Морган Райс

Ansiada


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toda la rabia que Scarlet sentía correr por ella, realmente no quería crear una confrontación mayor.

      Suavemente, empujó a sus amigas, y lentamente el grupo siguió caminando, alejándose por el pasillo. Scarlet no quería bajar al nivel de Vivian.

      Mientras los dos grupos se alejaban uno del otro más y más, de repente Scarlet sintió algo. Era una sensación extraña, una que nunca antes había sentido. De la nada, sus sentidos estaban en alerta máxima: sintió, más que vio, una energía oscura acercársele por detrás. No sabía cómo, pero la sintió. Y entonces su sentido del oído se agudizó y pudo oír cada pequeño movimiento en el pasillo. Oyó el movimiento de los pasos de una chica que se acercaba por detrás.

      Reaccionando a la velocidad de la luz, de repente Scarlet sintió su cuerpo girar, mientras su mano se elevaba, y se vio a sí misma agarrar la mano de la otra persona cuando se acercaba a la parte posterior de su cabeza.

      Scarlet levantó la vista y se sorprendió al verse agarrando la muñeca de Vivian. Vio un pedazo de goma de mascar en la palma de su mano, y también vio su expresión de sorpresa. Entonces se dio cuenta de lo que había sucedido: Vivian se había deslizado detrás de ella y estaba a punto de pegarle el chicle en el pelo. De alguna manera, Scarlet la había percibido y había girado y la había bloqueado en el último segundo, a unos pocos centímetros de distancia.

      Mientras Scarlet giraba la muñeca de Vivian con una increíble oleada de fuerza; Vivian se dejó caer de rodillas gritando de dolor.

      Todo el mundo en los pasillos se detuvo, mientras una gran multitud se reunía a su alrededor.

      “¡Me estás haciendo daño!" Vivian gritó. “¡Suéltame!"

      “¡PELEA! ¡PELEA!” gritó la multitud de chicos que se había reunido alrededor.

      Scarlet sintió una rabia inmensa correr por ella, una rabia que apenas podía controlar. Algo en su cuerpo la había protegido del daño, y ahora la estaba empujando a cobrar venganza y romper la muñeca de esa chica.

      "¿Por qué iba a hacerlo?" María gritó. "Estabas a punto de pegarle chicle en el pelo."

      "¡Por favor!" Vivian gimió. “¡Lo siento!"

      Scarlet no entendía lo que la estaba empujando, y eso la asustó. En el último segundo, se obligó a detenerse. Finalmente, la soltó.

      La muñeca de Vivian cayó a su lado, mientras ella se ponía de pie y corría de regreso con su grupo de amigas.

      Scarlet se volvió, su corazón latía con fuerza, y se fue con sus amigas por el pasillo. Poco a poco, los pasillos regresaron a su movimiento habitual, todo el mundo susurraba mientras se dispersaba. Las amigas de Scarlet se juntaron a su alrededor.

      "Dios mío, ¿cómo lo hiciste?", preguntó María, con temor.

      “¡Eso fue como increíble!", dijo Jasmin. "¿De verdad la pusiste en su lugar."

      "No puedo creer que iba a pegarte el chicle", dijo Becca.

      “Recibió lo que se merecía", dijo María. "Bien hecho, chica. Creo que lo va a pensar dos veces antes de meterse contigo otra vez.”

      Pero Scarlet no se sentía bien. Sentía un vacío, como si le hubieran drenado la energía. Y estaba más desconcertada que nunca con lo que le estaba pasando. Por un lado, le emocionó haber sido capaz de atraparla a tiempo, luchar y defenderse a sí misma. Pero, al mismo tiempo, no podía entender cómo había podido reaccionar de esa manera.

      Sus ojos le lastimaban más y su dolor de cabeza había empeorado y, por loco que sonara, no podía evitar sentir que estaba cambiando. Y era lo que más la aterraba.

      La campana sonó y, justo antes de entrar a la clase, Scarlet vio a Blake. Estaba con algunos de sus amigos, y uno de ellos lo empujó, y él se volvió y la miró. Por un momento, sus ojos se encontraron. Scarlet trató de descifrar su expresión. Más que nada, esperaba que se volviera y se acercara, que le diera una oportunidad.

