G. M. Goshgarian
A no ser por una semi excepción, Louis Althusser no publicó ninguno de los textos sobre la historia aquí reunidos: cuatro pequeñas notas que precisan diversos aspectos de su teoría del tiempo histórico; la respuesta a una crítica amigable a su concepción de la ciencia de la historia, publicada por un historiador marxista de renombre, Pierre Vilar; la transcripción de una discusión informal sobre las premisas de una aproximación marxista a la historia literaria; una definición del historicismo redactada a pedido de un periodista filósofo soviético; el texto de lo que parece haber sido una conferencia o un curso sobre “Marx y la historia”; y, en el centro de esta colección, una teorización sobre el capitalismo mundializado titulada “Libro sobre el imperialismo”, que es también uno de los textos fundadores del materialismo del encuentro althusseriano.
Se trata de esbozos y bosquejos, de observaciones orales lanzadas imprevistamente y que fueron registradas por una feliz coincidencia, de notas destinadas a un pequeño círculo de iniciados. Los manuscritos que sirvieron de base a esta publicación están disponibles en los archivos de Althusser conservados en el Institut mémoires de l’édition contemporaine (Imec) en Saint-Germain-la-Blanche-Herbe, próximo de Caen. A juzgar por su aspecto material, “Marx y la historia” es el único de estos textos que ha sido verdaderamente revisado. Los manuscritos de los otros ocho escritos inéditos que se encontrarán en este volumen no han sido más que ligeramente retocados, en contraste con la mayor parte de los escritos póstumos althusserianos que han aparecido en los últimos veinticinco años, un buen número de los cuales fueron tan fuertemente retrabajados que algunos pasajes son difíciles de descifrar. Queda al lector concluir si se debe otorgar un carácter secundario a estos trabajos dejados de lado por su autor. A su biógrafo le toca esclarecernos sobre las circunstancias contingentes de su génesis, de las cuales no sabemos casi nada.1 Nosotros nos conformaremos con proveer algunas observaciones sobre el estado de los manuscritos y su datación, añadiendo, para el “Libro sobre el imperialismo”, una página o dos sobre la forma de publicación a la que Althusser parece haberlo destinado antes de dejarlo relegado en un cajón, y para la respuesta a Vilar, algunas palabras sobre la historia del diálogo inacabado entre los dos hombres.
La conversación sobre la teoría de la historia literaria que abre esta colección es, más precisamente, un monólogo de más de diez mil palabras dividido en tres por las preguntas de un interlocutor no identificado. La evidencia interna muestra que este discurso data de 1963, aunque Althusser, al organizar sus archivos, haya fechado la transcripción dactilográfica en 1965. La grabación no está inventariada en el Imec y nosotros tampoco la hemos podido encontrar, pero no hay motivos para inquietarse por esta ausencia de original, ya que el documento que lo reemplaza testimonia un esfuerzo por reproducir las declaraciones pronunciadas con una fidelidad rayana al fetichismo. Como prueba están las palabras con las que comienza, escritas a mano y, por lo tanto, no retomadas en nuestra edición: “es un poco tonto, evidentemente, grabar una cosa como ésta sin haberla preparado”, observación fuera de los límites del texto que señala ostensiblemente el carácter improvisado de las reflexiones así recogidas como para que se las tome al pie de la letra. Si lo que sigue a continuación sugiere que se trata, de hecho, de un discurso cuidadosamente preparado de principio a fin y hasta en sus menores detalles, la coquetería del disparo inicial se continúa en un cierto descuido lingüístico que, inofensivo en la oralidad, es más incómodo en un escrito. Sin despojarlo de su carácter informal, hemos en consecuencia tomado ciertas libertades editoriales con el texto de la transcripción, en particular eliminado un número considerable de repeticiones, palabras de relleno y otros tics del lenguaje althusseriano. También, a la espera del eventual descubrimiento de la grabación, y en la medida en que algunas anotaciones manuscritas que aparecen en la transcripción no son de Althusser, nos hemos tomado la licencia de corregir un cierto número de locuciones enigmáticas atribuibles sin duda a los errores de transcripción. Cuando tales transcripciones se prestan a discusión, las hemos puesto entre corchetes y hemos suministrado la lectura de la transcripción en una nota a pie de página. Así, hemos sustituido “tiene un estatuto” por “es decir un rechazo”, y “él piensa que la palabra está en la cosa” por “él [Roland Barthes] piensa que lo bello está en la cosa”, poniendo en una nota, en ambos casos, la lectura rechazada. En contraste, el reemplazo de “penser à un certain type d’histoire” [“pensar en un cierto tipo de historia”] por “penser un certain type d’histoire” [“pensar un cierto tipo de historia”] no ha sido señalado. La división del texto en capítulos y su título es de nuestra factura.
