Felicísimo Martínez Díez

Humanos, sencillamente humanos


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      Índice

       Portada

       Portadilla

       Créditos

       Introducción

       1. Diversos caminos hacia la mejora humana

       2. Ni tecnofilia ni tecnofobia

       3. La larga historia hacia la mejora de la humanidad

       4. Humanos, sencillamente humanos

       5. Naturaleza, cultura y transhumanismo

       6. ¿El final de todo humanismo? La identidad humana

       7. ¿Se salvará la libertad?

       8. Humanos y con límites y deficiencias

       9. ¿Eternos e inmortales?

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      ISBN: 978-84-285-6053-5

      Depósito legal: M. 8.599-2021

      Composición digital: Newcomlab S.L.L.

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      Introducción

      El transhumanismo es definido por sus más destacados representantes como «un movimiento cultural, intelectual y científico que afirma el deber moral de mejorar las capacidades físicas y cognitivas de la especie humana, y de aplicar al hombre las nuevas tecnologías, para que se puedan eliminar aspectos no deseados y no necesarios de la condición humana, como son: el sufrimiento, la enfermedad, el envejecimiento y hasta la condición mortal» (The Transhumanist FAQ).

      El transhumanismo se considera a sí mismo como un paso intermedio entre el humanismo actual y el «posthumanismo» que vendrá. Parte del supuesto de que «la especie humana en su forma actual no representa el final de nuestro desarrollo, sino más bien una fase relativamente temprana» (The Transhumanist FAQ). Insiste en que el homo sapiens representa un estadio que puede y debe ser superado. Y va más allá en sus afirmaciones: la especie humana no es el final, sino una etapa en el proceso de la evolución. Se trata de una idea que de alguna forma recoge aquellos pensamientos expresados por el Zaratustra de F. Nietzsche: «Yo os enseño el superhombre. El hombre es algo que debe ser superado... El superhombre es el sentido de la tierra... Yo os conjuro, hermanos míos, permaneced fieles a la tierra, y no creáis a quienes os hablan de esperanzas sobrenaturales... El hombre es una cuerda tendida entre el animal y el superhombre, una cuerda sobre un abismo... La grandeza del hombre está en ser un puente y no una meta: Lo que en el hombre se puede amar es que es un tránsito y un ocaso... Yo quiero enseñar a los hombres el sentido de su ser: ese sentido es el superhombre, el rayo que brota de la oscura nube que es el hombre».

      Si la meta del transhumanismo es el posthumanismo, esto quiere decir que los cambios que se pronostican en el ser humano al ritmo del progreso científico y técnico serán cambios muy profundos, muy substanciales y muy radicales. Se necesitan modificaciones tecnológicas radicales en el cerebro humano, en el cuerpo humano. Para realizar estos cambios el transhumanismo cuenta con el aporte de lo que se ha dado en llamar «las tecnologías convergentes»: nanotecnología, biotecnología, tecnologías de la información, tecnologías cognitivas (NBIC).

      «Muchos transhumanistas desean seguir caminos de la vida que, tarde o temprano, requerirán convertirse en personas posthumanas: anhelan alcanzar alturas intelectuales tan superiores a cualquier genio humano actual como los humanos están por encima de otros primates; ser resistentes a las enfermedades e impermeables al envejecimiento; tener juventud y vigor ilimitados; ejercer control sobre sus propios deseos, estados de ánimo y estados mentales; poder evitar sentirse cansado, odioso o irritado por cosas mezquinas; tener una mayor capacidad de placer, amor, apreciación artística y serenidad; experimentar nuevos estados de conciencia a los que los cerebros humanos actuales no pueden acceder. Parece probable que el simple hecho de vivir una vida indefinidamente larga, saludable y activa, llevaría a cualquiera a la posthumanidad si continuaran acumulando recuerdos, habilidades, inteligencia» (The Transhumanist FAQ).

      Ya no se tratará de «seres humanos» según nuestros estándares actuales. A ese ser posthumano se le ha calificado ya como el «Homo Excelsior». Este salto hacia el posthumanismo requerirá «un nuevo diseño del organismo humano usando nanotecnología avanzada o su mejora radical usando alguna combinación de tecnologías como la ingeniería genética, psicofarmacología, terapias antienvejecimiento, interfaces neuronales, herramientas avanzadas de información, medicamentos para mejorar la memoria, potentes computadoras y técnicas cognitivas» (The Transhumanist FAQ). Resulta difícil para nosotros hoy imaginar cómo sería un posthumano. Carecemos de experiencias que nos permitan siquiera adivinar sus características.

      Ciertamente, el progreso científico y tecnológico está alcanzando unos niveles sin precedentes. Lo que ayer fue simple ciencia ficción se está convirtiendo en real posibilidad. Solo un grupo selecto de científicos y expertos en nuevas tecnologías conocen estas posibilidades. A la mayoría de los humanos se nos escapan los campos punteros en los que se mueven hoy en día la ciencia y la técnica. Yo pertenezco, por supuesto, a esa gran mayoría.

      «No pretendo grandezas que superan mi capacidad» (Sal 131,1). Esta frase tomada de un salmo de la Biblia judeo-cristiana refleja bien mi estado de ánimo al comenzar este escrito. No pretendo hacer una presentación del transhumanismo, tarea que a todas luces supera mi capacidad. Para hablar y escribir con autoridad sobre el transhumanismo es necesario tener unos conocimientos sobre ciencia y tecnología que yo ciertamente no tengo. Este no es un escrito sobre el transhumanismo, sino un escrito con motivo del transhumanismo. No pretendo explicar qué es el transhumanismo, en qué consiste, cuáles son sus propuestas científicas y