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Islas griegas


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Con sus 4,5 millones de habitantes, alberga, sin embargo, más de un tercio de la población nacional.

      Llamada Tsimentoupoli (la ciudad de cemento), Atenas tiene realmente barrios y contrastes sorprendentes. Para ayudarle a orientarse mejor en la capital griega, hemos divido la ciudad turística en cinco barrios, cada uno con sus particularidades.

      

      Plaka y Monastiraki

      Plaka y Monastiraki - En el barrio de Plaka.

      © Anastasios71 / Shutterstock.com

      Estos dos barrios, centro histórico y turístico de la ciudad, se encuentran uno al lado del otro en el mapa de la ciudad. Por cierto, para visitar Plaka, la estación de metro Monastiraki es la más aconsejable. También puede llegar, después de unos diez minutos a pie bajando en las paradas Sintagma o Acropoli.

       Plaka. Entre los ejes perpendiculares de Fillelinon y Mitropoleos, las calles se vuelven más estrechas, rodeadas de hermosas villas neoclásicas. Algunas, animadas y peatonales, alinean tabernas, terrazas de cafés y tiendas de souvenirs. Pasear por ellas es agradable a cualquier hora del día y por la noche… Si bien el turista es omnipresente, se mezcla con los pocos locales que residen en el barrio o los habituales de la zona. Adentrándose un poco más en este viejo barrio, pegado al flanco noreste de la Acrópolis, el encanto de un viaje en el tiempo nunca pierde su efecto. Se siente el estilo de vida de antaño, en estas callejuelas enmarañadas, donde los altos edificios neoclásicos, de color crema con postigos verdes, tejas ocre y redondas, balcones de hierro forjado desbordantes de flores, esconden a veces jardines cerrados y arbolados, ocultos detrás de altas paredes. Siguiendo una ruta escalonada, descubrirá algunas casas de la época de la ocupación turca que permanecen intactas o en ruinas. Las iglesias bizantinas marcarán también su itinerario. Apacible y tranquilo, este barrio invita a pasear y a soñar. Algunos museos se han establecidos en estas bellas residencias, que solo se encuentran si se tiene un mapa detallado del barrio.

      Habitado desde la época prehistórica, ha atravesado la historia y conoce todos los secretos de la ciudad. En el siglo XII, el barrio fue abandonado tras un ataque de los bárbaros y no fue reconstruido hasta el siglo XVI por los soldados albaneses al servicio de los turcos. Esos albaneses lo llamaron Pliakou Athina (Vieja Atenas), y de ahí el nombre de Plaka. Pero una «placa» de piedra, encontrada recientemente cerca de la iglesia Agios Georgiou, daría otra explicación al origen del nombre… Después de la independencia, las clases altas de la sociedad ateniense vinieron a vivir en este barrio.

      Hoy en día, Plaka es el barrio turístico de Atenas por excelencia, muy seguro y sin tráfico. Respira, a su ritmo, lejos del bullicio de la ciudad moderna. No dude en perderse por él durante unas horas y sentarse en una de sus terrazas, en la parte superior del casco antiguo, más tranquilo.

       Monastiraki. Cuando se haya colmado de serenidad, estará listo para afrontar el bullicioso barrio de Monastiraki, especialmente conocido por su mercadillo que, cada domingo por la mañana, se instala en las callejuelas que conducen desde la Antigua Ágora hasta la plaza Avisinias. Encontrará de todo, desde las más raras antigüedades a los chismes más improbables. A la salida del metro, en la callejuela cubierta de Ifestou descubrirá un bazar moderno de zapatos y ropa de marca. Pegado al Ágora, este barrio limitado esconde yacimientos antiguos, iglesias bizantinas, dos antiguas mezquitas y hermosas casas del siglo XIX. El paseo peatonal a lo largo del Ágora y del tranvía de la ciudad, que desciende hacia El Pireo, codo con codo, entre las terrazas de cafés y restaurantes. Sin embargo, sea ateniense o esté de paso, sigue siendo ineludible ya que conduce hasta Thiseio, punto de partida de la avenida peatonal Apostolou Pavlou, después de Dionyssiou Areopagitou, ampliamente adaptada alrededor del peñón de la Acrópolis. Un descanso en el parque de Filopappou y de la colina del Pnyx ofrece un baño de frescor vegetal y unas vistas magníficas a la ciudad. El acceso a la Acrópolis y a su museo se realiza desde Dionyssiou Areopagitou.

