gorra oficial de la institución. Del mismo modo se colocó un chaleco semipreventivo por sí las dudas. No tuvo más opción que desechar su favorita chamarra de piel, el daño era irreparable.
—Les presento a su guía el Licenciado Alejandro Romero —expresó el Dr. Tessier con su inocultable acento francés.
—¡Qué tal! —Alex extendió su mano temblorosa para recibirlos uno por uno.
—Estos son los Maestros Zefiro Colt y Obeth Melgar; acompañados de sus asistentes Grofex Tzin, Oleksa Darylenko y Rozlak Franco.
—Caballeros —expresó el Dr. Tessier con formalidad—. Los dejo en buenas manos.
—Disfruten su recorrido —Gerardo le arrojó una mirada de advertencia a Alex.
—¿Cómo estuvo su viaje? —Inició Alex rompiendo el hielo— Escuché que vienen de la Basílica de Guadalupe.
Los cinco hombres permanecieron serios hasta morir. Tal parecía lo estaban analizando del mismo modo que él lo hacía con ellos. Debido a este incomodo silencio, Alex comenzó a sentirse agobiado y como consecuencia, la voz se le empezó a quebrar.
—En ese caso, bienvenidos a la zona arqueológica de Teotihuacán, referida como la ciudad de los dioses por consistir en el lugar donde los hombres se hicieron dioses.
Alex comenzó a transitar por el centro de la Ciudadela tratando de recuperar su seguridad mientras les enseñaba con una introducción contextual.
—Esta ciudad prehispánica llegó a concentrar más de cien mil habitantes en su apogeo. Actualmente es una de las ciudades más visitadas de México y a su vez, este pueblo nos ha dado mucho en cuestiones políticas, económicas, comerciales, religiosas, sociales, filosóficas y culturales ¿Alguna duda?
Alex ya se encontraba más tranquilo o eso pretendía meterse a la cabeza. Sin embargo, se le hacía inusual que ninguno de los inversionistas no expresase duda alguna. Desconocía si esto era bueno o malo.
—Y continuamos… aunque no lo crean este lugar tiene un gran significado sagrado, varias de nuestras fuentes confirman que los aztecas usaban estas ruinas para orar y hacer toda clase de ritos. Incluso formó parte esencial en la ocupación española. Aparte de los investigadores y científicos que vienen a trabajar, se implementó una nueva red de seguridad para la preservación del lugar. Como pudieron darse cuenta, tenemos cientos de elementos de la policía federal, estatal y hasta municipal.
—¿A qué se deben estas medidas intensivas? —finalmente preguntó uno de los invitados especiales y para la sorpresa de Alex, se trataba de Oleksa.
—Suelen visitarnos más de cien mil turistas, en semana santa casi el doble, por lo tanto es necesario no sólo protegerlos a ellos mismos sino también evitar que las estructuras se dañen puesto que cada visitante tiene su propia razón de asistir y usualmente tienden a dejar su huella, literalmente hablando.
De forma calculada, un helicóptero voló por encima de ellos cumpliéndose así la acostumbrada inspección del perímetro.
—No se preocupen, es normal a estas horas. Oh debo comentarles que esta zona arqueológica está compuesta por doscientos sesenta y cuatro hectáreas. Aquí se concentran los complejos monumentales como la Ciudadela, la Calzada de los Muertos y el Templo de la Serpiente Emplumada. Por los laterales encontramos el Palacio de Quetzalpapálotl y las Pirámides del Sol y la Luna. También se cuenta con dos museos especializados en cultura y murales teotihuacanos, un centro de estudios, salas de exposiciones temporales, un teatro al aire libre y dos jardines de escultura y botánica tradicional. Ahora, debido a la grandeza de este sitio, se han diseñado varios recorridos para disfrutar de un programa en especial. El Dr. Tessier y el Maestro Sandoval han seleccionado para ustedes la Ruta Monumental la cual consiste en visitar la Ciudadela, el Gran Conjunto, la Calzada de los Muertos, la Pirámide del Sol y la Plaza de la Luna.
