La perspectiva judeocristiana sobre matar
8. El remordimiento del superviviente: La vida y no la muerte, justicia y no venganza
Agradecimientos
Porque tu monumento serán mis dulces versos,
Que ojos, aún no nacidos, un día leerán
Y las lenguas futuras comentarán de vos,
Cuando los que hoy respiren, estén ya todos muertos.
Shakespeare
Soneto lxxxi
Un santuario humilde
Estoy en la carretera casi trescientos días al año adiestrando unidades militares como, por ejemplo, los Boinas Verdes, Rangers, Marines, pilotos de combate y muchos otros, y cuerpos y fuerzas de seguridad, incluidos el fbi, atf, swat, chp, y rcmp,1 sobre la psicología y la fisiología del combate. Es un gran trabajo y me siento honrado y, a la vez, humilde de poder hacerlo. Les enseño y ellos me enseñan a mí, en un proceso infinito que siempre mejora en lo que supone un bucle que se retroalimenta. Acuñé el término «la mente a prueba de balas» para describir el corpus de material que no deja de crecer que les enseño a estos guerreros.
No alcanzo a comunicar mi gratitud por todos estos agentes de los cuerpos y fuerzas de seguridad, por los soldados y otros que estuvieron dispuestos a compartir detalles íntimos de sus experiencias en combate. Me proporcionaron las historias y los datos que conforman el corazón de este libro.
Realmente, somos pioneros en el nuevo campo de la «ciencia del guerrero».2 Al igual que los exploradores en un nuevo y vasto continente, podemos identificar la silueta general de las costas, algunos ríos principales y unas pocas cadenas montañosas destacadas. Algunas de las cosas que pensamos que sabemos serán objeto de refinamiento y desarrollo en los años venideros. Pero, a pesar de nuestras limitaciones actuales, sinceramente creo que las generaciones futuras lo considerarán como un renacimiento. El hombre ha estado en guerra durante miles de años, pero sólo ahora hemos descubierto la realidad del combate o nos hemos atrevido a hablar de ella. Ahora aprendemos sobre la exclusión auditiva (para la mayor parte de las personas en combate, los disparos se vuelven silenciosos), el tiempo ralentizado, la visión de túnel, la pérdida de control de los intestinos y de la vejiga, y la respuesta postraumática.
Nietzsche dijo: «El valor de muchos hombres y libros estriba en ... su capacidad de interpelar a todos para que hablen de sus cosas más íntimas y recónditas». El propósito de este libro es precisamente buscar estas cosas íntimas y recónditas, a fin de poder enviar guerreros a la batalla que han sido prevenidos y prearmados. Tal y como dijo Shakespeare: «Todo está preparado, si lo está nuestro ánimo».
Este libro difiere de mi libro anterior, Matar, en que se centra más en empoderar a los guerreros para que participen en el entorno tóxico, corrosivo y destructivo del combate. Hoy, más que nunca, necesitamos guerreros virtuosos y competentes que sirvan en nuestro ejército, cuerpos de policía y muchos otros ámbitos. Espero que este libro les ayude.
Pero también espero que haya muchas cosas en este libro que sean de provecho para los espíritus amables, decentes y exigentes del movimiento pacifista que han podido utilizar Matar para estudiar y entender la naturaleza de la batalla. Tal y como dije en aquel libro, nuestro objetivo no deben ser «ni juicios ni condenas, tan sólo el poder prodigioso de la comprensión». Tal y como lo describe el capellán Fred LaMotte:
No juzgues, tan sólo observa desde una conciencia tranquila que da testimonio, y las ilusiones se disolverán. Deja que la investigación y las palabras de los guerreros hablen por sí mismas.
Loren Christensen y yo somos guerreros, pero nos hemos esforzado en trabajar las palabras para que comuniquen nuestro reconocimiento respetuoso de los puntos de vista de otros. Nuestro objetivo estriba tanto en evitar causar daño al espíritu del guerrero amable que pretende entender el combate como ayudar a fortalecer los corazones de aquellos que tienen que ir al combate. En palabras de Alexander Pope:
Maldito sea el verso, por muy bien que discurra,
que pueda un hombre respetable trocar en mi enemigo.
Conocer la verdad sobre el combate resulta provechoso para los guerreros, para los ciudadanos que dependen de los guerreros y para aquellos que envían a los guerreros a la batalla. El combate no es antiséptico ni seco sino todo lo contrario: es un ámbito séptico y tóxico, bañado en lágrimas y sangre. Y cuanto mejor lo entendamos, más probabilidades habrá para buscar otras opciones para resolver los conflictos. Espero que este libro sirva para un propósito tan elevado.
Nada de lo que este libro contiene existiría sin el trabajo pionero de mis colegas dedicados a la ciencia del guerrero (muchos de los cuales menciono en el texto) y, lo que es más importante, el feedback constante, diario, proveniente de literalmente miles de guerreros a lo largo del decenio transcurrido tras la aparición de Matar. Reitero que nunca podré agradecérselo como es debido y a lo largo del libro he intentado ser merecedor de su confianza. Este trabajo no me pertenece a mí sino a ellos.
Muchos incidentes que relato en este libro tienen que ver con la pérdida de vidas: las vidas de amigos perdidas en combate y las vidas segadas en el cumplimiento del deber. Un veterano de Vietnam escribió una nota y la guardó junto a una vieja y desvaída fotografía en la que aparecía un joven soldado de Vietnam del Norte y una preciosa niña pequeña. La había tomado de la cartera de un hombre al que había matado en combate. Dos décadas más tarde, el veterano depositó la fotografía y la nota al pie del Memorial a los Veteranos del Vietnam en Washington D.C.:
He llevado tu fotografía en mi cartera durante veintidós años. Tan sólo tenía dieciocho años aquel día en que nos encontramos cara a cara en el sendero de Chu Loi, en Vietnam. Nunca sabré por qué no te cobraste mi vida. Me miraste durante tanto tiempo, armado con un AK-47 que, sin embargo, no disparaste. Perdóname por haber tomado tu vida, reaccioné de la manera en que me entrenaron para matar a los del Viet Cong ... A lo largo de los años he estado observándote en la fotografía y a la que debe de ser, imagino, tu hija. Y cada vez mi corazón y mis entrañas ardían de dolor y culpa. Hoy tengo dos hijas y veo en ti a un soldado valiente que defendía su patria. Y, por encima de todo, ahora puedo respetar la importancia que la vida suponía para ti. Supongo que esa es la razón de que pueda estar hoy aquí ... Debo dejar que la vida siga su curso y librarme del dolor y la culpa. Perdóname, Señor.
Ofrendas ante el Memorial
Desearía que este libro fuera un humilde santuario para todos los jóvenes guerreros de todos las épocas. Nunca sabremos de esos incontables y jóvenes hombres y mujeres que fueron de buen grado al corazón de las tinieblas, al ámbito tóxico, corrosivo y destructivo del combate. Este es mi humilde santuario para ellos y para todos aquellos jóvenes hombres y mujeres que van hoy en día y para aquellos que irán en los años venideros. Lo menos que podemos hacer por ellos es entender la naturaleza del combate y entender realmente qué es lo que les pedimos que hagan.
Dave Grossman
Teniente Coronel retirado del Ejército de los Estados Unidos www.killology.com
Con la colaboración de:
Loren W. Christensen
www.lwcbooks.com
Breve nota sobre el género
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