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Comunicación: relatos, interpretaciones y opinión


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y otros escritores y artistas se basan en él para crear y recrear.

      Atreverse a incursionar en los cuentos de Jorge Luis Borges es asumir todo un mundo de metáforas, de mística y conexiones con otros tiempos y pensamientos. Además, el gran reto de hacer una adaptación gráfica, es lograr traducir y transformar esto en un lenguaje propio sin perder lo esencial. La inquietud de realizar ilustraciones basadas en los cuentos de Jorge Luis Borges viene de las imágenes mentales que surgen al leer sus obras: laberintos, bosques, miradas, luz, oscuridad y repetición infinita de patrones crean todo un matiz en la imaginación. Al tener esto y mezclarlo con los saberes previos sobre el dibujo, se genera una búsqueda por plasmar e interpretar sin perder la esencia que caracteriza las obras de Borges, y además profundizar y entender más acerca de esa nueva voz que se inserta bajo la interpretación y creación propia.

      En este caso, no solo se trata de explotar los recursos gráficos que trae la imagen, en especial el dibujo, sino que se busca tomar lo que el autor plasma e interpretarlo, logrando que se comuniquen, amplíen y creen nuevos significados. Así, también se entra a reflexionar sobre lo gráfico como lenguaje: qué traducen los diferentes aspectos como el uso del color, la composición, los materiales, y qué comunican a pesar de no estar en palabras; cómo se convierten y mantienen los elementos tomados de la obra de Borges, y cómo son interpretados.

      Para lograr esto, hay que tener en cuenta que en sus cuentos los números entran como herramienta para hablar de la infinitud, como cuando utiliza el número catorce en el cuento La casa de Asterión para unirlo con el ajedrez y el infinito: “La analogía entre el laberinto y el tablero es clara; el primero tiene sesenta y cuatro escaques y aquel, catorce salidas, ambos números finitos que posibilitan infinitas combinaciones lúdicas” (Giordano, 1984, p. 353).

      También hay conexiones con los sufíes y Persia, pues sus personajes tienen el mismo objetivo de los místicos al desear el conocimiento exacto de Dios y de la realidad absoluta, como se afirma en “La mística en las obras de Jorge Luis Borges” (Al-Afif y Ababneh, 2010). Este mismo texto también cuenta que “[…] en Borges cualquier atributo divino como el conocimiento y la inmortalidad, se relacionan inmediatamente con la disolución de la personalidad” (Al-Afif y Ababneh, 2010, p.5).

      Estos temas –y otros más no escritos aquí– deben reflejarse en el momento de crear una adaptación, si bien, no explícitamente, sí con los recursos que ofrece lo gráfico, siempre teniendo en cuenta que “el lector ideal es coautor del texto que lee, descifra e interpreta en un proceso de producción de sentidos múltiples” (Ruiz, 2012, p. 634). Sin olvidar que no es solo repetir una misma obra en otro medio, sino crear una nueva mirada, una nueva voz.

      Así, buscando adaptar a ilustraciones los cuentos del libro Ficciones de Jorge Luis Borges para comunicar de manera gráfica tanto la interpretación propia como los conceptos y la visión del autor en sus textos, se planteó: interpretar los cuentos del libro Ficciones de Jorge Luis Borges; unir la voz propia a las ilustraciones respetando los planteamientos del autor en el cuento; aproximarse al proceso de creación en el momento de adaptar un cuento a una ilustración; e identificar qué herramientas tiene el dibujo para comunicar diferentes ideas y emociones enunciadas en los cuentos de Jorge Luis Borges.

      A través de este trabajo se busca encontrar y aplicar nuevas formas de procesamiento de información. Tanto la literatura como el arte son medios de comunicación (con diferentes lenguajes) que construyen el patrimonio de la humanidad pues hablan de un contexto, de las pasiones, dudas y preocupaciones que nos surgen como seres humanos en momentos específicos.

      Con esta investigación, estos dos mundos se acercan y el dibujo se convierte en herramienta para interpretar, recrear y enriquecer la literatura. Al procesar la información de una forma distinta, se generan nuevas voces, se perpetúan otras y se descubren significados. También se pretende ampliar la información actual sobre cómo leer y crear imágenes.

