élite católica para actuar como mediadores del gobierno y prevenir conflictos laborales. Bautista7 analiza las interacciones de carácter político-institucional y social que surgieron entre el Estado y la Iglesia durante el proceso de secularización de la nación, su objetivo central es comprender cómo la normatividad, producto de las Leyes de Reforma, generó una serie de mecanismos a través de los cuales se dio la relación entre el clero, la sociedad y los gobiernos locales. Meyer,8 González,9 Curley,10 entre otros se han dedicado a analizar las relaciones políticas entre la Iglesia y el Estado durante las primeras décadas del siglo XX, en particular, el papel del activismo católico durante la Guerra Cristera.
Los trabajos sobre las organizaciones de mujeres católicas responden a un interés reciente por reconstruir desde la historia de género y de las mujeres la experiencia femenina en la historia. Chowning analiza el surgimiento de las Damas de la Vela Perpetua durante el siglo XIX a partir de las corrientes historiográficas que señalan un proceso de feminización al interior de la Iglesia Católica, producto de la secularización de los estados-nación y de su impacto en la experiencia devocional de hombres y mujeres. Ella señala que los hombres construyeron su devoción en la acción política, mientras las mujeres poblaron iglesias y poco a poco ocuparon un lugar central en las actividades parroquiales. Así, la iglesia y sus sacerdotes trasformaron sus actividades para acoplarlas a las necesidades femeninas, modificaron el sistema devocional y al mismo tiempo, la actividad parroquial se convirtió para algunas mujeres en un nuevo espacio de acción pública y política.11
Chowning recupera el concepto de feminización para explicar el aumento de la asistencia femenina al interior de las iglesias en México y la modernización del sistema devocional. Al mismo tiempo, abrieron un espacio de participación femenina, al grado que se convirtieron en las aliadas perfectas de los sacerdotes, pues actuaron para vincular a las comunidades, a sus barrios y a sus familias con las parroquias.12
Por su parte Silvia Arrom, se ha dedicado a estudiar tanto la sección masculina como la femenina de la Asociación de San Vicente de Paul, lo cual le permite observar que conforme avanzó el siglo XIX las mujeres fueron justificando su asociacionismo en torno a la filantropía y la caridad. Para Arrom, más que un proceso de feminización o de abandono de la filantropía por parte de los sectores masculinos, observa una división social del trabajo por género, con la incursión de las mujeres en la vida parroquial y con su nueva relación con el párroco, ellas empezaron a hacerse cargo de actividades públicas concebidas como “propias de su género” y que iban más allá de su papel maternal, pero al mismo tiempo, formaban parte del “deber ser de la mujer” e implicaban llevar la acción del cuidado femenino y materno a nuevos espacios como cárceles, asilos, hospitales y escuelas, lugares donde las mujeres actuaron llevando la doctrina religiosa, trabajando en el cuidado a los enfermos, dando de comer a pobres y criminales o bien educando a niños y adultos. Por su parte, los hombres se dedicaron a otras labores, si bien donaban dinero a las actividades filantrópicas, su accionar se encaminó hacia la defensa de la religión en el ámbito político, acto que en México se consolidó con la fundación del Partido Católico Nacional en 1912.13
Desde mi punto de vista, el análisis de Silvia Arrom permite comprender cómo esta división sexual del trabajo fue central en la defensa de la Iglesia frente al proceso de secularización.14 Así, las mujeres asumieron una rutina acorde con “el trabajo femenino” encaminada hacia la caridad y la asistencia social. Asimismo, se promovió un discurso maternal que fomentó el papel de la mujer como el centro de la vida doméstica que la Unión de Damas Católicas heredó y puso en marcha al momento de construir su propio proyecto de acción social enfocado en la defensa de la Iglesia.
