del liderazgo. Es posible que hayas empleado dinero, tiempo y esfuerzo para conseguirla. ¡No te desanimes! Los especialistas en management ayudamos a las personas que trabajan en las organizaciones, pero naturalmente solo si estas se dejan y desean colaborar. ¡Hay que tener auténticos deseos de ser un líder! No se puede lograr el éxito sin un cierto coste y se deben realizar algunos sacrificios.
A lo largo de este libro se citan numerosas obras de autores, consultores, empresarios, historiadores, filósofos, poetas, psicólogos, estadistas, militares… Sería buena idea que las leyeses con atención, reflexión y buscando la aplicación práctica para tu caso concreto.
No soy partidario de métodos drásticos; prefiero «enseñar a aprender» intentando que las penurias del día a día sean las menos posibles sin imponer un modelo predeterminado, sino más bien modificando hábitos de vida. Además, es evidente que se necesita un cierto grado de conocimiento de la especialidad en la que se trabaja. Entonces todo será más fácil.
Nunca pido a mis clientes que alteren su rutina cotidiana ni sus trabajos habituales mientras aprenden las técnicas de liderazgo; estas no se pueden practicar en un laboratorio totalmente aséptico o en una burbuja de cristal que nos aísle de la realidad cotidiana. En cambio les hablo sobre las elecciones que tienen a su alcance y están dispuestos a convertir en realidad, les pido que asuman unos principios y valores en los que realmente crean profundamente, una especie de regla de oro que se convertirá en la esencia de su liderazgo personal.
El management se encuentra en unos momentos de intenso perfeccionamiento. Esto demanda personas especializadas en las diversas áreas, individuos competentes para amoldar los mejores instrumentos de gestión a las necesidades reales de los empresarios. En excesivas ocasiones sucede que en el trajín cotidiano en la empresa se acaba gestionando a los individuos como si fuesen máquinas. Es el momento de implantar una de las utilidades más valiosas del liderazgo: la facultad de poner en juego lo mejor de cada persona que forma la empresa.
La vida no es un proceso mecánico, no es una ciencia... es un misterio impredecible. No hay nada seguro. Está llena de incertidumbres y sorpresas, ¡esa es su belleza! Y la propia disposición de mantenerse en esa incertidumbre, y a pesar de ella, es muestra de valor y superación.
La Historia y la vida del ser humano es un gran proyecto; en ella pone su voluntad, su creatividad y su esfuerzo en superar problemas que le afligían, siendo flexible, demostrando adaptabilidad al medio hostil que lo rodeaba. Estas son cualidades que las empresas deben fomentar en sus líderes desde sus inicios.
En 1780, en Newgate, Inglaterra, se dice que por disturbios callejeros encarcelaron a William Addis. En aquella época los dientes se lavaban frotándolos con un trapo o con una tela de lino con sal u otras sustancias. Como los trapos de prisión no debían de ser muy fiables, Addis buscó un sustituto más higiénico. Se guardó un hueso de la cena y con un pequeño soborno a uno de sus guardias consiguió unas cerdas, que unió y pegó en unos agujeros hechos antes en el hueso. Al salir de prisión fundó la compañía Addis y comenzó a comercializar sus cepillos.
Sin embargo, aprender a adaptarse a los cambios, desarrollar creatividad ante los problemas, voluntad para afrontar dificultades, no son sino algunas de las características claves del líder, pues en realidad se necesitan un conjunto de aptitudes para crear una organización que de manera inteligente pueda afrontar situaciones adversas. A todos los líderes les caracteriza una preocupación por un propósito guía, una visión superior.
La esencia del liderazgo tiene que ver con las personas, su desarrollo y crecimiento individual. Su principal protagonista no son las estructuras, los planes, los recursos…; es el hombre y su planteamiento ético, profesional, social y psicológico. En consecuencia, todo líder debe tener presente que su relación es con individuos cada día más informados y mejor educados que entienden muy bien que el éxito de la organización a la que pertenecen depende en gran medida del nivel de compromiso, dedicación y capacidad profesional de quienes la integran.
La clave del management actual reside en impulsar el desarrollo humano a la par del profesional del líder y de su equipo. Una cosa es administrar y otra es liderar. Administradores hay muchos, los líderes están casi extintos. Hacen falta líderes porque apenas los hay.
En los siguientes capítulos podrás conocer las habilidades que necesita un buen dirigente, las dificultades con las que se encuentra, los motivos por los que fracasa, las tareas básicas que debe realizar... y entonces estarás en condiciones de elegir ese conjunto de principios, relacionados entre sí, que te permitirán practicar un liderazgo inteligente, teniendo presente que el líder se caracteriza por su pasión por aquello que hace. Somos el resultado de las experiencias que vivimos, la educación que nos dieron, la formación que elegimos, los libros que leemos, los lugares que visitamos, las personas con las que compartimos nuestra vida y las decisiones que tomamos.
Félix Velasco
1. «Tempus fugit, sicut nubes, quasi fluctus, velut umbra»
«Quien sea capaz de ver la totalidad es filósofo,
quien no, no».
Platón
Desde su origen, el hombre se ha agrupado en comunidades que para subsistir tuvieron que tomar decisiones, coordinar esfuerzos y llevar a cabo acciones enfocadas hacia el progreso y el bienestar común. Así pues, toda organización humana es una realidad antropológica, una agrupación de personas que comparten una meta común. Desde tiempos remotos las organizaciones sociales han sido dirigidas por personas que se han encargado de guiar sus pasos hacia fines determinados. En los albores de la Historia el concepto de autoridad estaba rodeado por una especie de aura mágico-religiosa.
El líder era concebido como un ser superior al resto de los miembros del grupo, con atributos y cualidades especiales. Los héroes de las batallas eran elegidos por los pueblos para liderar su rumbo; sus palabras y sus acciones tenían gran poder sobre el destino de gran número de personas. El héroe era por lo general un varón ilustre y célebre por sus hazañas y virtudes; en la mitología era un ser engendrado por un dios y un ser humano. Para Homero1, la figura del héroe está representada por un guerrero notable por su bravura. Hesíodo2 hace del héroe un ser mítico, casi siempre bienhechor, que habita en las islas Afortunadas bajo la égida de Cronos. A partir del s. V pasó a ser un mortal semidivinizado después de su muerte al que se rendía culto. El héroe epónimo era el que daba su nombre a un determinado lugar.
En definitiva, un individuo, al demostrar su superioridad ante la comunidad, se convertía en su líder. Podemos constatar que a través de la Historia, en los diferentes pueblos y culturas de todos los tiempos surgen siempre hombres y mujeres que se destacan por ejercer esta función. Incluso se consideraba que estos poderes o atributos especiales se transmitían biológicamente de padre a hijo o que eran un don de los dioses, es decir, que nacían con ellos.
El arte es la expresión más bella de alma capaz de recrear las cosas más grandes y hermosas de este mundo definiéndolas por sus detalles. Hasta donde llega la memoria humana, el arte de liderar ha sido uno de los imperativos esenciales del hombre.
El liderazgo en la vida de los pueblos es también una expresión natural en el origen y desarrollo del ser humano. La supremacía personal, la influencia individual, se dio ya en sociedades sin estado desde la época primitiva cuando el hombre aún era cazador, pescador y recolector. El líder era el hombre más hábil y más fuerte. Con el transcurso de los siglos, en la época de la Grecia clásica, el liderazgo comenzó a pasar de la fuerza a la inteligencia. Allí empieza la incesante búsqueda de un liderazgo a favor del bienestar colectivo, lo que hoy se conoce como «bien social».
Sócrates, 335 años a. C. hablaba del liderazgo como un arte, la más noble y grande de las artes, donde el artista no impone el interés del más fuerte sino que defiende el interés del más débil sobre el que tiene autoridad.
Sin embargo, el liderazgo como disciplina sistemática es muy joven y reciente.
Desde el origen de la Humanidad, pasando por todas las cunas de las distintas civilizaciones hasta nuestra época, el liderazgo fluctuó entre el bien y el mal, pudiendo ser eficaz y ejemplar