      Pero él se dio vuelta y caminó con sus amigos en la dirección contraria.

      Scarlet sintió que se le rompía el corazón. Entonces así estaban las cosas. Ella ya no le gustaba. No sólo eso, sino que ni siquiera le hablaba. Ni siquiera la saludaba. Eso le dolió  más que nada. Había creído que tenían algo juntos, y no podía entender cómo todo se había colapsado tan rápidamente, cómo se había desvanecido así. Cómo no podía ser al menos más comprensivo, al menos darle la oportunidad de explicarle.

      Ni siquiera era el primer período del día y Scarlet sintió que le habían dado una paliza, como si fuera un saco de boxeo. Había experimentado un torbellino de emociones, y se preguntó cómo podría pasar el resto del día.

      "Vamos, no lo necesitas", María le dijo mientras ponía un brazo alrededor de Scarlet, y la conducía a la primera clase del día. Scarlet tragó saliva, sabiendo que detrás de esas puertas estaría Sage.

      CAPÍTULO SEIS

      En el primer período, la clase de Scarlet era de cerca treinta chicos, que ahora  luchaban para tomar sus asientos. Los escritorios se alineaban en tres hileras de diez, mientras que a un lado de la habitación había largas mesas de madera con bancos. Observó la habitación y con alivio vio que Sage no estaba; al menos era un drama menos ese día.

      "¿Dónde está?" María preguntó, abatida. “¿Qué crees?”

      Era Inglés, la clase favorita de Scarlet. Normalmente, habría estado feliz de estar allí, sobre todo porque el señor Sparrow era su profesor favorito, y porque este semestre estaban estudiando Shakespeare, y su obra favorita: Romeo y Julieta.

      Pero mientras se dejaba caer en su asiento, en la fila junto a María, se sintió sin energía. Apática. Apenas podía concentrarse en Shakespeare. La clase se calló, y Scatlet sacó mecánicamente sus libros y se quedó mirando la página, invadida por la confusión.

      "Hoy va a ser un poco diferente", el señor Sparrow anunció.

      Scarlet miró hacia arriba, feliz de escuchar su voz. En sus 30´s, de buen aspecto, ligeramente sin afeitar, con pelo largo y una mandíbula prominente, parecía alguien fuera de lugar en esta escuela secundaria. Se veía un poco más glamoroso que los demás, como un actor que había pasado su mejor momento. Siempre estaba muy feliz, sonreía rápidamente, y era muy amable con ella y con todos los estudiantes. Nunca tenía una palabra dura con ella, ni con ninguna otra persona, y siempre era generoso con todos. También se las arreglaba para hacer que incluso el texto más complicado fuera fácil de entender, y se las arreglaba para entusiasmar a todos con lo que estaban leyendo. También, era una de las personas más inteligentes que conocía, con un amplio conocimiento enciclopédico del mundo y de la literatura clásica.

      "Una cosa es solo leer las obras de Shakespeare," anunció con una sonrisa pícara en su rostro. "Otra muy distinta es actuarlas", agregó. "De hecho, se podría argumentar que no se pueden entender realmente sus obras hasta que no se las haya leído en voz alta, o no se las haya actuado.”

      La clase se rió, los chicos se miraron y murmuraron entre si con emoción.

      “Así es", dijo. “Tal como lo están imaginando. Después de la discusión de hoy, vamos a dividirnos en grupos, elegirán un compañero y actuarán el texto en voz alta el uno al otro.”

      Los estudiantes susurraron emocionados, y el nivel de energía se elevó en la clase. Hasta logró sacudir a Scarlet de su ensueño y hacerla olvidar, por un momento, todos los problemas en su vida. Trabajar con otro y leer las líneas: sin duda sería algo divertido.

      De repente, la puerta de la habitación se abrió y, con el resto de la clase, Scarlet se volvió para ver de quién se trataba.

      No lo podía creer. Allí, con su porte noble ,con un libro en la mano, estaba Sage, vistiendo una chaqueta delgada de cuero, botas de cuero negro y pantalones vaqueros de diseño con un gran cinturón de cuero negro y una enorme hebilla de plata. Llevaba una camisa de botones negro holgada abierta que revelaba un collar brillante que parecía de platino blanco con un colgante grande