      Psiri y Gazi

      Si bien Psiri, pegado a Monastiraki, forma parte del centro de la ciudad, el barrio de Gazi se aleja un poco (quince minutos a pie desde la estación de metro Monastiraki). Estos dos barrios, en otros tiempos de trabajadores, se han convertido en el escenario de la vida nocturna y moderna de la capital.

       Psiri. La arteria Athinas, que conduce a la estación de Monastiraki, delimita la frontera este del barrio de Psiri. Detrás de la alta hilera de edificios de la avenida, las callejuelas se multiplican y se entrecruzan alrededor de las plazas Iroon y San Anargyron, el corazón de este barrio de noctámbulos. El lugar estaba poco frecuentado hasta principios de los años 1990, pero la reconversión de tiendas y talleres en discotecas underground, teatros y cafés, lo transformaron poco a poco en un lugar alternativo de moda. Ahora los turistas son mayoría en las terrazas de los restaurantes o en las callejuelas del barrio. La arquitectura típica de Psiri, con sus casas bajas, le da aires de pueblo. Las minúsculas tabernas y mezzopolios que instalan sus sillas y mesas en la calle, han alimentado a sus habitantes durante décadas, y, a la vez, aparecen nuevos establecimientos de cocina moderna e internacional. Durante el día, las antiguas tiendas y los anticuarios de objetos raros devuelven a las callejuelas su alma pueblerina, mientras que por la noche, grupos de atenienses y de turistas gastan su dinero en los pubs, bares y clubes de moda. Sin embargo, desde hace varios años, el entusiasmo que despierta Psiri parece atenuarse y los más modernos prefieren Gazi, justo detrás de la antigua fábrica de gas, reconvertida en el Tecnopolis.

       Gazi. Se accede a Gazi por el paseo arbolado de Ermou, a partir de Thiseio, o por la estación de metro Keramikos, cuya boca se abre en la plaza central, muy animada. En torno a ésta, las terrazas de bar y los rooftops estan unas al lado de las otras, desbordantes de jóvenes y música mainstream. Es mejor alejarse un poco si prefiere tranquilidad y autenticidad. En los alrededores se entrelazan las callejuelas, delimitadas por la vía férrea, la Iera Odos y la avenida Pireos. En este barrio muy popular, todavía se pueden encontrar fachadas de bellísimas casas neoclásicas, al lado de casitas bajas y sencillas, que albergan familias enteras de inmigrantes o de artesanos. La ruptura con el centro de la ciudad es palpable, y el ambiente y el ritmo de vida son un poco diferentes. Algunas esquinas parecen venir de otra época. Así, la juventud ateniense se ha apropiado de este barrio humilde, convertido en una zona ultramoderna. Hay muchos restaurantes, bares y clubes, dispersados en un espacio que, por suerte, conserva su carácter de antaño. Algunos rincones de Gazi también tienen fama de ser los lugares de reunión y de fiesta para la comunidad LGBT de la ciudad. En Gazi hay tanto clubes donde suenan los grandes éxitos internacionales como pequeños bares alternativos donde se escucha jazz; el espíritu es el mismo en todas partes: ir de fiesta.

      Kolonaki

      Kolonaki, el barrio elegante y dandi por excelencia, está un poco sobrevalorado en estos tiempos de crisis, pero ser el teatro de excesos y lujo lo convierte en toda una curiosidad. Las tiendas de lujo y los talleres de grandes diseñadores alardean de abrir en Kolonaki. Las mujeres griegas ricas y muy emperifolladas hacen sus compras en el barrio de la forma más ostentosa posible, antes de sentarse en los cafés que bordean el lugar donde la «flor y nata» considera que es importante dejarse ver. Y, puesto que hay dinero en Kolonaki, también allí se instalan algunos restaurantes recomendables para cenas románticas, a precios desorbitados. El barrio también está flanqueado, al sur, por embajadas