de los precios neoclásicas y clásicas, en las que los valores absolutos son impensables. Es decir, la tesis novedosa de Marx es que los valores absolutos preceden, en lógica, a los precios relativos. Ahora queremos aprovechar esta oportunidad de hacer el esfuerzo de exponer mejor que antes nuestra interpretación de la teoría básica de Marx tal como nos gustaría presentársela hoy a Homero Cuevas, de tal manera que las divergencias de apreciación aparecerán más nítidamente. En resumen, lo que está en juego en la discusión es el contenido de la teoría económica de Marx.
Marx es el pensador que propone una crítica al capitalismo y al pensamiento económico, es decir, una crítica tanto a lo que es el sistema como a la forma en que se piensa, tal como se desprende de su proyecto de crítica de la economía política. Mostraremos, en primer lugar, que dentro de esta crítica existe un enfoque central que distingue a Marx de las otras teorías de los precios, tanto ricardiana y neoclásica, esto es, la tesis de que los bienes mercantiles poseen una dualidad, por una parte, una forma natural, y por otra una forma social, en la que esta es presentada como si los bienes fueran encarnaciones de dinero que expresan una magnitud oculta que sería el trabajo social. Sin embargo, argumentaremos que la lectura crítica de la exposición de Marx concluye que trabajo social y dinero son en realidad dos maneras alternativas de concebir esta forma social de los productos y mostraremos entonces los contenidos de cada uno de ellos. En un segundo momento, mostraremos los problemas analíticos o insuficiencias en cada uno de estos enfoques en los textos de Marx, que muestran contradicciones o vacíos que deben ser llenados; en tercer lugar, mostraremos cómo la teoría del capitalismo de Marx es expuesta siguiendo la idea de que el trabajo general constituye el contenido del valor y por ello se enfrenta a la dificultad de diferenciar la economía propiamente capitalista de la comercial por medio de la incorporación de la relación salarial como relación comercial y por la explicación de la plusvalía a partir de las propiedades de un bien, la fuerza de trabajo; y para finalizar, indicaremos cómo los dos enfoques del valor intrínseco han encontrado un desarrollo posterior en la historia de la teoría marxista.
I. LOS TEMAS O PROBLEMAS ECONÓMICOS ESTUDIADOS POR LA TEORÍA BÁSICA DE MARX
A. LAS RELACIONES COMERCIALES ENTRE PRODUCTORES DE BIENES
El punto de partida de Marx parece simple: todas las sociedades han transformado la naturaleza para obtener bienes que satisfacen necesidades, y en todas ellas el trabajo es en primera instancia la actividad humana para realizar esa producción. Desde el punto de vista material, la pluralidad de bienes expresa una pluralidad de trabajos, una diversidad de oficios y de capacidades, es decir, una división del trabajo. Sin embargo, no hay producción humana en una forma natural semejante a cómo los animales viven y se reproducen cazando otros seres vivos para mantenerse. Por el contrario, parece claro que toda sociedad funciona a partir de reglas colectivas en las cuales se sitúan los individuos en una división de actividades y ponen en acción un sistema de relaciones para armonizar esas actividades, y en este sentido los hombres siempre están revestidos de rasgos dados por la colectividad:
El hombre es, en el sentido más literal, un animal político, no solamente un animal social, sino un animal que solo puede individualizarse en la sociedad. La producción por parte de un individuo aislado, fuera de la sociedad [...] no es menos absurda que la idea de un desarrollo del lenguaje sin individuos que vivan juntos y que hablen entre sí. (Marx, 1971, p. 4).
Por tanto, toda división del trabajo incorpora una forma social de relaciones entre los individuos productores que allí participan, y sus actividades constituyen de una manera u otra el trabajo social. Ahora bien, el objeto analítico inicial de Marx en economía es la representación de las relaciones propias de una división del trabajo en la cual los productores actúan en forma descentralizada y privada, y por ende, aquella donde el intercambio mercantil genera el carácter social de los trabajos:
Si los objetos para el uso se convierten en mercancías, ello se debe únicamente a que son productos de trabajos privados ejercidos independientemente los unos de los otros. El complejo de estos trabajos privados es lo que constituye el trabajo social global. Como los productores no entran en contacto social hasta que intercambian los productos de su trabajo, los atributos específicamente sociales de esos trabajos privados no se manifiestan sino en el marco de dicho intercambio. O, en otras palabras: de hecho, los trabajos privados no alcanzan realidad como partes del trabajo social en su conjunto, sino por medio de relaciones que el intercambio establece entre los productos del trabajo y, a través de los mismos, entre los productores. (Marx, 1975, p. 89)[1].
Además, el estatus igual de los agentes es una premisa de esta economía de intercambios:
En la medida en que la mercancía o el trabajo están determinados meramente como valor de cambio, y la relación por la cual las diferentes mercancías se vinculan entre sí se presenta solo como intercambio de estos valores de cambio, como su equiparación, los individuos o sujetos entre los cuales transcurre ese proceso se determinan sencillamente como intercambiantes. No existe absolutamente ninguna diferencia entre ellos, en cuanto a la determinación formal [...]. Cada sujeto es un intercambiante, esto es, tiene con el otro la misma relación social que este tiene con aquel. Considerado como sujeto del intercambio, su relación es pues la de igualdad. (Marx, 1971, pp. 13-26 y 152-153).
De aquí rescatamos: 1) la división del trabajo comercial es diferente de cualquier otra división por el hecho de que la actividad privada solo se vuelve social gracias a relaciones mercantiles entre los productores; 2) el estatus igualitario de los agentes es una premisa de las relaciones entre ellos.
B. EL DINERO COMO MEDIACIÓN MERCANTIL ENTRE AGENTES ECONÓMICOS DESCENTRALIZADOS
De acuerdo con Marx, a diferencia de otros tipos de relación entre las personas, la relación mercantil incorpora una mediación particular:
[En las relaciones de comercio] se ha extinguido toda particularidad de la relación entre ambos [individuos] y así mismo todas las condiciones políticas, patriarcales y de otra índole que surgen de la particularidad de la relación. Ambos se comportan recíprocamente como personas sociales en abstracto que solo representan, una para la otra, el valor de cambio en cuanto tal. El dinero se ha convertido en el único nexus rerum [nexo de las cosas] entre ellos, en dinero sans frase [sin rodeos]. (Marx, 1980a, p. 124)[2].
Así se señala que en la economía de mercancías el dinero hace la verdadera mediación entre los comerciantes productores de mercancías, algo diferente de otras mediaciones utilizadas en otro tipo de sociedades, tales como lazos familiares y tribales o las directivas de planes centralizadores. Es decir, la mediación que utiliza cosas es en verdad una mediación por el dinero.
C. LA NUEVA DEPENDENCIA SOCIAL DE LOS INDIVIDUOS
Como el individuo privado produce para otros, una división social del trabajo de manera descentralizada, existe un proceso de intercambio comercial entre ellos, lo cual determina una dependencia del productor respecto a las decisiones de los otros:
Por otra parte, empero, [el productor] ha producido valor de cambio, un producto que solo se convierte en producto para sí mismo luego de pasar por determinado proceso social [...]. La independencia de la producción individual se complementa de esta suerte con una dependencia social, que encuentra su correspondiente expresión en la división del trabajo. (Marx, 1980a, p. 167).
Por tanto, la suerte de los individuos comerciantes no depende solo de sus decisiones, sino de las relaciones económicas decididas por otros, con los demás, las cuales se realizan, no directamente, sino por medio de las transacciones monetarias en los mercados.
D. EL CAPITALISMO COMO ECONOMÍA COMERCIAL Y SALARIAL
La economía