Nick Potter

El significado del dolor


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detalle en el capítulo 9). También temen más al dolor. Además, se ha comprobado que, debido a que estos pacientes permanecen más tiempo en hospitales alejados del amor y contacto físico de sus padres, terminan por asociar el dolor con sentimientos de pérdida.

      El dolor se encuentra en lo más profundo de nuestro ser, y el profesional médico, al recabar el historial médico y evaluar al paciente, debe descifrar qué capa de la “cebolla del dolor” puede pelar primero para hallar la causa: ¿de qué manera los elementos del dolor anulan e impiden al paciente volver a la normalidad? Quizá nunca logremos eliminar algunos elementos, pero con suerte tal vez podamos disminuir su importancia o simplemente deshacernos de la carga adicional generada por los elementos más pequeños, de modo que el paciente pueda lidiar con su vida de nuevo.

      EL DOLOR COMO UNA ENFERMEDAD DEL SISTEMA NERVIOSO

      ¿Recuerdas cuando dije que el dolor ocurre principalmente a nivel neuropsicológico? Bueno, pues a lo que me refería es a que el dolor existe predominantemente en el sistema nervioso y todas sus partes. De hecho, podría describirse como una enfermedad del sistema nervioso.

      Quizá parezca que me alejo del tema que nos ocupa, pero emplearé una analogía para explicar cómo funciona el sistema nervioso. En esencia, es un sistema sofisticado de recopilación de información y, en este sentido, es muy similar a la Agencia Central de Inteligencia (cia) de Estados Unidos. Ambos sistemas tienen una oficina central: en el caso de la cia, ésta se encuentra en Langley, Virginia, y para el sistema nervioso, en el cerebro. La oficina central de la cia es donde se procesan y se toman todas las decisiones ejecutivas. Para tomar estas decisiones, la oficina central depende de una amplia red de sistemas de monitoreo periférico (satélite, video, audio, reportes espía, encriptación, etcétera) que alimentan al centro desde todo el mundo, principalmente a través de canales electrónicos. De la misma manera, los nervios a lo largo de todo el cuerpo transmiten su información al cerebro mediante impulsos eléctricos a través de la médula espinal, que actúa como un cable troncal que conduce los mensajes al cerebro.

      Por otro lado, está el lugar donde se recopila toda la información, es decir, el campo, donde los equipos operativos, los espías y los informantes están en un estado de alerta constante para recibir información sobre amenazas potenciales o reales; en términos corporales, estos individuos son los sensores que se encuentran en las terminaciones nerviosas, y son ellos quienes cotejan la información y la reportarán a la estación (en términos de la cia, una oficina filial ubicada fuera del territorio estadunidense) si los rumores están cobrando fuerza y tienen el potencial de convertirse en una “verdad”. Entonces le corresponde a la estación transmitir cualquier información relevante a la oficina regional (la médula espinal), donde se evaluarán su prioridad y validez. En esta etapa, es probable que manden llamar a algunos altos directivos para valorar la situación, pero, si se determina que no son más que algunos elementos locales causando problemas y que no existe una amenaza real, entonces todos regresarán a casa a dormir.

      Como puedes ver, a lo largo de este sistema existe una jerarquía de pausas y revisiones por donde pasa la información antes de ser transmitida “de abajo arriba” a la oficina central. Todos estos expertos son contratados por su habilidad innata, su experiencia y lo que han aprendido a lo largo del camino —deben filtrar cualquier “ruido”, desinformación y “noticias falsas”—, y tomar decisiones inmediatas sobre lo que es o no es importante.

      Del mismo modo, el sistema nervioso hará un juicio sobre qué información transmitir al cerebro con base en el contexto y la cantidad de información recibida, así como su experiencia previa. Todo el sistema nervioso funciona como una agencia de inteligencia impecablemente coordinada que nunca duerme, incluso cuando tú lo haces.

