, lo que a ellos no sucede. Nadie determina sus operaciones, cada uno es dueño de las suyas. A mi me parece que jamás se reducirán”10.
Respecto al valor guerrero dice Félix de Azara:
“Que los Charrúas y sus aliados los Minuanes, dieron más trabajo al ejército español y han hecho derramar más sangre que las tropas con que los Incas del Perú y el Emperador Moctezuma de México, pretendieron oponerse a la conquista de sus Estados”11.
Lo que produce indignación, es que nunca se dice que los nativos eran los verdaderos dueños de estas tierras, que defendían con su vida.
En 1701 los Charrúas lanzaron una guerra contra las Misiones guaraníes de Corrientes. El motivo fue el asesinato alevoso de Charrúas por aborígenes del Pueblo de La Cruz. Los Charrúas resolvieron vengarse y se enfrentaron con los guerreros de las Reducciones, derrotándolos.
Estas luchas con participación del Gobierno de Buenos Aires que apoyaba a los Jesuitas, produjeron un abismo entre la población de las Misiones y las tribus entrerrianas.
En el fondo, los sucesivos ataques Charrúas eran alentados por las autoridades de Santa Fe, que deseaban contrarrestar la creciente influencia de los Jesuitas que ocupaban grandes territorios en Entre Ríos.
La situación se volvió insostenible. En 1715, Buenos Aires envía un ejército al mando de Piedrabuena que inició su acción desde el arroyo Guaviraví. El grupo español bien armado y pertrechado constituido en gran parte por los Tapes de las Misiones, avanzó hacia el sur, hacia tierra entrerriana.
Mientras, el Cacique Juan Yasú, jefe de una tribu de La Bajada, denunció la expedición a las autoridades de Santa Fe.
Estas enviaron un Delegado del Cabildo pero Piedrabuena, alcanzado en las márgenes del Río Gualeguaychú, se negó a desobedecer a su mando natural, Buenos Aires.
El 23 de enero de 1716, Francisco de Piedrabuena, incapaz de soportar las guerrillas charrúas volvió a Yapeyú.
El capellán del ejército, P. Policarpo Dufó se preguntaba: “¿Cómo podía ser posible que unos pocos indios vagabundos y semiperdidos entre los bosques de Entre Ríos, constituyeron las terribles legiones que saqueaban con éxito el dominio de la Compañía?”.
Conviene destacar que la intervención de Yasú demuestra que los aborígenes entrerrianos tenían una unidad imperfecta, pero lo suficientemente fuerte, para solidarizarse ante el peligro.
Por otro lado, la autoridad y prestancia de Juan Yasú, que se presenta ante el Cabildo santafesino en defensa de todas las parcialidades entrerrianas; merecería contar esta aventura de lucha por la libertad pero no es el propósito de estas páginas.
Lo único cierto es que los indómitos Charrúas se extinguieron y su sangre produjo en el gaucho entrerriano las excelsas virtudes de pasión por la libertad, heroico valor para defender la tierra y apasionado individualismo.
No dudamos que en sus guerrillas fecundaron el monte, con su sangre generosa, y dejaron herederos dignos de su fuerza y coraje12.
“Murieron todos los indios de charrúa trayectoria y se apagó su cultura en el alma de la fronda.
Pero el coraje aborigen y las lanzas de la gloria vibran por todo Entre Ríos como un canto de victoria”13.
NOTAS
1. Vega, Roberto: “La situación Marginal de los indios les otorga importancia Geopolítica”. En Convicción, 23 de marzo de 1982.
2. Padre Salaberry. En César B. Pérez Colman. “Historia de Entre Ríos”. Tomo I, Página 149.
3. Lafone Quevedo, Samuel: “Los indios chanases”. En César B. Pérez Colman. Tomo I, Capítulo VIII.
4. Serrano, Antonio: “Los primitivos habitantes de Entre Ríos”. Biblioteca Entrerriana, 1950, Página 13.
5. Assunçao, O. Fernando: “El Gaucho”. Dirección General de Extensión Universitaria, Montevideo, 1978, Página 16.
6. Leguizamón, Martiniano: “Etnografía del Plata. El origen de las boleadoras y el lazo”. Facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires, apartado del Tomo XLI de la Revista de la Universidad. Buenos Aires, 1991.
7. Serrano, Antonio: “Los aborígenes argentinos”. Buenos Aires, Nova, Páginas 128 –130.
8. Outes, F.; Bruch, C.: “Los aborígenes de la República Argentina”. Buenos Aires, s/f.
9. Passafari, Clara: “A la sombra de los indios muertos”. Rosario, Edición de la autora, 1992.
10. De Doblas, Gonzalo: “Informe”. En César B. Pérez Colman. Tomo I, Página 161.
11. De Azara, Félix: “Viaje a la América Meridional”. En César B. Pérez Colman. Tomo II, Página 4 y ss.
12. Pérez Colman, César B.: “Historia de Entre Ríos”. Tomo I, Páginas 146 y ss y 111 a 120.
13. Romani, Roberto Alonso: “Romancero de Montiel”. Santa Fe, Colmegna, 1988, Páginas 23 a 25.
BIBLIOGRAFÍA
- Badano, Víctor M.: “El arte plástico de los ribereños paranaenses”. Memorias del Museo de Entre Ríos–Ciencias Naturales y Antropología, Nº 34, Paraná, 1957.
- Cadogán, León: “Ayvú Rayta”. Universidad de Sao Paulo. Facultad de Filosofía, Ciencias y Letras, Sao Paulo. Brasil, 1971. Centro de Estudios Antropológicos de la Universidad Católica de Asunción, Asunción, Paraguay.
- Depalma, Donato A.: “La pediatría en las culturas aborígenes argentinas”. Buenos Aires, Sap Editora, 1982.
- Dobrizhoffer, Martín: “Historia de los Abipones”. UNNE, Facultad de Humanidades, 1967.
- Metraux, Alfredo: “Migracioenes históricas de los Tupí Guaraní”. Facultad de Humanidades de la UNNE, Instituto de historia, Resistencia, 1974.
- Mirande Borelli: “Etnohistoria del Chaco”. Resistencia, 1978.
- Palavecino, Enrique: “Áreas y capas culturales de Sud América”. Sociedad Argentina de Antropología, Tomo V, Nueva Serie, Nº 2. Buenos Aires, 1971.
- Passafari, Clara: “Pueblos indios – Argentina 1986”. Rosario, 1986.
-