manera fue desfigurado de los hombres su parecer, y su hermosura más que la de los hijos de los hombres, así asombrará él a muchas naciones; los reyes cerrarán ante él la boca porque verán lo que nunca les fue contado y entenderán lo que jamás habían oído.
¿Quién ha creído nuestro anuncio? Y, ¿sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová? Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos. Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él, herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.
Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino. Mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo, fue herido. Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca.
Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada. Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos. Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores”. ¿Ve usted a Cristo ahí? ¿Prueba de que Dios es el autor de las Escrituras y Jesús su cumplimiento? Se encuentra únicamente en ese capítulo.
En los detalles insignificantes exactamente cumplidos en la muerte, sepultura, resurrección, ascensión, intercesión, coronación y salvación provista mediante Jesucristo. Jesús mismo, los Apóstoles del Nuevo Testamento, los escritores del Nuevo Testamento al proclamar el Evangelio, apuntan de regreso a Isaías 53 muchas, muchas veces. Jesús se refirió a este capítulo, los Apóstoles lo hicieron, los escritores del Nuevo Testamento se refirieron a este capítulo una y otra y otra vez. Hay referencias a Isaías 53 en Mateo, Marcos, Lucas, Juan, Hechos, Romanos, Primera de Corintios, Segunda de Corintios, Gálatas, Efesios, Primera de Timoteo, Tito, Hebreos, Primera de Pedro y Primera de Juan. Ninguna escritura del Antiguo Testamento, con tanta frecuencia y de manera tan convincente, es aplicada a Jesucristo por el Nuevo Testamento como esta.
La pregunta más significativa
Los escritores del Nuevo Testamento se refieren virtualmente a todo versículo en el capítulo 53. Contiene la suma y sustancia del Evangelio, y rechazar a Cristo, es rechazar el testimonio claro de la historia. Cumpliendo todo detalle en esta profecía. Pero, a una escala más grande que la historia y el cumplimiento por vitales, importantes y maravillosas que sean, está esta pregunta: ¿Qué significa eso para mí? Ese es el punto más importante. Usted podría estar asombrado de la historia, podría estar sorprendido de que profecías detalladas con respecto a la vida, muerte y resurrección de una persona podrían ser predichas 700 años antes de que la persona llegara, y debe estarlo.
Podría estar asombrado del hecho de que ningún hombre podría saber esto y por lo tanto las Escrituras son escritas por el único que conoce el futuro, y ese es Dios, quien no solo lo conoce, sino que lo determina. Debe estar asombrado de la naturaleza divina de las Sagradas Escrituras, debe estarlo. Pero ese no es el punto donde debe detenerse porque hay una pregunta más grande más seria que esa: ¿Qué significa para usted, qué significa para mí, para el resto de la gente? Entonces, permítame hablar de eso por un minuto. La verdad de esta profecía antigua y su cumplimiento en Jesucristo, responde a la pregunta más crucial, esencial y crítica que jamás puede ser presentada por algún ser humano.
Voy a amontonar adjetivos. Este pasaje responde a la pregunta más significativa que cualquier persona puede hacer. La pregunta primordial, la pregunta más importante, la pregunta más vital, la pregunta de mayor peso, la pregunta más seria, la pregunta más monumental, la pregunta más prominente y eso no tiene nada que ver con salud, nada que ver con riquezas nada que ver con éxito, educación, moralidad, bienestar, filosofía, sociología o política. La pregunta más importante que cualquier ser humano jamás hará y ha respondido no tiene nada que ver con los asuntos que ocupan las mentes de la gente. Supongo que si usted pudiera buscar por Google por su computadora, ¿cuáles son las preguntas más frecuentes? ¿Cuáles son las preguntas que más se hacen? Usted encontraría miles de ellas antes de que usted llegara, si es que pudiera descubrir la aparición de esta pregunta, pero debe ser la primera.
Es la pregunta más necesaria, es la pregunta más esencial, es la pregunta más determinante y francamente es la pregunta más evitada. Trasciende cualquier otra pregunta de manera infinita, infinita y sin embargo casi no existe en la lista de prioridades de la gente. ¿Cuál es la pregunta? Aquí está la pregunta: ¿Cómo puede un pecador estar bien con Dios como para estar en una posición en la que pueda escapar del infierno y entrar al cielo? Esa es la pregunta más importante. ¿Cómo puede un pecador estar bien con Dios como para poder escapar del infierno eterno y entrar al cielo eterno? Esa es la pregunta: ¿Cómo puede un hombre estar bien con Dios? ¿Cómo puede un Dios santo declarar un pecador justo? Esa es la pregunta.
Este es el dilema más grande que existe en el mundo. Este es el gran dilema moral que existe en el mundo. Escuche, es precisamente en respuesta a esa pregunta que la Biblia fue escrita.
¿Escuchó eso? Es precisamente para responder esa pregunta que la Biblia fue escrita. Es precisamente para responder a esa pregunta, que Isaías 53 fue escrito. Esa es la pregunta. En la era del Nuevo Testamento, hubo millones de esclavos, y hubo mucho abuso de esclavos. Los números algunas veces son astronómicos. Algunos dicen 15 millones de esclavos, algunos dicen 60 millones de esclavos.
La gente que era socialmente sensible asumía que el Nuevo Testamento probablemente debería haber confrontado el tráfico de humanos, la esclavitud humana porque tenían sus esclavos sexuales como usted bien lo sabe, si sabe algo de la historia Antigua, y tenían todo tipo de abusos en la esclavitud. Pero me parece fascinante que el Apóstol Pablo quien escribe 13 libros de los 27 en el Nuevo Testamento, nunca escribió acerca de las injusticias sociales de la esclavitud. Lo que él hizo, fue escribir un tratado enorme de cómo un pecador puede estar bien con Dios y escapar del infierno eterno y entrar al cielo eterno y se llama: el libro de Romanos. Isaías 53 es el Romanos del Antiguo Testamento. Romanos, es la revelación más grande, el Nuevo Testamento que responde a esa pregunta.
Todo lo demás en el Nuevo Testamento también es parte de la respuesta a esa pregunta. Claro, pero Romanos ata todos los cabos y se concentra específicamente en responder a la pregunta, e Isaías 53 es la revelación más grande del Antiguo Testamento acerca de la misma pregunta. Y tanto Isaías como Pablo, por cierto, dan la misma respuesta. Ambos dan la misma respuesta. Un pecador, aquí está, puede estar bien con Dios y escapar del infierno eterno y entrar al cielo eterno porque el Siervo de Jehová se convirtió en un sustituto y sufrió el Juicio de Dios en el lugar del pecador. Ese es el mensaje de Romanos y ese es el mensaje de Isaías. Dios derramó su ira hacia los pecadores en el sustituto Siervo. Ahora este es el corazón de la sección del 40 al 66 y voy a mostrarle cuán interesante, simplemente, es este pequeño aspecto de esto. Hay 27 capítulos, 40 al 66, esos son 27 capítulos, están divididos en tres secciones, 9, 9 y 9 en términos de tema.
La primera sección termina con esta afirmación: “No hay paz para el impío”. La segunda sección de 9, termina con esta afirmación: “No hay paz para el impío”. La tercera sección, termina, capítulo 66 versículo 24, con una afirmación parecida de juicio. Cada una de las tres secciones termina con una advertencia de juicio contra el impío, pero las tres secciones prometen salvación. Son muy evangelísticas.