Amadou Bailo

De la observación a la contemplación


Скачать книгу

Superado el mareo de papeleo y una buena suma de dinero empleado que salieron de los bolsillos de mis padres delirando al otro lado del mediterráneo. Lo de delirar el viejo esta excluido.

      Aterricé en España un agosto en una cuidad lejos de las costas por lo que entenderéis desierta y en un pueblo del sur concentrado de viviendas marrones. Un pueblo limitado por campos secos en verano y en invierno primavera se tiñan de un verde apacible de los trigos que encuentran en peligro de extinción por sobre población y al descuido del bienestar apostando por el dinero vendiéndose al multinacionales que plantan centros comerciales convirtiendo a la plebe yonkis del consumismo pasando de producir trigo a producir dinero que se quedará en mayor parte en de supuestos dirigentes y el resto a adquirir productos hechos de trigo importados. La pureza y alimentos frescos, ventilados de un plumazo en papel y tinta a cambio de billetes acabando también con la buena ventilación y la limpieza del aire que gozaba estos pueblos que muy pronto se juntarán y se unirán al centro de la ciudad formando una inmensa jungla de cemento y asfalto imposibilitando la vida en todo momento debido a la aglomeración. La mala infraestructura y ausencia de aire algo limpio en los metrópolis. En vez de de limitaciones con pueblos sera de ciudades.

      La calma y la tranquilidad es rota en septiembre por una multitud apresurada y soltando gritos. No tardé en entender el porqué de esta agresividad aprendiéndome el idioma que me resulta familiar con el árabe por la entonación y la profundización de las palabras. Ser testigo de tantas personas conviviendo en un espacio tan reducido me asombra y a la vez me resuelve del enigma de los edificios de un color espantoso por mi gusto al estar acostumbrado a divisar variedades de colores. Un único color y además el marón no me agradaba la vista, unos balcones estrechos y unos patios inutilizables descartando los tejados adueñados por las antenas conectados al salón. Un color de viviendas espantoso que es maqueado por una luz solar y una vestimenta algo alegre de los ciudadanos en verano otoño es cambiada por la oscura y pesada ropa combinando con la estación robadora de luz y menguadora del día envolviéndola en una capa tenebrosa que es invadida por la luz solar y de vez en cuando atravesada por los rayos debilitados por la contaminación que modifica las estaciones.

      La abundancia de oportunidades para convertirse lo que se desee trabajando duro me da ganas de comerlo el mundo. Me incorporé en los estudios y de pronto tengo que decidir sobre mi futuro. La arquitectura me apasiona, las matemáticas me encantan y me dan fenomenal pero la idea de pasar dos o tres años por no decir cuatro en Bachillerato y cuatro años o más de carrera, no me convence y la otra opción, dos años de grado medio e incorporar al mundo laboral me atrae, sumando que hay de electromecánica. De pequeño frecuenté un taller de mecánica durante las vacaciones ensuciándome la ropa, el olor y el rugido de los motores me encantaron. Fueron unas maravillosa semanas. En busca de aquella sensación y por mi falta de entusiasmo en los estudios, me decanté por la segunda opción.

      Equipo de fútbol, amistades y por primera vez mi la familia esta reunida. Al ver todos corriendo incluidos mis padres impulsando esta atrocidad, rápidamente empecé a correr a la misma dirección sin importar hacia donde me dirijo dando por sentado que lleva a la dirección adecuada dejándome influir al estar todos yendo en la misma dirección. Aquí no existe pausas y tampoco el tomárselo con calma. Mi serenidad, mi tranquilidad y mi paz, con una sacudida, fuera. No tardé en formar parte. Estudios, deportes, fiestas, bares mejor dicho parques, escapadas a la playa y pantanos. Muchas diversión. Es lo que tiene aterrizar en un país en su auge económico y declive social.

      Planifico todo. Solamente me falta el donde y cuando morir y voy a lo seguro. Debido al tiempo en ciertas estaciones del año; vengo de un clima tropical;, el ruido incesante; era de la naturaleza;, la aburrida rutina y el perseguir la fama, la fortuna y el poder atropelladamente sabiendo que eso no da la felicidad me indigna. Resignado, llegué a pensar que la suerte está echada, limitarme en conseguir una casa con jardín, un buen coche y echar raíces. Poco tiempo me duró al no convencerme la idea. Me plantee seguir cuidando de mi familia y cuando no me necesiten, cambiar de destino y Arabia saudí o Tíbet son los destinos más sensatos creyendo ser los idóneos para esta búsqueda.