Además de las pocas modificaciones que acarrean, los manuscritos de las cuatro notas no presentan ninguna particularidad distintiva. La fecha de la que parece ser la más antigua, la “Nota suplementaria sobre la historia”, es incierta. Althusser aporta precisiones sobre su teoría de la temporalidad histórica elaborada en una de sus contribuciones a Para leer El capital,2 lo que permite pensar que hizo circular esta nota entre sus coautores luego de haberse repuesto, a comienzos de 1966, de la depresión que lo había inmovilizado luego de la aparición de esta obra colectiva en noviembre de 1965. “Sobre la génesis”, estando fechada su redacción el 22 de septiembre de 1966, aporta otra precisión, materialista aleatoria avant la lettre, al mismo concepto de heterogeneidad del tiempo histórico. Este texto toma su punto de partida en una carta de Althusser que no ha sido identificada con certeza.3 “¿Cómo algo sustancial puede cambiar?” (el título es de nuestra factura), estando fechada su redacción el 28 de abril de 1970 y sin otra modificación que la corrección de un error de tipeo, presenta el aspecto de un texto mecanografiado puesto a punto y destinado a ser enviado al tipógrafo, cosa que con certeza no era así, puesto que la publicación de este pequeño texto profético probablemente le habría valido a su autor —que para esa época estaba decidido a permanecer— la expulsión del Partido Comunista Francés. “Sobre la historia”, fechado el 6 de julio de 1986, fue redactado con una mano temblorosa en una clínica psiquiátrica en Soisy-sur-Seine. Junto con “Retrato de filósofo materialista”, es una de las últimas reflexiones filosóficas althusserianas.4 “Sobre la génesis” ha sido objeto de una reciente publicación en línea.5 Lo mismo ocurre con el proyecto de respuesta a Pierre Vilar, redactado probablemente en 1972 o 1973 y aparecido en 2016 con una versión descargable de la crítica que lo suscitó: Historia marxista, historia en construcción. Ensayo de un diálogo con Althusser.6 Destinado originalmente a ocupar un lugar en una colección que Pierre Nora y Jacques Le Goff editaron en 1974, esta crítica fue probablemente publicada en la revista de los Annales7 por el pedido “entusiasta” de Le Goff, como lo recordará Pierre Vilar casi quince años más tarde en una entrevista que testimonia el espíritu con el cual Althusser redactó su respuesta: “Historia marxista…” “no es un artículo ‘contra Althusser’, es un intento de diálogo con él. Yo le he mostrado el manuscrito al propio Althusser, quien me ha dado su plena conformidad: ‘Ahí tene mos el punto de vista de un historiador, me ha dicho, este historiador reacciona ante la acusación de ‘caer en el historicismo’; y sospecha que un poco yo ‘he caído en el teoricismo’; de un lado el filósofo, de otro un practicante de la historia; Marx es tal vez el único hombre que ha intentado ser las dos cosas: ¡discusión útil!’. Yo noté, por mi parte, cuando Le Goff me pidió el artículo para los Annales, que era la primera vez que ellos imprimían el nombre de Althusser, mientras que lo primero que me pedían, de Atenas a Granada y de Lima a Berkeley era: ¡háblenos de Althusser! Para una revista multidisciplinar y ‘a la moda’ era paradójico (o muy fácilmente explicable)”.8 Este testimonio es confirmado por la dedicatoria de la separata del