Luis Tudanca

Una política del síntoma


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      Una política del síntoma

      Una política del síntoma

      Luis Tudanca

      Índice de contenido

       Portadilla

       Legales

       Capítulo I. Lo impolítico y la acción política propiamente dicha

       Capítulo II. Del malestar en la cultura al malestar en la civilización

       Capítulo III. Notas sobre el racismo

       Capítulo IV. Una lectura impolítica de la biopolítica

       Capítulo V. Senderos que se bifurcan

       Capítulo VI. La evaluación: algunos ejemplos

       Capítulo VII. De los intelectuales, de la izquierda y la derecha y de la política del psicoanálisis aun

       Capítulo VIII. De Borges a Jauretche, una hipótesis restringida sobre a qué nos identificamos los argentinos

       Capítulo IX. La época de la vecindad

       Capítulo X. ¿Qué del psicoanalista en el siglo XXI?

Tudanca, Luis Una política del síntoma / Luis Tudanca. - 1a ed . - Olivos : Grama Ediciones, 2020.Archivo Digital: descargaISBN 978-987-8372-30-31. Psicoanálisis. I. Título.CDD 150.195

      Diseño de tapa: Mario Merlo ([email protected])

      © GRAMA ediciones, 2012.

      Av. Maipú 3511, 1° A (1636) Olivos

      Pcia. de Buenos Aires.

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      http://www.gramaediciones.com.ar

      © Luis Tudanca, 2012.

      Digitalización: Proyecto451

      Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares del “Copyright”, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, incluidos la reprografía y el tratamiento informático.

      Inscripción ley 11.723 en trámite

      ISBN edición digital (ePub): 978-987-8372-30-3

      a) Una política...

      Este libro retoma, amplía y precisa uno anterior: De lo político a lo impolítico. Una lectura del síntoma social. En su título ya está delineada esa perspectiva.

      Si hablamos de una política es porque seguimos sosteniendo una idea que es base para nuestros desarrollos: no hay La política.

      Eso abre la posibilidad de políticas, en plural, que varían en cada ocasión que aparecen, para desaparecer al momento siguiente en que ya no se las necesita o caen por su propio peso.

      Aceptado este argumento comienzan ciertas complicaciones.

      ¿Cómo lograr una constante, un invariante de alguna política, una, que se imbrique con las políticas de cada vez?

      Ahí aparece lo impolítico. Lo impolítico es una política que intenta intervenir en las políticas ocasionales, en la diversidad de las mismas.

      Así que, una política: lo impolítico.

      Una de las características fundamentales de lo impolítico es la no-acción, a entender como una acción no activa.

      La no-acción es tanto más decidida, tanto más responsable, que la acción que vira al activismo.

      Sigue siendo acción política pero es una acción que no actúa en el sentido del activismo, se sostiene en una eficacia indirecta, interviene de costado, en los márgenes de una situación dada.

      El otro aspecto, que llamaremos acción política propiamente dicha, se sostiene en un axioma: la política es acción aun antes de su desvío en activismo.

      Ahora bien, una acción es acción política propiamente dicha si contribuye al despliegue y afianzamiento de una política, por más coyuntural que ella sea, o impide dicho despliegue por considerarlo infructuoso o contrario a los intereses que se defienden.

      Una acción política, por lo tanto, incluye la decidibilidad: qué hacer, cada vez. Y quizás sea ese el aspecto más difícil y determinante a la vez.

      Lo impolítico favorece a la acción política propiamente dicha. Pero a la vez puede decirse que la acción política propiamente dicha es el límite mismo de lo impolítico.

      Desde su no-acción lo impolítico contribuye a restar activismo a la acción política.

      El límite de ese proceso lo instituye la acción política propiamente dicha.

      Para que haya acción política propiamente dicha, se espera de ella que esté lo más alejada posible de cualquier ajetreo.

      Cuando menor es éste, más límpida y efectiva es la acción política.

      Pero el modelo ideal, puro, no existe.

      Hay que acostumbrarse a la idea paradojal de una acción sostenida en la no-acción y la inversa, una no-acción que solo puede desplegarse en una acción concreta.

      Diríamos, a la vez, que lo impolítico es un suplemento inconsciente de la acción política propiamente dicha, pero que una situación dada se define en el terreno de la acción política propiamente dicha.

      Pero recordemos algunos puntos en que lo impolítico actúa en la acción política concreta.

      Si se restringe el activismo a la acción, la acción es la favorecida ya que, en términos de Spinoza, no dilapida su potencia.

      Si se disminuye la injerencia en la acción, se fortalece la misma ya que no se extravía en ningún forzamiento.

      No se trata de inacción sino de todo lo contrario. Se trata de fortalecer y expandir la acción política propiamente dicha en una perspectiva de pleno rendimiento de la eficacia.

      Subrayamos el lado activo de la espera muy lejos de la pasividad o del desinterés.

      La espera, si se traduce como paciencia, ni posterga ni suspende la acción política, sino que la hace emerger en el momento oportuno.

      b) ...del síntoma

      ¿En qué lo que hemos llamado lo impolítico y la acción política propiamente dicha competen al psicoanálisis?

      Únicamente por la vía del síntoma.

      Tomaremos la