      Nunca me ha parecido un dilema lanzarse a la aventura un joven sano. Nada le retiene, se mueve con facilidad y agilidad, encaja en todas partes convirtiéndose en mochilero. Reboza de energía para desempeñar cualquier trabajo y ahora que escasea la bondad y amor, todos hablan el mismo triste idioma por desgracia humana, este idioma es medido en cantidad a pesar de su inexistencia en la mayoría de los intercambios; manejando números y varraqueando bancos; y un joven es una fuente de dinero fácil que le llevaría a donde quisiera. Lejos de acomodarse, sin cobardía y sediente de sabiduría, nada le detiene y no entiende de límites pero si se es marioneta de los adultos estará aterrorizado temblándole las rodillas y fuera de su círculo de seguridad; el nido; supuestos amigos y el barrio, le queda gigante la idea y lo ve imposible. Pero que digo, ni la ve al no planteárselo y no se lo plantea porque esta pasmado. Piensan por ellos y le usan de títeres anulando sus facultades triturando sus neuronas.

      Sin ir lejos, mi búsqueda exhaustiva me llevó a hallar algo merecedor de pena de probar. Esta disciplina llegó al occidente conquistando ciertos corazones antes de darse a conocer por la multitud que la usa como fuente de ingreso comercializando con ella. Algo tan puro y natural convertido en producto. De saneante a nociva y de favorecedora a perjudicadora por el mero echo de comerciar-la desbaratando los valores de la disciplina e incluyéndola en la moda de culturismo, incrementó los puestos de fisioterapia por su mala ejecución.

      Buscando un cambio, aprovechando mis dotes atléticas y el vacío que me causa jugar al fútbol; actividad que ejercitaba desde muy pequeño llenándome de satisfacción me dejó de gustar. Este acto hizo sonar las campanas pidiendo un cambio y yo muy atento, respetuoso y enamorado de mí, hice caso siguiendo mi instinto. Por barbaridades como esta, tengo fama de loco; a pesar de dar en el clavo en la mayoría de las ocasiones y esta fue uno de los aciertos acercándome aun más a mí. Fue tal el éxito que el primer día de entrenamiento hallé lo que me llenaba físicamente al correr unos diez kilómetros acabando exhausto gracias a los fantásticos compañeros que también quisieron demostrarme que es un deporte honrado, que aquí nadie regala nada y el esfuerzo da su fruto. Creen ser el atletismo un deporte individual pero es el deporte más solidario y unificador creado hasta hoy en día. En el he hallado una familia y los monitores Pedro García e Inés Giménez son los padres de esta congregación y lo mantienen a base de amor promoviendo constantemente el desarrollo colectivo sacando lo mejor de cada persona invitando a todos a lucir el maestro que disponemos.

      Concluyendo el entrenamiento procedemos al estiramiento o al principio del entrenamiento eso depende del gustos de cada monitor y la exigencia de la prueba con tal sacar lo mejor teniendo en cuenta la situación de los practicantes. Fue entonces que contacté por segunda vez con la meditación; la primera fue ensayando una obra de teatro en el instituto, Para calmar los nervios y moverse en el escenario con arte sintiendo las palabras y plasmar la energía de la obra honrando al autor pero impartíamos estas clases de yoga después de comer y acostumbrado a la siesta en aquel entonces ya os hacéis la idea; a manos del monitor y atento a todo, vio el interés que ponía en las relajaciones finales, mi interés a la meditación al igual que se repercuto de la prueba que más me convenía nada más llegar, que buen ojo tiene, un señor atento.

      El cuidado no acaba una vez abandonado el Polideportivo, los monitores comparten sabiduría también por los dispositivos. Con un vídeo de meditación de un minuto y recomendándome las clases de yoga impartidos por un ex atleta y aprendiz del oficio en Tailandia que disponemos del Polideportivo gracias al gran labor del A.M.P.A de la escuela que promueven excursiones y diversas actividades amplificando y sosteniendo la mentalidad familiar que los monitores promueven uniéndonos también fuera del horario del entrenamiento y dentro del terreno del entrenamiento, acepté la propuesta. Las clases se imparten dos horas al día y cuatro días de la semana. Asistiría a todas si tres de ellas no coincidía o si no se celebrará antes de las clases de atletismo del gusto que la cogí con la primera degustación y del afecto y flexibilidad con el horario gracia al buen labor y la dedicación del instructor David que conoce muy bien las prestaciones de cada atleta por su prueba. Cuando sentía una molestia que me impedía correr; abundaron, era conocido como el tío de las molestias; asistía todas las clases y experto en la disciplina, me