noviembre a marzo.
Las banderas de las cuatro regiones
Bandera de Galicia
La ley de 29 de mayo de 1984 de la Xunta de Galicia establece las proporciones exactas de la bandera actual. Una franja azul claro atraviesa en diagonal el fondo blanco y representa el océano Atlántico atravesado por numerosos migrantes que se dirigían al Nuevo Mundo. En su centro se encuentra el escudo, con siete cruces blancas rodeando el Santo Grial (cáliz de la sangre de Cristo) y coronado por una hostia, que forma parte del escudo del Reino de Galicia desde el siglo XIII. Hay muchas teorías antagónicas sobre la representación del cáliz: ¿Similitud sonora entre «Galicia» y «cáliz»? ¿En honor al Santísimo Sacramento expuesto en la catedral de Lugo? ¿O porque el Santo Grial está escondido en Galicia?
Bandera del Principado de Asturias La bandera de Asturias está compuesta por la Cruz de la Victoria en amarillo sobre fondo azul. El origen de esta cruz se remonta a la mítica batalla de Covadonga (722), que marcó el inicio de la Reconquista con la victoria del ejército asturiano sobre los musulmanes. Supuestamente conducida por don Pelayo, primer rey de Asturias, se convirtió en emblema de la victoria y de la fe para los reinos cristianos. En el siglo IX, el rey Alfonso III adoptó esta bandera como símbolo de su reino, añadiendo las letras griegas alfa (en mayúsculas) y omega (en minúsculas), en referencia a Cristo, que era principio y fin.
Bandera de la Comunidad Autónoma de Cantabria La bandera de Cantabria es bicolor: dos bandas horizontales de iguales proporciones, blanca la de la parte superior y roja la inferior. Utilizada como matrícula marítima de Santander, a la bandera actual se le añadió el escudo de la región. En 2016 el parlamento cántabro reconoció también el lábaru cántabru, estandarte militar utilizado en época romana, como símbolo identitario del pueblo cántabro.
Bandera del País Vasco La bandera vasca (ikurriña), diseñada en 1894 por los fundadores del Partido Nacionalista Vasco, Luis y Sabino Arana, consiste en una cruz blanca y una cruz oblicua verde sobre fondo rojo. La cruz verde de San Andrés representa el roble de Gernika, símbolo de los foros de Vizcaya y sinónimo de libertad para los vascos; la cruz blanca representa el catolicismo y el fondo rojo, el pueblo. Formalizada en 1936 por el gobierno vasco, la ikurriña fue prohibida durante el franquismo y solo recuperó su legitimidad en 1979.
Propuestas de visita
Visita breve
Es posible programar rutas cortas para cada comunidad autónoma, aunque hay muchas más opciones. Galicia, Asturias, Cantabria y el País Vasco merecen estancias de dos semanas cada una, y ciudades como Santiago de Compostela, Gijón, Santander o San Sebastián, por sí solas, podrían justificar un viaje. Cuna de la España celta y del arte paleolítico, estas regiones cuentan con un importante patrimonio arquitectónico, artístico y cultural. He aquí algunos ejemplos de itinerarios:
Breve estancia en el País Vasco
Amalgama de tradición y modernidad, lo rural y lo urbano se conjugan aquí a la perfección, combinando naturaleza, patrimonio, cultura y gastronomía.
Día 1: San Sebastián. Hay que dedicar al menos un día a la elegante perla del Cantábrico. Desde la plaza del Ayuntamiento, el paseo junto a una de las bahías más bellas del planeta nos puede llevar hasta el faro del monte Igueldo pasando por el Peine de los vientos, la famosa obra de Eduardo Chillida. Es recomendable subir al mirador del monte con el funicular, las vistas lo merecen. Los amantes de la gastronomía podrán continuar hasta el Akelarre, el restaurante del famoso cocinero Pedro Subijana, o bien deshacer sus pasos para internarse en el casco viejo y disfrutar de unos deliciosos pintxos.
Día 2: La costa guipuzcoana. Hondarribia, Pasaia, Zarautz, Getaria, Zumaia (playa de Itzurun, mundialmente famosa gracias a la serie Juego de Tronos)... El litoral guipuzcoano no es muy largo (86 km), pero sí muy intenso por la cantidad de puntos de interés que vale la pena visitar, con encantadores pueblos marineros y tentadoras playas. Céntrese principalmente en los que acabamos de citar y no olvide que aquí se pueden practicar surf, buceo o vela, además de comer en algunos de los mejores restaurantes del País Vasco, que no es poco decir.
Día 3: Bilbao. Por la mañana, primer plato fuerte: paseo por la ría y... el Guggenheim. Imprescindible, por supuesto. En sus alrededores hallará buenos sitios para comer. Después, un paseo por el elegante Ensanche para cruzar al Casco Viejo por el puente del Arenal. Pase el resto de la tarde en el Casco Viejo disfrutando del ambiente de sus calles, visitando los monumentos más antiguos de la ciudad y, cuando apriete el hambre, comience la tradicional ruta de los pintxos por esas mismas callejuelas peatonales.
Día 4: La costa vizcaína. Lekeitio, Gernika, el bosque de Oma en Kortezubi (los árboles pintados por Agustín Ibarrola) y la cueva de Santimamiñe —en la Reserva de la Biosfera de Urdaibai—, Bermeo y San Juan de Gaztelugatxe (ojo, con entrada previa), Sopelana,... Si tiene tiempo, incluya también Plentzia en su ruta, un pueblo encantador ya muy cercano a Bilbao.
Día 5: Vitoria. De plaza en plaza (plaza de España, de la Burullería, del Machete y los Arguillos...), en una mañana puede recorrer el núcleo más antiguo de la capital vasca y visitar sus principales monumentos, como la Casa del Cordón, el palacio Escoriaza Esquivel o la basílica de San Prudencio de Armentia. ¡No deje de subir a la torre de la iglesia de San Vicente! Por la tarde, dos opciones museísticas: el Bibat-Museo de Arqueología o el Artium-Museo de Arte Contemporáneo (fíjese: Picasso, Miró, Tàpies, Oteiza, Ibarrola...). Claro que si puede ver los dos...
Día 6: La Rioja alavesa. Un breve recorrido por esta famosa comarca vinícola debe conectar tres localidades: Labastida (visite el barrio barroco y pruebe sus célebres chuletillas al sarmiento), la encantadora ciudad fortificada de Laguardia y Elciego. En esta última, si el presupuesto lo permite, está la opción de comer en el restaurante del hotel Marqués de Riscal, en el emblemático edificio de Frank Gehry. Si no, hay muchas más opciones exquisitas en toda la comarca. Desde luego, en su agenda no puede faltar la visita (o visitas) a alguna bodega.
Día 7: Regreso.
Breve estancia en Cantabria
Un territorio pequeño pero con una gran variedad de atractivos: pueblos marineros, playas, paisajes de montaña y bonitos rincones para explorar a pie o en bicicleta.
Día 1: Santander. Para visitar a conciencia la capital de Cantabria, que cuenta con una magnífica bahía, es imprescindible un día entero. Por la mañana, visita a la catedral y al palacio de la Magdalena, y luego paseo por el parque. Diríjase a las playas del Sardinero para almorzar en uno de los restaurantes con vistas al mar y relajarse en la playa o en el casino, dependiendo de su estado de ánimo. Al final del día, una copa o un helado en alguno de los establecimientos de la plaza de Italia. Regrese al centro para pasear, comprar en las calles Burgos o Juan de Herrera y tomar una copa en el café de Pombo. Cena en una de las bodegas de la plaza de Cañadío.
Día 2: Excursión