El conjunto de investigaciones históricas sobre las Damas Católicas ha centrado su atención en analizar la organización durante la década de los veinte. La mayoría de las investigaciones basan su análisis en la revista La Dama Católica, surgida en 1920 y desaparecida en 1927.15 En este trabajo recupero fuentes que se encuentran en el Archivo Histórico de la Arquidiócesis de México, y en el Archivo Histórico de la Universidad Iberoamericana, así como otras fuentes hemerográficas como la revista Acción Católica.16
Las investigaciones han destacado el papel de esta asociación como parte del movimiento del catolicismo social, han señalado que las Damas Católicas formaron parte del conjunto de organizaciones cuyo desempeño fue clave para comprender las estrategias diseñadas por la jerarquía eclesiástica para ganar influencia política.17 Esta historiografía señala las líneas de pensamiento de las Damas de manera tangencial, así como sus actividades y su relación con otras organizaciones católicas del momento, incluso ha dado por sentado su funcionamiento sin tomar en cuenta las particularidades de la misma pues sus objetivos han sido otros.18
Desde los estudios de género se ha rescatado la relación entre el discurso de las Damas Católicas con el dogma religioso y la promoción del papel tradicional de la mujer en el hogar, aunque en la práctica el clero fomentó la participación de las mujeres en los espacios públicos. Se ha señalado que la acción de estas mujeres dependía de la estructura patriarcal y, por ende, fue limitada y se encontró siempre bajo la tutela de la Iglesia y sujeta a una estricta vigilancia.19 Este tipo de análisis enfatiza la influencia de las mujeres católicas en el espacio político destacando su participación para afianzar la influencia de la Iglesia en la sociedad de los años veinte y treinta tanto en la Ciudad de México como en Guadalajara. También se ha buscado recuperar la vida, la experiencia y la mentalidad de las mujeres que conformaron esta organización para dar cuenta del activismo femenino poniendo en tela de juicio su supuesta subordinación frente al sacerdocio, los partidos políticos y otras organizaciones católicas.20
Se ha hecho énfasis en su papel como creadoras de opinión pública y figuras políticas y se ha indicado que los espacios de participación de las Damas se concentraron en el terreno de la educación religiosa y el trabajo social, no sin antes destacar cómo estas mujeres se convirtieron en “militantes católicas”.21 Por otra parte, se ha puesto en tela de juicio la idea de que la educación laica y la educación religiosa de las Damas eran muy diferentes, pues ambos modelos educativos tenían más elementos en común de lo que el Estado posrevolucionario y anticlerical quería reconocer. De ahí que la labor de las mujeres católicas como profesoras de niños y adultos tuvo un papel relevante en el enfrentamiento con la Secretaría de Educación Pública.22
Si bien tenemos una visión sobre la complejidad de las actividades y desempeño de esta asociación, la historiografía ha dejado de lado el sentido del asociacionismo católico femenino, aspecto que ha impedido analizar globalmente sus actividades y su singularidad. Esta investigación dimensiona la organización de las Damas Católicas a partir de su experiencia previa, se analiza cómo se adaptó a las nuevas condiciones políticas y sociales, producto de los primeros años del periodo posrevolucionario para comprender cómo la organización pasó de ser una organización filantrópica a una organización con contenido social y beligerante.
Además, se analiza cómo se imaginaban a sí mismas, cómo formaron su identidad, el discurso que pretendía convertirlas en proveedoras de la fe, cuidadoras de la moral, madres de todos los niños, enfermos, prisioneros y en representantes de los valores morales más conservadores tendientes a poner en el centro de la vida doméstica a la mujer. Este discurso derivó en una acción pública innovadora que basó su actuación en una compleja estructura desarrollada en el espacio urbano de la Ciudad de México y que transformó un discurso tradicional en uno con características propias. En el presente estudio, reviso la expresión material de la acción católica femenina para profundizar en la construcción de sus redes de seguridad y estrategias de trabajo. También, analizo las acciones que les abrieron nuevas vías de participación y notoriedad pública en función de sus actividades desplegadas a través de la ciudad.
La historiografía se ha detenido a estudiar el desarrollo de las actividades sociales de la Unión de Damas Católicas, sobre todo se ha concentrado en comprender el pensamiento, formación social y política de esta agrupación. El interés ha sido explicar cuál es el papel que jugó durante estos años de conflicto entre