por el mástil! ¡Qué pajarito tan raro!
PAJARITO: (Aparte) ¿Este no se vio la pinta? Miren la ropa que usa. (Ventea, hacia el marinero) ¿Y ese olor, tan repugnante?
PÉREZ: (Se justifica) Peor huele el almirante.
GARCÍA: (A Pérez) Tírele con el mosquete. Aseguremos la cena.
PÉREZ: No creo que valga la pena. Es un bicho muy chiquito. No ha de tener ni pechuga.
GARCÍA: Lo comemos con lechuga.
PAJARITO: Me parece que es momento de volver con mis amigos.
(Pérez prepara el arma.)
PAJARITO: Como dijo el viejo pinche… ¡Vamos a rajar, que hay chinches! (Cuando el pajarito remonta, Pérez dispara, pero en vez de salir los perdigones, le estalla en la cara)
VII – En América
(Pajarito llega volando a donde están Keol, Lahá y el Tigre.)
PAJARITO: ¡Me salvé por un pelito!
TIGRE: ¿Es una máquina?
KEOL: ¿Un monstruo?
LAHÁ: ¿Un espíritu maligno?
PAJARITO: No, peor. Son gente extraña.
KEOL: ¿Tienen dos ojos o uno?
PAJARITO: Dos ojos por cada uno.
LAHÁ: ¿Y las orejas?
PAJARITO: Las tienen llenas de curvas y pliegues.
TIGRE: ¿Qué es lo que tienen de raro?
PAJARITO: Los peinados y la ropa. Y hablan como enajenados. Y tienen un tufo… Pero eso no es nada… Cuando me vieron, me señalaron, y uno de ellos tomó algo…
TIGRE: ¿Agua?
PAJARITO: No, una cosa extraña… oscura… y en un momento… (Hace el gesto de apuntar con un arma de fuego) ¡Pum!
KEOL: ¿Pum?
PAJARITO: Sí. ¡Pum!
VIII – En la carabela
(Simultáneamente con la última línea del Pajarito, explota el arma en las manos de Pérez.)
PÉREZ: ¡Caramba, qué buen disparo! Debo haberlo asesinado. (Mira por todas partes) No ha quedado ni una pluma.
CAPITÁN: ¡Vamos, a tierra! A comprar muchas especias.
IX – En América
(El Capitán y los marineros hacen pie en tierra, ingresando al límite del espacio americano. Keol y los demás se esconden y observan. Mientras sucede esto, aparece el rey.)
REY: Recuerden, mucha pimienta… y cúrcuma, y el jengibre… y azafrán para el arroz… qué rico, con pimentón…
REINA: (apareciendo, al rey) Vamos, viejo, que ya está lista la cena. Hay un guisado de aves, un cocido de ternera, un sofrito de cochino…
REY: (Al Capitán) ¡No se olviden del comino!
CAPITÁN: (Da vueltas en tierra, desalentado) Pues yo no veo un comino…
PÉREZ: ¿Estas son las famosas Indias?
GARCÍA: Qué decepción, marinero. Tanto viaje ha sido en balde.
PÉREZ: No, en balde no, en carabela.
GARCÍA: Capitán, tengo hambre.
CAPITÁN: Vaya buscar alimentos.
GARCÍA: ¡Sí, señor, en el momento!
GARCÍA: A buscar mucha comida, a descubrir cosas nuevas
A conseguir alimentos y a comprarlos por monedas
CAPITÁN: No sea zonzo, García, páguelas con chucherías,
Vidriecitos de colores, espejos y porquerías.
GARCÍA: Mire usted qué plantas raras, esta mazorca amarilla
Es dura como una piedra y está llena de semillas.
PÉREZ: Y esta raíz tan redonda, para hacer un buen puré.
Si el Capitán lo permite, puedo freírla, también.
CAPITÁN:
Vayan por toda esta tierra, descubran montes y selvas
Ríos, montes y montañas, arroyos, valles y piedras,
Póngales también sus nombres. Aduéñense de animales,
De cultivos y de gentes, de suelos y minerales.
La reina nos premiará por llevar tantos tesoros
Varios metales preciosos, plata y cobre, mucho oro.
Con tantas de estas riquezas viviremos como reyes
Y si hay gente en estas tierras respetará nuestras leyes.
CAPITÁN: Tomemos posesión. Me parece que estas no son las Indias. Y si esta tierra no es de nadie, ahora es de nuestra reina.
(Aparece el rey.)
REY: No se olvide de mí, Capitán.
CAPITÁN: Por supuesto, majestad. (Clavando el pendón en tierra) Yo digo, solemnemente, que esta tierra inhabitada será a partir de este día propiedad de nuestro rey.
(Aparece la reina.)
REINA: ¿Y de quién más, Capitán?
PÉREZ: Me parece que en palacio hay problemas de pareja.
CAPITÁN: Digo, que a partir de ahora esta tierra es de la reina.
REY: ¡Ey!
CAPITÁN: Y del rey.
REY: Okei.
TIGRE: (Apareciendo de un salto) ¿Cómo dice?
(El Capitán, los marineros, el rey y la reina se asustan ostensiblemente.)
PÉREZ: ¿Y este bicho?
GARCÍA: Es un león, me parece.
CAPITÁN: Los leones son marrones. Y tienen una melena.
GARCÍA: Es un tigre de bengala.
CAPITÁN: No tiene rayas, García. Este bicho tiene manchas.
GARCÍA: Entonces es un faisán.
CAPITÁN: Los faisanes tienen alas, este tiene cuatro patas.
PÉREZ: Entonces es una rata.
GARCÍA: Si es una rata es gigante.
CAPITÁN: Usa pechera de oro.
GARCÍA: Falta que diga que es loro.
TIGRE: (Ruge, y al terminar el rugido habla) Soy el Tigre, no soy rata. Me dicen yaguareté. O jaguar, si lo prefieren.
GARCÍA: Capitán, no puede ser. Este bicho habla.
PAJARITO: Y yo también. ¿Algún problema?
CAPITÁN: Sí. Los animales no hablan.
TIGRE: ¿Está seguro?
GARCÍA: Bueno… en nuestra tierra los animales no hablan.
LAHÁ: Usted lo dijo. En “su” tierra no hablan. Pero en “nuestra” tierra sí.
PÉREZ: ¿Se imagina, Capitán, la plata que nos van a dar cuando le llevemos al rey un tigre que habla?
CAPITÁN: ¡Sí!
PÉREZ: ¡Y un pájaro que habla!
GARCÍA: Yo tengo dos loros que dicen malas palabras y nadie me dio plata por eso.
CAPITÁN: No me importa. Hablen o no hablen, desde ahora serán súbditos de la corona de nuestro rey.
REINA: Capitán…