G. Gregory Haff

Principios del entrenamiento de la fuerza y del acondicionamiento físico NSCA (Color)


Скачать книгу

de los capilares es facilitar el intercambio de oxígeno, líquidos, nutrientes, electrolitos, hormonas y otras sustancias entre la sangre y el líquido intersticial de los diversos tejidos del cuerpo. Las paredes de los capilares son muy finas y también permeables a estas sustancias, aunque no a todas (13).

       Las venas

      Las vénulas acumulan sangre de los capilares y convergen gradualmente en las venas, progresivamente más grandes, que conducen la sangre de vuelta al corazón. Como la presión del sistema venoso es muy baja, las paredes de las venas son finas aunque musculosas. Esto les permite contraerse o dilatarse en cierto grado y, por tanto, actuar como un reservorio de sangre en pequeñas o grandes cantidades (13). Además, algunas venas, como las de las piernas, contienen válvulas unidireccionales que ayudan a mantener el retorno venoso impidiendo el flujo retrógrado de la sangre.

       El sistema cardiovascular transporta nutrientes y elimina productos de desecho al tiempo que ayuda a mantener el entorno de todas las funciones corporales. La sangre transporta oxígeno de los pulmones a los tejidos para el metabolismo celular; también transporta dióxido de carbono, el producto de desecho más abundante del metabolismo, desde los tejidos hasta los pulmones, donde se elimina del cuerpo.

       La sangre

      Las dos grandes funciones de la sangre son el transporte de oxígeno de los pulmones a los tejidos para el metabolismo celular y la eliminación del dióxido de carbono, el producto de desecho más abundante del metabolismo, desde los tejidos hasta los pulmones. El transporte de oxígeno corresponde a la hemoglobina, la molécula de proteína férrica que transportan los glóbulos rojos. La hemoglobina también ejerce un papel adicional importante de amortiguador ácido-básico, un regulador de la concentración de iones de hidrógeno, lo cual es crucial para la tasa de reacciones químicas en las células. Los glóbulos rojos, el principal componente de la sangre, también desempeñan otras funciones. Por ejemplo, contienen gran cantidad de anhidrasa carbónica, que cataliza la reacción entre el dióxido de carbono y el agua para facilitar la eliminación del dióxido de carbono.

      La función primaria del sistema respiratorio es el intercambio básico de oxígeno y dióxido de carbono. La anatomía del sistema respiratorio humano se muestra en la figura 1.15. Mientras el aire circula por la nariz, las cavidades nasales realizan tres funciones diferenciadas: calentamiento, humidificación y purificación del aire (13). El aire se distribuye por los pulmones a través de la tráquea, los bronquios y los bronquiolos. La tráquea (inicio de las vías respiratorias bajas) recibe el nombre de vía respiratoria de primera generación, y los bronquios derecho e izquierdo son las vías respiratorias de segunda generación; cada división posterior constituye una generación adicional (bronquiolos). Hay aproximadamente veintitrés generaciones (o subdivisiones) antes de que el aire finalmente llegue a los alvéolos, donde se intercambian gases en la respiración (13).

       ¿Qué es la bomba de músculo esquelético?

      La bomba de músculo esquelético es la ayuda que la contracción de los músculos proporciona al sistema circulatorio. La bomba de músculo esquelético colabora con el sistema venoso, que contiene válvulas unidireccionales para garantizar el retorno de la sangre al corazón. Al contraerse, los músculos comprimen las venas y, como la sangre solo puede circular en la dirección de las válvulas, termina retornando al corazón. Este mecanismo es una de las razones por las que se recomienda a la gente que siga andando después del ejercicio para evitar la acumulación de sangre en las extremidades inferiores. Por otra parte, es importante masajearse periódicamente los músculos cuando pasemos mucho tiempo sentados con el fin de facilitar el retorno venoso al corazón.

       La función primaria del sistema respiratorio es el intercambio básico de oxígeno y dióxido de carbono.

       Intercambio de aire

      La cantidad y movimiento de aire y gases espirados dentro y fuera de los pulmones se regula mediante la expansión y retracción de los pulmones. Estos no se expanden ni retraen activamente por sí mismos, sino que el tórax actúa sobre ellos de dos formas: mediante el movimiento ascendente y descendente del diafragma para aumentar y disminuir el tamaño de la cavidad torácica, y mediante la elevación y depresión de las costillas para aumentar y disminuir el diámetro anteroposterior de la cavidad torácica (13). La respiración tranquila y normal depende casi por completo del movimiento del diafragma. Durante la inspiración, la contracción del diafragma crea una presión negativa (vacío) en la cavidad torácica y el aire es atraído a los pulmones. Durante la espiración, el diafragma se limita a relajarse; la retracción elástica de los pulmones, la pared torácica y las estructuras abdominales comprime los pulmones y el aire es expulsado al exterior. Al jadear, las fuerzas elásticas por sí solas no son lo bastante poderosas como para ofrecer la necesaria respuesta respiratoria. La fuerza adicional requerida procede sobre todo de la contracción de los músculos abdominales, los cuales empujan hacia arriba el abdomen contra la base del diafragma (13).

      El segundo método para expandir los pulmones consiste en la elevación de la caja torácica. Como la cavidad torácica es pequeña y las costillas se inclinan hacia abajo en reposo, la elevación de la caja torácica permite a las costillas proyectarse casi directamente hacia delante de modo que el esternón se desplaza hacia delante y se aleja de la columna vertebral. Los músculos que elevan la caja torácica son los músculos de la inspiración, como los intercostales externos, los esternocleidomastoideos, los serratos anteriores y los escalenos. Los músculos que deprimen el tórax son los músculos de la espiración e incluyen los abdominales (recto del abdomen, oblicuos internos y externos del abdomen, y transverso del abdomen) y los intercostales internos (13).

      La presión pleural es la presión que se concentra en el estrecho espacio entre la pleura pulmonar y la pleura de la pared torácica (membranas que envuelven los pulmones y tapizan las paredes torácicas). Esta presión suele ser ligeramente negativa. Como el pulmón es una estructura elástica, durante la inspiración normal la expansión de la caja torácica es capaz de desplazar la superficie de los pulmones y crea una presión más negativa que mejora la inspiración. Durante la espiración, el proceso, en esencia, se invierte (13).

       ¿Qué importancia tiene entrenar los músculos de la respiración?

      El ejercicio regular es beneficioso para mantener la función de los músculos respiratorios. Tanto el ejercicio de fondo, que implica la contracción repetitiva de los músculos respiratorios, como el ejercicio resistido, que trabaja el diafragma y los músculos abdominales por su uso en la estabilización y para aumentar la presión intraabdominal (maniobra de Valsalva) durante el esfuerzo, pueden causar ciertas adaptaciones de los músculos al entrenamiento. Esto ayuda a preservar un tanto la función pulmonar cuando envejecemos. Sin embargo, por lo general, no es necesario entrenar específicamente los músculos excepto después de una cirugía o durante un período prolongado de descanso en cama, cuando los patrones respiratorios normales se ven comprometidos.

      La presión alveolar es la presión interna de los alvéolos cuando la hendidura glótica está abierta y no entra ni sale aire de los pulmones. De hecho, en este caso la presión de todas las porciones del árbol respiratorio es la misma hasta los alvéolos y equivale a la presión atmosférica. Para que el aire fluya al interior durante la inspiración, la presión de los alvéolos debe caer hasta un valor ligeramente inferior a la presión atmosférica. Durante