Bruno Padín Portela

La traición en la historia de España


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surja el discurso histórico, producido, como señala José Carlos Bermejo, a partir de tres condiciones materiales que deben ser consideradas. En primer lugar, tendríamos el Estado liberal, sucesor y heredero del poder de la Iglesia, para el que la historia será un agente legitimador esencial. La segunda de las condiciones estaría conformada por dos factores, el etnocentrismo y el colonialismo, estrechamente vinculados al reparto del mundo que Europa protagonizará en el XIX. En último lugar situaríamos a la nación, ya que, para constituirse como tal, el discurso histórico será uno de los mecanismos principales, pues no debemos olvidar que buena parte de las naciones europeas dominantes escribieron sus historias en esta centuria[11].

      Paralelamente al cambio de estatuto de la historia y a la aparición del discurso histórico que mencionábamos, veremos desarrollarse importantes debates historiográficos. El que tuvo como núcleo la discusión entre la historia como relato o la historia como ciencia estuvo muy presente en los tratados de metodología histórica, aunque, independientemente de la opción que el historiador escoja, parece claro que en la construcción de los textos historiográficos podemos distinguir dos niveles. El primero sería la investigación histórica, desarrollada a partir del estudio de las fuentes y en la que se utilizan todo tipo de metodologías de carácter científico, como la demografía, la sociología, la economía, etc. Los resultados obtenidos en este primer nivel se integrarían en una construcción global a la hora de desarrollar las síntesis históricas, tradicionalmente denominada «síntesis» pero que hoy es conocida normalmente como relato o metarrelato histórico.

      Trataremos, pues, de estudiar cómo son utilizados los enemigos internos en los tópicos propagandísticos de la enseñanza de la historia nacional y de la ideología política, aunque el método seguido en nuestra investigación se aproximará más al de Burke que al de White, ya que no consideramos que la narración de las historias nacionales sea enmarcable mecánicamente en los modelos de los géneros literarios que establecen la retórica y la teoría de la literatura.