      Para lograrlo, los cuentos del libro Ficciones se eligieron como fuente documental para ser leídos bajo una óptica cualitativa e interpretativa; luego son llevados al campo de lo aplicado al transformar los cuentos en ilustraciones. Esto se hizo extrayendo apartes de las diferentes historias para luego fusionarlos con esa nueva voz que se inserta al crear una nueva obra partiendo de otra; lo que fue posible gracias a una investigación previa sobre las diferentes herramientas comunicativas de lo gráfico, que nutren el propósito de comunicación aquí expuesto, como líneas, formas, composición, uso del color, entre otras. La presente investigación se convierte entonces en una propuesta de método.

      Antes de adentrarse en los capítulos, se encuentra el estado del arte, donde se forma una base a partir de unos conocimientos previos sobre Borges y el papel de la ilustración como otra forma de comunicación, además se plantean algunos de los problemas en cuanto a la búsqueda de información sobre ilustrar para públicos adultos. Los siguientes capítulos son el paso a paso de cómo se llegó a la obra, complementados con otras voces expertas en este campo y diferentes citas documentales tomadas del marco de referencia.

      El capítulo uno consta de todo el proceso que hay al extraer diferentes datos de los cuentos. En la segunda parte, se toman dichos extractos para traducirlos en un lenguaje gráfico en el cual se logran insertar narrativas, ideas y gustos, incluyendo los conceptos propios de la ilustradora. El tercer capítulo se presenta a modo de producto inserto en el cual se ven las ilustraciones realizadas, acompañadas de citas de cada uno de los cuentos que, de una u otra forma, cobraron importancia durante el proceso. Para cerrar, se plantean las conclusiones, en las cuales se reflexiona tanto sobre los capítulos, la investigación previa y los objetivos planteados.

      Sin más que aclarar, solo queda decir que el presente trabajo abarca mucho más de lo que se planteó en un principio, pues también se convirtió en un testimonio del descubrimiento y apropiación de la voz única con la que cada uno carga, la cual, aunque nunca termina de ser explorada, sí se volvió más palpable. Esta investigación fue, se podría decir, como una oportunidad para sentarse a dialogar con ella. Además de eso, también fue una excusa para crear vínculos más grandes con el autor que inspiró todo el proyecto y redescubrir sus cuentos.

      Estado del arte

      Frente a la adaptación de texto a ilustración predomina el enfoque infantil y es escaso el dirigido al público adulto. Aunque esto da ciertas luces, aun quedan vacíos para ilustrar textos para un público adulto. Al respecto, hay respuestas sobre la relación entre el texto y la imagen, y cómo ambos se complementan. Ainara Erro (2000) menciona que: “[…] la relación entre texto e imagen debe ser simbiótica, es decir, ambos medios se asocian en un objetivo común beneficiándose cada uno de la información que proporciona el otro, y la verdadera historia es el resultado de su interacción” (p. 508).

      Sobre el valor de la imagen y sus diferencias con el texto, Zully Pardo Chacón (2009) plantea que: “tanto el texto como la imagen pueden tener muchas funciones: contar, subrayar, desmentir, caracterizar, imprimir un tono, crear una atmósfera o insertar un punto de vista nuevo en la narración” (p. 138).

      Por su parte, Jesús Díaz Armas (2007) aborda el dibujo como forma de comunicar y analiza las posibilidades que da la imagen en relación con las márgenes, al hablar de cómo una figura puede partirse al llegar a los límites de la página si es con un objetivo específico: “[…] no es que el ilustrador se queje del espacio del que dispone, sino de que expresa mucho más por lo que no se ve” (p. 9). Díaz menciona cómo diferentes planos, perspectivas, vacíos y juegos con las márgenes crean todo un universo que el texto no se permite, lo cual no lo hace inferior, sino solo diferente. Por eso, la imagen y las letras se convierten en complementarios.

      Aparecen también abordajes sobre el “libro-álbum”, que retoman la historia de la imagen: