la pata está bajando
y hasta el suelo llegó.
No sabe estarse quieta
de aquí para allá andaba
hasta que en un rincón
una miga se encontraba.
De tanto que se ha movido
mucha hambre le ha entrado
una miga se ha comido
y se ha atragantado.
Se está moviendo muy raro
la miga no le pasaba
la hormiguita está en apuros
y hasta se puso morada.
Un gato que ha llegado
desde lejos la miró
rápido se ha acercado
y así la preguntó.
¿Qué te pasa hormiguita
has cambiado de color
aunque estas más bonita
te podría ayudar yo?
Ella sigue muy callada
no podía ni hablar
se movía y saltaba
pero seguía sin tragar.
Allí el gato parado
fijo la estaba mirando
no sabía qué pasaba
ella estaba sudando.
“¡Pues tanto calor no hace!”
el gato la está diciendo
“¡Déjate ya de mover!”
y se marchaba corriendo.
De pronto se ha parado
parece que comprendió
el problema que había
y media vuelta se dio.
Se acerca a la hormiga
y un golpe la está dando
así le salió la miga
de la garganta volando.
“Pequeña -le dice el gato-
pero ¿Por qué no decías
lo que te estaba pasando?”
ella mirándole oía.
“Pero, ¿Qué estás diciendo?
si no podía ni hablar
¿Es que no me estabas viendo?
sólo podía saltar”.
“Saltar, ¿Y eso por qué?”
el gato la preguntaba
“Pues así quería ver
si la miga se marchaba.”
“¡La miga!, pero ¿Qué miga?”
el gato la preguntó
“Si tú eres una hormiga
¿O estoy equivocado yo?”.
La hormiguita como vio
que el gato no se enteraba
media vuelta que se dio
y despacio se marchaba.
“¡Gracias!” le dice al gato
mientras ella va andando
él la escucha y no contesta
pues estaba gateando.
Por el tronco de un árbol
allí un pájaro se encontraba
y sube muy despacito
para ver si le pillaba.
Pero el pájaro más listo
ha comenzado a volar
y el gato que le ha visto
ya se tiene que bajar.
Se queda en la sombrita
y allí se dormirá
la hormiguita que le ha visto
a su lado se echará.
En la sombra de aquel árbol
los dos se pasan el día
son amigos desde siempre
y aquel lugar compartían.
AMOR
2. LA GAVIOTA Y LA PISCINA
Volando una gaviota
desde lejos divisó
una piscina muy llena
y allí que aterrizó.
“¡El agua está calentita!”
la gaviota decía
y posada sobre ella
tranquila se divertía.
Metiendo está la cabeza
luego ella la sacaba
lleva un buen rato jugando
porque mucho le gustaba.
De pronto allí en lo alto
más gaviotas había
se acercaron volando
y