T.J. Murphy

Listos para correr


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forma de que los seres humanos consiguieran una comida de mayor enjundia que, por ejemplo, un manojo de hierba podía ser quedarse en vela por la noche y estar atentos a los ruidos de los tigres despedazando una presa. Al amanecer, correrían hasta el lugar de los hechos para llevarse lo que hubiesen dejado. Si les localizaba un tigre de 270 kilogramos que podía acelerar de 0 a 56 kilómetros por hora en unos cuantos segundos, saldrían pitando. Tal vez llevaran consigo un garrote o no, pero en cualquier caso es probable que correr fuese la mejor solución.

      Realmente nacimos Listos para correr.

      Había que robar los restos de las presas dejados por leones y tigres, pero también se organizaban partidas de caza. Tal como ha expuesto el paleontólogo de Harvard, Daniel Lieberman, y sus colaboradores, los primeros seres humanos, cuya mejor arma era un garrote o un palo afilado, tenían que aprovechar las pocas ventajas sobre los ñus y otros animales. Los animales enfriaban su cuerpo jadeando, mientras que nuestros ancestros podían sudar, y aunque los ñus corrían mucho más rápido que los primeros cazadores humanos, no podían hacerlo indefinidamente, ni galopar hora tras hora en días terriblemente calurosos. Los cazadores-recolectores humanos, dotados de glándulas sudoríparas, empezaban sus cacerías en las horas de más calor y nunca dejaban que sus presas descansaran a la sombra de un árbol. Al final, ñus, cebras, antílopes u otras presas, bajo la presión incesante del corredor Homo erectus, que podía correr sin parar hora tras hora, se desplomaban, de ahí el término «cacerías de persistencia».6

       TUS ARMAS PARA CORRER

      No se trata únicamente de los dones de una piel cubierta de pelusa como la de un melocotón ni de un mecanismo de superior tolerancia al calor. Los seres humanos disponen de diversas ventajas sobre otros mamíferos para correr. Por eso, la próxima vez que oigas a alguien decir: «Nunca podría correr un maratón, ¡ni siquiera puedo dar una vuelta a la manzana!», o te encuentres a un crossfitter con enorme capacidad de trabajo y una tolerancia salvaje al dolor en el gimnasio que diga: «Odio correr», he aquí unos cuantos datos sobre evolución para que les respondas:

      • Dispones de muelles. Al caminar, pies, piernas y cuerpo adoptan un movimiento pendular. Sin embargo, ponte a correr y toda esa maquinaria maravillosa con la que naciste y dotada de bóvedas en acción –caderas, rodillas, tobillos y pies– trabajará en concierto con los músculos y tejidos conjuntivos para aprovechar la fuerza de la gravedad y la energía elástica con el fin de que te desplaces botando con una eficacia pasmosa. «De hecho, al correr las piernas del ser humano almacenan y liberan energía con tal eficacia que la acción de correr es sólo un 30-50 por ciento más costosa que caminar a una velocidad de fondo,– dice Daniel Lieberman en su libro La historia del cuerpo humano. «Y lo que es más, esos muelles son tan eficaces que el coste de una carrera de fondo (sin esprintar) es independiente de la velocidad: se consumen las mismas calorías corriendo ocho kilómetros a un ritmo de 7 a 10 minutos los 1 600 metros.»

      • Dispones de unos resortes estables llamados arcos plantares. Los pies son unas máquinas solventes diseñadas no sólo para correr, sino también para correr rápido, así como para los veloces y ágiles cambios de dirección que asociamos con las estrellas de fútbol americano. Según investigadores, el mecanismo constituido por el arco plantar, con su acción de muelle conservador de energía, reduce el coste energético de la acción de correr hasta un 17 por ciento.7

      • El tendón de Aquiles es extremadamente elástico. De sólo 8 milímetros de longitud en el chimpancé, el tendón de Aquiles del ser humano mide 15 centímetros. Al correr se aprecia el verdadero poder de estos extraordinarios tendones: almacenan y liberan un 35 por ciento de la energía mecánica producida al correr, algo que no sucede al caminar. El tendón de Aquiles es vital cuando se trata de correr.

      • Contamos con unas nalgas poderosas. Es cierto, los músculos glúteos son grandes, pero no están ahí únicamente para llenar los pantalones vaqueros. Es posible caminar con los glúteos prácticamente inactivos. Sin embargo, inicia un esprín y los glúteos se volverán esenciales para tu estabilidad general, evitarán que caigas de bruces a cada paso. Los glúteos son los músculos más grandes del cuerpo, y si se saca todo el partido de ellos (una vida sentado en sillas puede impedir el magnífico flujo de energía que la cadena muscular posterior del cuerpo está preparada para canalizar), estarás utilizando unos músculos relativamente inagotables.

      • Los conductos auditivos son el equivalente a las computadoras en los viajes espaciales. Sí, incluso los conductos auditivos están especializados para correr bien. Correr consiste en ir dando botes, cosa que no pasa al caminar. Y, si no, para hacerte una idea de cuántas cosas suceden cuando recorres una calle corriendo, fíjate en el movimiento en forma de ocho de la coleta de una corredora en acción. Como un ordenador con giroscopios, los conductos auditivos transmiten señales al sistema musculoesquelético para corregir el constante flujo de mínimos desequilibrios propios de un organismo bípedo en movimiento.

      Si tienes alguna duda de que, gracias a millones de años de evolución, has nacido para correr, sea en el campo, en una pista, con botas militares o en un maratón, lee el libro de Lieberman La historia del cuerpo humano. Hay una razón para que tengamos los dedos del pie cortos (estabilización de los pies), una cintura estrecha en contraste con la anchura de los hombros (potencia generada mediante una rotación óptima), unas nalgas poderosas, giroscopios en el cráneo y piel que irradia el exceso de color corporal, gracias a millones de glándulas sudoríparas: estamos diseñados para correr como el viento. La finalidad de este libro es que lo consigas.

      PARTE 2

      La misión de este libro es ofrecer a los que corren o quieran correr unas pautas claras. Tanto si eres un corredor de fondo, un futbolista, un crossfitter o un soldado, quiero que estés seguro de que estás listo para ser el mejor corredor posible y disminuir los riesgos de desgaste y lesiones. Las normas que presento en esta parte del libro están pensadas para que determines cuán listo para correr estás y ayudarte a alcanzar la capacidad óptima para la que tu cuerpo fue diseñado.

       CAPÍTULO 3

       INTRODUCCIÓN A LOS ESTÁNDARES

      En los capítulos siguientes presento y explico los doce estándares que cumplirás para completar una evaluación exhaustiva de tu estado para correr, a saber:

       • Pies neutros.

       • Zapatos planos.

       • Una columna vertebral flexible.

       • Una técnica eficaz para ponerse en cuclillas.

       • Flexión de caderas.

       • Extensión de caderas.

       • Movilidad del tobillo.

       • Calentamiento y recuperación activa.

       • Compresión.

       • Ausencia de puntos dolorosos.

       • Hidratación.

       • Saltos y aterrizajes.

      Propender, cumplir y mantener estos doce estándares da los siguientes resultados:

       • Los tejidos están sanos e hidratados, y las superficies entre tejidos se deslizan más que se traban, igual que un velcro.