Alex sacó su bote de agua y le dio un buen trago, no resultaba una tarea tan difícil después de todo, simplemente constaba de mucho verbo y predicado.
—Tenemos cinco puertas interconectadas en este camino empedrado, cada una de estas cuentan con una taquilla para el cobro y los servicios sanitarios, a excepción de la puerta cinco la cual está cercana a una librería. Las reglas son simples: no tocar las artesanías en los museos, no usar flash en los murales de pintura, respetar las áreas restringidas, nada de introducir alimentos, mascotas o armas.
—Demasiado tarde —reveló Oleksa disimulándolo a través de su tos.
Al instante Rozlak le dio un golpe a la cabeza para callarlo. Alex sólo se quedó pensante y asumió tratarse sólo de sarcasmo, al menos ya sabía quién era el cómico de este extraño grupo. Sin perder más el tiempo, Alex los guió hacía las ubicaciones estipuladas, ya que este recorrido estaba limitado por un periodo de tres horas.
El Gran Conjunto ya no era el gran recinto arquitectónico que una vez resguardó los centros comerciales y religiosos del pueblo arcaico, sino ahora acaparaba el estacionamiento general y parte de las oficinas administrativas.
Posteriormente Alex los condujo por uno de los dos ejes principales referidos por los mexicas como la Calzada de los Muertos.
—Esta calle de cuatro kilómetros de longitud y cuarenta metros de ancho se origina en la Plaza de la Luna hasta comunicarse con la Ciudadela. Básicamente cruza por el centro de la zona arqueológica destacándose varios conjuntos habitacionales. Entre estos, el Palacio de Quetzalpapálotl y el Palacio de los Jaguares.
Los inversionistas tuvieron la oportunidad de dirigirse al suroeste de la Plaza de la Luna para ingresar a los interiores de estos dos palacios y ser testigos de murales cuyas pinturas simbolizaban la cultura de sus rituales.
—Echen un buen vistazo a la enigmática Pirámide del Sol, hace ciento ocho años este lugar parecía una pila de tierra por lo que después de las primeras excavaciones, salió a relucir. Se dice que en el año de 1905, el presidente Porfirio Díaz ordenó dejarse al descubierto como parte de la celebración del centenario de la Independencia de México. Desde entonces ha generado bastantes hallazgos siendo el más reciente una escultura del dios de fuego Huehuetéotl, descubierto adentro de una fosa secreta en la cima. Debido a los pigmentos originales y los monolitos de piedra verde, se predice que datan del siglo VII.
Alex volvió a darle otro sorbo a su botella para refrescarse la garganta.
—Y continuamos.
—Espera ¿No la vamos a subir?
Oleksa había demostrado ser el único entusiasmado de este recorrido especial.
—Hoy no, lo siento.
—¿A qué se debe? —cuestionó Zefiro para asombro de Alex.
—Además de que unas piedras se dañaron, una sección del sitio comenzó a desprenderse debido a un incidente que hubo en la madrugada, por tanto se encuentran dándole los cuidados necesarios.
—¿Cuánto tiempo tardaran?
—No sabría decirlo con exactitud, pero será un buen rato por las problemáticas presupuestales que ha tenido esta institución con el nuevo gobierno, como seguramente le habrán contado mis jefes.
Zefiro asintió en su incombinable tono formal.
Finalmente llegaron al último segmento del recorrido, para entonces el sol ya residía en su máxima cúspide. Por tal motivo ameritaba un descanso entre la sombra proporcionada por un restaurante fino ubicado justo en las afueras de la zona arqueológica.
—Después de la Pirámide del Sol, la Pirámide de la Luna le sigue en tamaño. Aproximadamente tiene una altura de cuarenta y dos metros y sus fachadas laterales andan entre los ciento cuarenta y cinco metros. Podríamos escalarla desde el sur, pero recientemente los arqueólogos están estudiando unos esqueletos hallados entre unos compartimentos excavados en las capas de la pirámide, por lo que esa opción tampoco es viable.
Desde la Plaza de la Luna, los inversionistas observaban la enorme estructura de