en la Guerra Civil Española, por inscripción en juzgados, se puede ver un resumen de sus conclusiones. Sin embargo en estudios posteriores, y por ejemplo, en Navarra que el consideraba lugar testigo, se ha podido comprobar que las víctimas de la represión eran muy superiores a las cifras que él había calculado.
Consecuencias
El número de muertos en la Guerra Civil española sólo puede ser estimado de manera aproximada. El bando sublevado estableció una cifra de 500.000, incluyendo además de los muertos en combate, a las víctimas de bombardeos, ejecuciones y asesinatos. Estimaciones recientes arrojan esa misma cifra de 500.000 muertos o algo menos, sin incluir a quienes murieron de malnutrición, hambre y enfermedades engendradas por la guerra. La cifra de 1.000.000, a veces citada, procede de una novela de Gironella, que la justifica entre los 500.000 reconocidos y otros tantos cuya vida resultó irremediablemente destrozada. El exilio forzoso de muchos represaliados antes, durante y después de la guerra es difícil de cuantificar. Según su situación geográfica y sus preferencias políticas se optó entre salir por mar, cruzando el océano para pasar a países sudamericanos en su mayoría o el mar los más pudientes para ir a Inglaterra o Francia. O por tierra cruzando los Pirineos al lado galo, país que muchos eligieron por su cercanía con España y su creencia de buena acogida, demostrándose su error con hechos como los campos de concentración de Bram.
Las repercusiones políticas y emocionales de la guerra trascendieron de lo que es un conflicto nacional, ya que, por muchos otros países, la Guerra Civil española fue vista como parte de un conflicto internacional que se libraba entre la religión y el ateísmo, la revolución y el fascismo. Para la URSS, Alemania e Italia, España fue terreno de prueba de nuevos métodos de guerra aérea y de carros de combate. Para Gran Bretaña y Francia, el conflicto representó una nueva amenaza al equilibrio internacional que trataban dificultosamente de preservar, el cual se derrumbó en 1939 (pocos meses después del fin de la guerra española) con la Segunda Guerra Mundial. El pacto de Alemania con la Unión Soviética supuso el fin del interés de ésta en mantener su presión revolucionaria en el sur de Europa.
En cuanto a la política exterior, la GCE supuso el aislamiento de España y la retirada de embajadores de casi todo el mundo. Sólo unos pocos países mantuvieron relaciones diplomáticas con España desde el final de la II Guerra Mundial hasta el inicio de la Guerra Fría. A partir de los años 50, las relaciones internacionales españolas, con el apoyo de EE.UU, pasan a ser casi normales, salvo con los países del Bloque Soviético.
Dirección General de Regiones Devastadas
Durante la Guerra Civil Española de 1936 a 1939, muchos pueblos y ciudades resultaron total o parcialmente destruidos. Una vez finalizada la guerra, se constituyó la Dirección General de Regiones Devastadas que asumió la función de reconstruirlos.
Entre muchas poblaciones devastadas, se encontraron las siguientes:
Asturias: La Foz, Oviedo, Pendones, Tarna, Villamanín.
Vizcaya: Guernica, Durango y en menor medida Barakaldo.
Cantabria: Las Rozas de Valdearroyo.
Castellón: Benafer, Xilxes.
Extremadura: Mérida.
Guadalajara: Gajanejos, Hita, Masegoso de Tajuña.
Guipúzcoa: Éibar.
Huesca: Banariés, Banastás, Huerrios, Igriés, Lascascas.
Madrid: Brunete, La Hiruela, Prádena del Rincón, Villanueva de la Cañada, Villanueva del Pardillo.
Teruel: Híjar.
Zaragoza: Belchite.
Banderas de la guerra
Bando republicano
Bandera oficial de la República
Al suprimirse todos los regimientos del Ejército, se dejó temporalmente de utilizar, siendo sustituida por las de las diferentes milicias, que adoptaron banderas rojas o rojinegras, en muchos casos con emblemas partidistas, como la hoz y el martillo, un puño cerrado, o el escudo de algún sindicato.
A primeros de octubre de 1936 se crea el Ejército Popular Republicano, disponiéndose que se vuelva a usar la tricolor.
Banderas de unidades
Bando sublevado
Banderas oficiales
Banderas de unidades
La guerra civil en el arte
El tema de la Guerra Civil es el de mayor producción literaria de toda la historiografía española, así como el más polémico y generador de debate social y político (véase memoria histórica). Aunque hay un acuerdo casi unánime en las fechas, los denominados revisionistas próximos al franquismo, proponen la revolución de 1934 como inicio de la guerra. La propia declaración del estado de guerra fue divergente en ambos bandos: el gobierno republicano no declaró el estado de guerra hasta casi su final (para mantener el control civil de todas las instituciones), mientras que el gobierno de Franco no levantó la declaración hasta varios años después de terminada (para garantizar su control militar).
Cine
Véase Categoría:Películas sobre la Guerra Civil Española
Realizadas durante la propia guerra, aunque también hubo películas de ficción (las republicanas Aurora de esperanza —Antonio Sau, Barcelona, 1937—, Barrios bajos —Pedro Puche, Barcelona, 1937— y Nuestro culpable —Fernando Mignoni, 1938— y cinco películas nacionales de Benito Perojo y Florián Rey rodadas en los estudios alemanes de la UFA, de género folclórico —ambiente reconstruido en La niña de tus ojos, Fernando Trueba, 1998—), fueron fundamentalmente de género documental:
Bando republicano:
España 1936 (Luis Buñuel)
Sierra de Teruel (La esperanza o L'Espoir, de André Malraux, que también escribió una novela con ese mismo título).
Tierra de España (Joris Ivens) producción estadounidense.
Bando sublevado:
Noticiario Español, 32 documentales (precedentes del NODO)
¡Vivan los hombres libres! (Edgar Neville, 1939)
Romancero marroquí (1938-39), sobre la intervención de tropas marroquíes
Fueron mucho menos numerosas, debido a la menor cantidad de productoras (ocho frente a más de cincuenta republicanas); aunque existen documentales portugueses (O caminho de Madrid), italianos (Arriba Spagna. Scene della guerra civile in Spagna) y alemanes (In Kampf Gegen den Weltfeind o Legión Cóndor).
Durante el franquismo (hasta 1975):
Frente de Madrid (Edgar Neville, 1939), adaptación de la novela homónima del mismo autor
Sin novedad en el Alcázar (Augusto Genina, 1940) italoespañola
Raza (José Luis Sáenz de Heredia, 1941) con guion del propio Franco
Rojo y negro (Carlos Arévalo, 1942) censurada por su crudeza, a pesar de su orientación falangista
El santuario no se rinde (Arturo Ruiz Castillo, 1949)
Desde 1975: Ficción:
Las largas vacaciones del 36 (Jaime Camino, 1975); del mismo autor:
1. Dragon Rapide, que utiliza como título el nombre del avión en el que Franco salió de Canarias
2. El largo invierno
3. Los niños de Rusia
Una vita venduta (Aldo Florio, 1976)
Las bicicletas son para el verano (Jaime Chávarri, 1984) adaptación de la obra de Fernando Fernán Gómez
La vaquilla (Luis García Berlanga, 1985)
Réquiem por un campesino español (Francesc Betriu, 1985) adaptación de la novela de Sender