rel="nofollow" href="#ulink_4341b1ce-8478-537d-8446-9c01dbecdef2">[74] Oros. VII, 40, 8. Cuyas tareas de defensa fronteriza encajan con las atribuidas a los burgarii antes mencionados. Su asimilación con soldados campesinos confirma el hecho de que solía asignárseles tierras para su mantenimiento.
[75] Zos. VI, 5, 1; Olymp. 13, 2; Sozom. IX, 12.
[76] Sozom. IX, 12 (= Olymp. 13, 2).
[77] Zos. VI, 5, 2.
[78] Hydat. 34.
[79] Oros. VII, 40, 9.
[80] C. E. Stevens, «Marcus, Gratian, Constantine», cit., p. 329. J. Arce, «Gerontius, el usurpador», cit., p. 115. M. E. Gil Egea, «Barbari ad pacem incundam conversi en el año 411 en Hispania», Polis 12 (2000), pp. 73-84. En contra M. Cesa, Impero tardoantico e barbari, cit., p. 137.
[81] Olymp. 13, 2 (= Sozom. XII, 3).
[82] Ch. Courtois, Les Vandales et l’Afrique, París, Arts et Metiers Graphiques, 1955, p. 50. Los textos relativos al paso de los bárbaros por la Galia entre el 406 y el 409 insisten en la idea de destrucción, una política de saqueo sistemático y prácticamente de «tierra quemada». Los distintos testimonios están recogidos en P. Courcelle, Histoire littéraire des grandes invasions germaniques [1948], París, Études Augustiniennes, ³1964, pp. 79-114.
[83] Olymp. 15, 2 (= Sozom. IX, 12).
[84] Ph. Wynn, «Frigeridus, the British Tyrants, and the Early Fifth Century Barbarian Invasions of Gaul and Spain», cit., pp. 93-98.
[85] Oros. VII, 41, 2.
[86] Oros. VII, 41, 7.
[87] Hydat. 41: «Subuersis memorata plagarum crassatione Hispaniae prouinciis barbari ad pacem ineundam domino miserante conuersi».
[88] Hydat. 41.
[89] R. Collins, Early Medieval Spain, cit., pp. 33-34. Ph. Wynn, «Frigeridus, the British Tyrants, and the Early Fifth Century Barbarian Invasions of Gaul and Spain», cit., pp. 98. J. Arce, «Gerontius, el usurpador», cit., p. 80.
[90] Olymp. 17, 1, que parece indicar que era su propio hijo. Greg. Tur., Hist. II, 9.
[91] J. Arce, El último siglo de la España romana: 284-409, Madrid, Alianza, 1982, p. 161.
[92] C. Torres Rodríguez, «Límites geográficos de Galicia en los ss. IV-V», Cuadernos de Estudios Gallegos 4 (1949), pp. 367-383. La provincia no fue en todo caso una improvisación y tenía antecedentes administrativos en el Alto Imperio. Cfr. A. Cepas Palanca, Crisis y continuidad en la Hispania del siglo III, «Anejos de Archivo Español de Arqueología XVII», Madrid, CSIC, 1997, pp. 29-40.
[93] L. A. García Moreno, «La invasión del 409 en España: Nuevas perspectivas desde el punto de vista germánico», en A. del Castillo (ed.), Ejercito y sociedad. Cinco estudios sobre el mundo antiguo, León, Universidad, 1986, p. 82. Otros autores prefieren una división Norte/Sur y piensan que llegados a Astorga los suevos se dirigirían a Braga y los vándalos asdingos a Lugo. Cfr. W. Reinhardt, Historia general del reino hispánico de los suevos, cit., pp. 24-25 (mapa).
[94] Hydat. 41.
[95] J. Arce, «Los vándalos en Hispania (409-429 A.D.)», Antiquité Tardive 10 (2002), p. 79, considera un sorteo en el sentido puro del término, con independencia del potencial demográfico o militar.
[96] Sozom. IX, 13 (= Olymp. 17, 2). Aunque las monedas identificadas como acuñaciones suyas parecen proceder de la ceca de Barcelona. Cfr. M. Gomes Marques, A moeda peninsular na idade das trevas, Sintra, Instituto de Sintra, 1998, pp. 69-76, lo que ha llevado a pensar que el proclamado emperador en Tarragona pudo luego elegir Barcelona por razones estratégicas o de seguridad. Cfr. M. Mayer, «Maxim, l’emperador de la Tarraconense», Revista de Catalunya 72 (1993), p. 56.
[97] Greg. Tur., Hist. II, 9.
[98] Sozom. IX, 13 (= Olymp. 17,2).
[99] Oros. VII, 42, 4-5.
[100] Chron. Gall. A. CCCCLII, 85, a. 420 y 89, a. 422. Cfr. M. Mayer, «Maxim, l’emperador de la Tarraconense», cit., pp. 56-69, contexto en el cual J. Arce, «La epistula de Honorio a las tropas de Pompaelo: comunicaciones, ejército y moneda en Hispania (siglos IV-V d. C.)», en R. M. S. Centeno, M. P. García Bellido y G. Mora (coords.), Rutas, ciudades y moneda en Hispania, «Anejos de Archivo Español de Arqueología XX», Madrid, CSIC, 1999, p. 464, colocaría la problemática carta de Honorio a la guarnición pamplonesa, cuya función finalizaría con su victoria en el 422. Frente a la datación en el año 418 preferida por la mayoría de los estudiosos. Cfr. H. S. Sivan, «An unedited letter of the emperor Honorius to the Spanish soldiers», Zeitschrift für Papyrologie und Epigraphie 61 (1985), pp. 273-287. M. Kulikowski, «The epistula Honorii. Again», Zeitschrift für Papyrologie und Epigraphie 122 (1998), p. 251, cree que a partir de este texto lo único que se puede afirmar es que, durante el reinado de Honorio, fueron instaladas en Hispania tropas comitatenses que le eran leales.
[101] Olymp. 17, 1.
[102] Cfr. P. Courcelle, Histoire littéraire des grandes invasions germaniques, cit., pp. 80-88. Ch. Courtois, Les Vandales et l’Afrique, cit., pp. 41-51.
[103] E. Chrysos, «Legal concepts and Patterns for the Barbarians’ Settlement on Roman Soil», en E. Chrysos y A. Schwarcz (eds.), Das Reich und die Barbaren, cit., pp. 13-23. A. Schwarcz, «Foederati», en J. Hoops (ed.), Reallexikon der Germanischen Altertumskunde, vol. 9, Berlín-Nueva York, De Gruyter, 1995, pp. 291-299. P. Heather, «Foedera and foederati of the fourth century», en W. Pohl (ed.), Kingdoms of the Empire. The Integration of Barbarians in Late Antiquity, Leiden-Nueva York-Colonia, Brill, 1997, pp. 57-74. G. Halsall, Barbarian Migrations and the Roman