a dúo con Vidal.
Su debut discográfico se produjo el 19 de junio de 1945 con el tango Un pasaje de mi vida, perteneciente a Luis Rubistein, precisamente uno de sus dúos con Vidal, al que siguió exactamente un mes más tarde el registro de la milonga de Juan José Guisandut y Horacio Sanguinetti titulada Zapatos, también a dúo con Vidal.
Su permanencia en esta formación se extendió hasta el año 1948, registrando su último disco con ella, al igual que Vidal, el 30 de septiembre de ese año. El tema de despedida fue el tango Para usted, amigo, perteneciente a Francisco y Domingo Federico.
Otras recordadas versiones discográficas de Larroca con esta formación fueron las de los tangos María, de Aníbal Troilo y Cátulo Castillo; Un tal Medina, de Roberto Garza y Carlos Bahr; Remolino, de Alfredo De Ángelis y José Rótulo; Con alma de tango, de Juan D’ Arienzo y Carlos Bahr; Te espero en Rodríguez Peña, de Héctor Varela y Carlos Waiss, y Mi dolor, el difundido tema de Carlos Marcucci y Manuel Meaños, del que orquesta y cantor hicieron una muy particular interpretación.
Desvinculados Vidal y Larroca, en 1949 los sucedieron Mario Bustos, Enzo Valentino y Hugo Roca.
Bustos debutó en el disco el 14 de octubre de ese año con el tango de Enrique Santos Discépolo Justo el 31; Valentino lo hizo el 16 del mes siguiente con la milonga de Enrique Maciel y Héctor Pedro Blomberg titulada China de la Mazorca, y Roca también en ese mismo día grabó Que camine sola, un tango de Cristóbal Ramos con letra increíblemente rencorosa de Francisco De Val.
Bustos grabó tres temas más: Puente Alsina, de Benjamín Tagle Lara, el 25 de noviembre de ese mismo año 1949; Tango argentino, de Juan Maglio y Alfredo Bigeschi el 20 de marzo de 1950, en una particular versión en la que se intercalan compases de la extensa lista de tangos que son mencionados en el transcurso de la composición, y Tiburón, tres días más tarde de la grabación anterior, un olvidable tema compuesto por Juan Fava Pollero y Juan D’ Abraccio, con letra de Enrique Dizeo.
También, Valentino dejó registradas tres versiones más luego de la que diera inicio a su participación en discos con Federico: un vals de su autoría titulado Recuerdos de una madre, el 20 de marzo de 1950; Barrio viejo (subtitulado Del 80), una milonga de Maciel y Blomberg editada el 25 de agosto siguiente, y Cualquier cosa, el recordado tango de Herminia y Juan Mateo Velich, grabado el 10 de abril de 1952.
Roca, por su parte, completó sus versiones discográficas con Federico grabando La milonga de mi amor de Rodolfo Schiammarella y Héctor Canziani el 25 de noviembre de 1949, y el tango de Mario Battistella Canto, el 23 de marzo del año siguiente.
Retirados de la formación estos tres vocalistas, se incorporó Carlos Valdez, quien grabó Estampa de matón, el 10 de abril de 1951 con música y letra del propio Federico; Qué hacés, qué hacés, perteneciente a José Di Clemente y Jesús Fernández Blanco, el 3 de agosto de ese mismo año, y Tristezas de la calle Corrientes, otro de los grandes temas del binomio que Federico conformó con Homero Expósito, llevado al disco el 11 de septiembre del año siguiente.
En 1952, un poco antes del alejamiento de Valdez, había ingresado a la formación el cantor Armando Moreno, quien permaneció hasta 1956, grabando en ese lapso un total de quince registros discográficos, los que se iniciaron el 26 de mayo de 1952 con el tango de Gardel y Razzano Yo te adoro.
En 1956, ingresó a la orquesta el cantor Dante Rossi, nacido el 27 de febrero de 1931 en Buenos Aires, quien había obtenido el primer puesto en un concurso organizado por el club Sunderland, del barrio porteño de Villa Urquiza.
El 29 de junio de 1956, a pocos días del ingreso de Rossi, la formación de Federico realizó las últimas grabaciones de la etapa que había iniciado doce años antes en 1944, las que incluían a Y todavía te quiero, tango de Leocata y Aznar, y Charlemos, el difundido tango de Luis Rubistein, vocalizado por Rossi, en el que fue el único registro discográfico de este cantor con la formación de Federico, en una curiosa grabación con sonido de la campanilla del teléfono incluido al inicio de la grabación.
Por otra parte y en forma simultánea a la dirección de su primera y más recordada orquesta, trabajó en la musicalización de innumerables películas, actividad que desarrolló entre los años 1944 a 1956.
Radicado en Rosario como consecuencia de su ya apuntado casamiento, formó en esta ciudad una nueva orquesta bajo su dirección, con la que debutó en Radio lt8 a mediados del año 1958.
De todos modos, a comienzos de 1960 reagrupó nuevamente a los músicos de la orquesta porteña que disolviera dos años antes, con el fin de realizar nuevas grabaciones en el sello rca Victor. En total, fueron cuatro registros, todos ellos realizados el 12 de enero de dicho año, con los que totalizó un total de ciento seis grabaciones para el denominado «sello del perrito».
Estas últimas grabaciones contaron con el aporte vocal de Rubén Maciel en la versión de Portero suba y diga el conocido tema de Alberto de Labar y Luis César Amadori, y con el de Rubén Sánchez en la de Tus ojos me aprisionan, muy atractivo tango de los pocos conocidos autores Schneider y Blesio, el de ambos vocalistas a dúo en la milonga Negro del propio Domingo Federico, siendo la restante otro tema del director, el tango instrumental titulado Presentación.
Posteriormente, en ese mismo año 1960 pero ahora con la formación constituida en Rosario grabó ocho temas para el sello Trío de esa ciudad y ya en 1961, para el sello Rosafon también de Rosario, llevó al disco otros once temas.
En 1965, realizó catorce grabaciones para el sello Fuentes de Colombia, todas ellas nuevamente con la intervención de su cantor Rubén Sánchez.
Para el sello Rosafon, volvió a grabar en 1966 cinco temas más, los últimos en los que participó Sánchez y ya en 1968, regresó a los estudios de rca Victor, en este caso con un sexteto que dirigió al efecto, con el que registró un disco larga duración integrado por doce temas.
Al año siguiente, grabó para el sello Embassy otro disco larga duración también con doce temas, en cinco de los cuales intervino el antiguo y más identificado cantor de su orquesta del cuarenta, el inolvidable Carlos Vidal, entre ellos, en un nuevo registro de Percal, el tango que Domingo había compuesto en los años cuarenta con letra de Homero Expósito, en el que la orquesta desarrolla una introducción previa a la participación del cantor sobre la base de un arreglo muy particular realizado por el propio Federico.
Finalmente y tras un largo paréntesis sin ingresar a los estudios de grabación, volvió a ellos recién en el año 1996 con la Orquesta Juvenil del Tango de la Universidad Nacional del Rosario, a la que había fundado el año anterior y de la que fuera su director y primer bandoneón. En esta ocasión, grabó para la Editorial Musical de Rosario diecisiete temas, entre ellos sus viejos éxitos Saludos, Yuyo verde y Al compás del corazón. De este modo, el total de grabaciones que concretó en toda su trayectoria como director, desde su primera orquesta constituida en 1944 hasta esta última Orquesta Juvenil, alcanzó a 185 temas.
Vinculado al teatro, a partir del año 1960, escribió varias comedias musicales, las que se presentaron el teatro El Círculo de su ciudad adoptiva.
En 1961, viajó a Japón integrando la orquesta de Francisco Canaro y, en 1963, se reintegró con carácter de invitado a la orquesta de Miguel Caló, para cumplir actuaciones durante cuatro meses en radio El Mundo y grabar un disco de larga duración, con doce temas.
En los años 1964 y 1967, volvió a presentarse en Japón, ahora al frente de su agrupación rosarina.
A raíz de su amistad con el científico argentino, doctor Silvio Filskenstein, especializado en medicina aeroespacial y radicado en Montreal desde mediados de la década del setenta, Federico desarrolló como único intérprete magníficos recitales de bandoneón en el Consulado Argentino en Nueva York en 1978 y en la sede en Montreal de la Organización Aero Civil Internacional al año siguiente.
En 1985, compuso en colaboración con Roberto Pansera la música de la ópera tango dedicada a recordar la vida de Eva Perón titulada Volveré y seré millones, sobre textos del autor rosarino Miguel Ángel Jubany. En su representación, integraron el elenco Carlos Acuña, Nelly Vázquez —quien