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      Nocicepción es el término médico para definir el increíble sistema que posee el cuerpo para recopilar información sobre el dolor y es crucial para su entendimiento. Como veremos, existe una gran diferencia entre la nocicepción (que podría traducirse como “el proceso de detección de daños-estímulos”) y la experiencia consciente y real del dolor. Sin embargo, muchas personas, entre ellas la mayoría de los doctores, tienen un entendimiento muy pobre de esta área de la ciencia del dolor, debido a que dedican muy poco tiempo a estudiarla durante su carrera.

      A fin de superar las múltiples amenazas a nuestra existencia, los humanos hemos evolucionado para tener una extraordinaria gama de sentidos y receptores especiales que nos advierten sobre el peligro. Este peligro puede presentarse mediante un cambio químico (interno o externo), térmico (temperatura extrema, clima seco o húmedo) o mecánico (invasión física, como cuando nuestro cuerpo es golpeado o perforado, tal vez a consecuencia de una herida o por el pinchazo de una aguja).

      Todos nuestros sentidos especiales están respaldados por la vista, el oído, el olfato y el gusto, que pueden proporcionarle más información al cerebro respecto al nivel y el grado de la amenaza. Además, nuestro intrincado sistema de memoria nos confiere la habilidad de evitar repetir la acción o el evento que nos causó daño. Esto se manifiesta en forma de miedo, ansiedad o evitación.

      La nocicepción es básicamente el proceso neural de tomar la información proporcionada por todos estos sentidos y receptores y codificarla para comunicar y brindar información al cerebro sobre el potencial que la amenaza tiene para causar dolor. La información recabada por medio de la nocicepción no siempre es suficiente para desencadenar la percepción de dolor. Al final, el cerebro es quien decide, una vez que ha procesado la información.

      Pongamos un ejemplo: imagina que acabas de machucarte el dedo en la puerta de un auto. Si tienes buenos reflejos, sacarás la mano de inmediato, reduciendo el daño a los tejidos. Sin embargo, el efecto de aplastamiento será suficiente para iniciar la liberación de químicos inflamatorios en la piel y en los tejidos, irritando los minúsculos nervios. Los sensores en los nervios detectarán esta oleada de químicos y descargarán impulsos hacia la médula espinal.

      En este punto, la médula espinal analizará el nivel de alerta proveniente de estos nervios y, en un inicio, hará dos cosas: primero, activará la respuesta motriz de retirar el dedo de la fuente del daño para prevenir una lesión mayor; segundo, transmitirá parte de la información al cerebro como un reporte de eventos para que éste pueda tomar una decisión sobre cuán mala es la lesión y qué debe hacer para protegerte. Por ejemplo, ¿necesita enviar mensajes al tejido dañado para hacer que se inflame, sane o combata algún virus o bacteria invasora? El cerebro también hará una evaluación rápida del impacto de la lesión a largo plazo —cómo afectará tu habilidad para funcionar y realizar actividades cotidianas o qué riesgo puede suponer para tu supervivencia a largo plazo. Estas evaluaciones son realizadas por los centros anímicos y emocionales del cerebro (el centro límbico), así como la corteza prefrontal. Esto lo sabemos porque se han realizado extensas investigaciones al respecto utilizando tecnología de imagen por resonancia magnética funcional (irmf), que ha detectado cómo estas partes del cerebro se “iluminan” en cuanto empieza el dolor. En algunos experimentos se han estudiado los efectos de administrar estímulos dolorosos, como láseres calientes sobre la piel, y su asociación con distintas emociones o medicamentos para aliviar el dolor. Lo que han encontrado estos estudios es que las zonas del cerebro que se iluminan cambian de acuerdo con el estímulo.

      Si el mecanismo de curación para el dedo machucado ha sido eficiente y los tejidos se han recuperado, el ruido de los nervios locales se calmará, la médula espinal perderá interés y el cerebro dejará de estar agitado. Ya no prestarás atención al dolor y podrás utilizar tu dedo otra vez. Todo está bien.

      Sin embargo, si el dolor continúa durante varias horas, el cerebro se inquietará cada vez más y continuará con su evaluación. Analizará la lesión en términos del efecto