Amadeo Papa

Medico cirujano del interior


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mi primera cirugía, a una niña de doce años que padecía de un gran quiste hidatídico de pulmón. Procedí a la extirpación del quiste con la técnica de “Armand Ugon, parto de quiste entero”.

      En esta etapa aprendí una enseñanza que me rige hasta el día de hoy; no importa lo simple o complejo que le hagas al paciente, el no es un número, es una persona y como tal se debe tratar. Es lo más importante del acto médico.

      La actividad era intensa y variada. En las cirugías cardíacas, a corazón abierto, que realizábamos con circulación extracorpórea, con Bomba de Discos Siliconados, nos correspondía preparar la misma en un proceso muy estéril y cuidadoso.

      Durante la cirugía realizábamos la entrada en bomba, para que el cirujano, hiciera la técnica principal, ya sea el reemplazo valvular o la cirugía cardíaca que fuera.

      Además de las cirugías cardiovasculares, realizábamos cirugías de pulmón, de todo tipo, porque éramos centro de derivación de la Ciudad de La Plata, Pcia y del resto del país.

      Al ser solo dos concurrentes al servicio, tuvimos una intensa actividad quirúrgica, lo que nos permitió una sólida formación.

      Práctica médica simultánea con guardias y futbol en Olavarría.

      Como era concurrente, ad honoren, (sin sueldo) tenía que hacer algunas guardias para sostenerme económicamente y los fines de semana, viajaba a mi ciudad de Olavarría, donde el día sábado hacía una Guardia general en una Clínica.

      El domingo jugaba al futbol para mi club “el Fortín” y a la madrugada del lunes iniciaba, en ómnibus, el regreso directo al hospital. Rutina que realicé durante 2 años.

      Los años 1973 al 1975. Los más violentos en La Plata. Accionar de Montoneros, Triple A y J.P.

      El año 1973 fue el año del regreso de la democracia, luego del gobierno militar del General Alejandro Agustín Lanuse, último presidente defacto, de la dictadura cívico-militar que derroco al Presidente Constitucional Arturo Illia.

      Fueron las primeras elecciones en muchos años. El General Perón se encontraba proscripto por la revolución Libertadora del año 1955. La Fórmula peronista fue Cámpora-Solano Lima, que resultó ganadora.

      El General, vivía en Puerta de Hierro, Madrid, España y luego de muchas gestiones pudo regresar al País.

      El Presidente Cámpora y Su Vice Presidente, Solano Lima renunciaron y esto permitió la tercera reelección del General Perón.

      La izquierda peronista integrada por los montoneros y otros grupos revolucionarios armados, muchos liberados por el Presidente Cámpora apenas asumió, había convulsionado políticamente al peronismo entre sus facciones de derecha e izquierda.

      La primera batalla de este conflicto, la tuvimos cuando retornó el General Perón a la Argentina, oportunidad en que se produjeron los sangrientos enfrentamientos de Ezeiza.

      A nuestro hospital le solicitaron el envío de ambulancias a Ezeiza. Me designaron a cargo de una de las ambulancias del Hospital San Juan de Dios, con chofer y enfermera, como apoyatura de salud para la llegada del General.

      Casi llegábamos a Florencio Varela, cuando escuchamos por la Radio, que había tiroteos en Ezeiza y que se estaban matando entre los dos bandos.

      Ante estas noticias, le ordené al chofer que frenara la ambulancia y debatimos que hacíamos, seguir o regresar, la decisión fue unánime, decidimos regresar. No queríamos participar de un acto político violento con uso de armas de fuego, las crónicas de la época son una fuente de mayor información, para el que quiera ahondar en el tema.

      Poco tiempo antes del fallecimiento, en un acto en Plaza de Mayo, el Entonces Presidente Perón, trató de imberbes a los montoneros y demás grupos guerrilleros. Estos grupos armados en pocos días, pasaron a la clandestinidad, lo que se tradujo en mayor inestabilidad política y social.

      Hacia fines junio de 1974 y luego de la Muerte del General Perón, el ambiente se torna mucho más violento. Sólo en una noche, explotaron más de 60 artefactos de bombas caseras, en el centro de ciudad de La Plata, con muertos y heridos.

      En nuestro hospital había miembros de la Juventud Peronista y algunos sospechados de montoneros. Estábamos en una institución muy politizada. Y cuando comenzó la represión estatal, por parte de la organización paraestatal triple A, hubo secuestros y asesinatos a sangre fría, cuyos integrantes se movilizaban con los famosos Falcón verdes.

      El veinticinco de junio de 1974, el Director del Diario El Día de La Plata, David Kraiselburd fue secuestrado y asesinado, por un comando guerrillero, en la ciudad de La Plata. En el operativo participaron alrededor de veinte personas, movilizadas en cuatro o cinco autos.

      Los hechos ocurrieron en la intersección de la calle Diagonal 77 y las calles 2 y 49 y a una cuadra de la Jefatura de Policía.

      Las fuerzas de seguridad, lograron apresar a varios guerrilleros y uno de ellos tuvo una herida de bala en la médula y quedó parapléjico. Lo enviaron a la Unidad de terapia Intensiva Instituto del tórax, fuertemente custodiado.

      En esa circunstancia, estaba de guardia con la enfermera de turno y ocurrió un episodio sorpresivo y violento que nos marcó para siempre. Pasa un auto por calle 71 y hace una fuerte contraexploción por su escape, hecho habitual en aquella época de autos con tecnología vieja.

      De pronto y sin previo aviso, la enfermera y yo, estábamos cabeza abajo en el piso con dos Itakas (escopetas), apuntándonos a la cabeza y al grito de “quietos, no se muevan”. Pasado un tiempo, que pareció una eternidad, le dije a los custodios, que las explosiones parecían ser del escape de un auto.

      Ellos se relajaron, y nos explicaron que debían actuar de ese modo, porque era el protocolo ordenado por las fuerzas de seguridad, que estaban comandadas extraoficialmente por la Organización triple A, cuyo jefe era José López Rega, entonces Ministro de Bienestar Social, función que sonaba paradójica, con el accionar represivo.

      No era sencillo trabajar de médico en esas condiciones, no teníamos ninguna seguridad de que no nos dispararan.

      En los primeros días de febrero de 1975, la Triple A, secuestró a Rosa Alé, novia del Dr. Néstor Scipioni, jefe del servicio de Terapia Intensiva del Instituto del Tórax del Hospital “ San Juan de Dios” -dónde yo hacía guardia, solo diez minutos después del cierre del festejo de su cumpleaños, cuando nos habíamos retirado, de su departamento de Diag. 74 Esquina 10.

      El Dr. Néstor Scipioni era además, Secretario Académico de la Facultad de Medicina de La UNLP, amigo personal, que junto al Decano, en la colación de grado, me había entregado el Diploma de Médico en el acto Académico de la Facultad.

      Esto, para mí fue el acabose, habíamos llegado a un punto tal de inseguridad que daba mucho miedo. Nadie sabía si podía ser víctima de esa violencia. Por esta razón decidí alejarme de La Plata y buscar otro rumbo.

      Con esta decisión tomada, tenía que saber si estaba capacitado como cirujano de tórax. Le pregunté al Profesor Dr. Jorge Castellano si consideraba que yo estaba preparado para irme al interior a hacer cirugía torácica y aprender cirugía general en un buen servicio. Me sugirió que si contaba con cirujanos experimentados y el equipamiento necesario lo podía hacer sin problemas. Me dio el visto bueno y los mejores consejos para hacer las cosas bien y además lo podía consultar cuando lo necesitaba.

      Era aventurado y arriesgado irse al interior y empezar una carrera como cirujano en una rama que necesitaba de equipamiento e infraestructura compleja para la época. Tenía buenas herramientas para complementar con cirugía general. Pero no quedaba otra opción.

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