Enrique Martínez García

Ser y educar


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que, a partir de los textos, conviene aportar la propia reflexión, «el derecho a la propia aventura33». Y esto es también lo que pretenden estas páginas.

      1.4. Paedagogia perennis

      Toda esta doctrina de santo Tomás de Aquino acerca de la educación fue calificada a principios del siglo XX por el dominico J. Woroniecky como paedagogia perennis:

      1. Summa Theologiae II-II, q.16, a.2 ob.2 (a partir de ahora STh.).

      2. Los datos biográficos acerca de santo Tomás están recogidos principalmente de James A. Weisheipl, Friar Thomas D’Aquino: his life, thought, and works, The Catholic University of America Press, 1974, (traducción al castellano: Tomás de Aquino. Vida, obras y doctrina, Pamplona, EUNSA, 1994).

      3. Cf. Guillermo de Tocco, Hystoria beati Thomae c.9.

      4. Ibid., c.12.

      5. Bernardo Gui, Legenda S. Thomae, c.34.

      6. AA.VV., Commentary on the Four Gospels by S. Thomas Aquinas, Oxford-Londres, 1864, vol.I, pt.1, preface IV (citado por James A. Weisheipl, op. cit., p.208).

      7. E.A Synan, «Brother Thomas, the Master, an the Masters», en AA.VV., St. Thomas Aquinas 1274-1974: Commemorative Studies, 2 vols., Toronto, A.A. Maurer-Pont. Inst. de Mediaeval Studies, 1974 (citado por James A. Weisheipl, op. cit., p.104).

      8. Abelardo Lobato, Santo Tomás de Aquino, arquitecto de la vida universitaria. El profesor ideal en la paideia tomista, Madrid, Universidad San Pablo CEU, 1996, p.26.

      9. Cf. Principium biblicum, ps.1.

      10. In Psalmos, pr.

      11. «Tomás tenía un cariño particular por san Pablo, como lo tuvo santo Domingo antes que él» (James A. Weisheipl, op. cit., p.288).

      12. Catena Aurea in Matthaeum, pr.1.

      13. «Los editores Quaracchi de la Summa de Alejandro de Hales observan que Aquino fue el primer escritor escolástico latino en utilizar al pie de la letra las actas de los cinco primeros concilios ecuménicos de la Iglesia: en la Catena Aurea (1262-1267) y en la Summa Theologiae (1266-1273)» (James A. Weisheipl, op. cit., p.201).

      14. Processus canonizationis Neapoli, n.49.

      15. Bernardo Gui, op. cit., c.11.

      16. Ibid., c.12.

      17. Ibid., c.16.

      18. Processus canonizationis Neapoli, n.79.

      19. Ibid., n.77.

      20. STh. II-II, q. 188, a. 6 in c. Se ponía así Tomás en perfecta armonía con el espíritu de la Orden a la que se había sentido llamado: «El estudio -escribió el maestro general de los dominicos Humberto de Romanos- no es el objetivo de la Orden, pero es absolutamente necesario para los fines que hemos mencionado, a saber: predicar y trabajar para la salvación de las almas, porque sin el estudio no podemos conseguir ninguno de ellos» (Humberto de Romanos, De vita regulari, prol., n.12).

      21. De veritate, q. 11, a. 4, sed con.

      22. Cf. Abelardo Lobato, «Santo Tomás, Magister in Sacra Theologia. El Principium de su Magisterio» Communio (Sevilla) 21 (1988) 1, pp.49-70; y «El maestro en teología en el proyecto de Santo Tomás» Sapientia 42 (1987), pp.177-198.

      23. «Deseando ardientemente la conversión de los infieles, él [Ramón de Peñafort] pidió al ilustre doctor de la Sacra Pagina, maestro en teología, fray Tomás de Aquino, de la misma Orden, que, después de Alberto, es considerado el más grande filósofo entre todos los clérigos de este mundo, escribiese una obra contra los errores de los infieles» (Pedro Marc, Introducción al Liber De veritate Catholicae Fidei contra errores infidelium, Turín, Marietti, 1967, pp.72-73).

      24. De veritate q.11, a.1 in c.

      25. STh. pr.