Silvia Silva Viñoli

La última conferencia


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      Silva Viñoli, Silvia

       La última conferencia : parte I / Silvia Silva Viñoli. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2020.

       Libro digital, EPUB

       Archivo Digital: online

       ISBN 978-987-87-0809-6

       1. Narrativa Argentina. I. Título.

       CDD A863

      Editorial Autores de Argentina

      www.autoresdeargentina.com

      Mail: [email protected]

      Maquetado: Maximiliano Nuttini

      Queda hecho el depósito que establece la LEY 11.723

      Impreso en Argentina – Printed in Argentina

      A la fortaleza de todas las madres

      que sobreviven a la pérdida de un hijo y se sobreponen

      mientras deambulan en las turbulencia del túnel

      que llamamos vida

      Índice

       Prólogo

       Sueño

       Chicago

       Velatorio

       Lyon

       Informe forense del Condado de Cook-Chicago

       Montevideo

       Contenido del video entregado por la policía de Chicago

       Nuevos Estudios Forenses

       Así era Huguito

       Epílogo

      Tu Ausencia

      Prólogo

      Hoy me urge la necesidad espiritual de escribir lo que he vivido, lo que significó para mí la muerte de un hijo muy amado, y en circunstancias poco claras, y lo que fui descubriendo en el transcurrir de las horas, días y meses. La observación lenta, minuciosa, de los documentos aportados, al inicio de los hechos, que miré y no vi, me permitieron ir desmarañando los sucesos, solicitar nuevos peritajes y tener otros informes forenses esclarecedores. Poco escribió la madre en este texto, más lo hizo la médica, porque a través de ella discurrieron los elementos más fácilmente. Desde ese día, 29 de octubre de 2018, en que Huguito fue encontrado muerto en una chatarrería de Chicago, pocas horas después de dar una conferencia sobre Tribología, me he abocado a la tarea de escribir, buscándoles sentido a los acontecimientos. Saber qué le sucedió a él, y a él con su entorno, en los momentos previos y posteriores a su muerte. Lo que sucedió en la realidad, no lo que me dijeron.

      Aprendí que todo puede cambiar de un momento a otro, casi sin darte cuenta, y así pasó. Mi deambular lo narraré pensando que estás ahí, frente a mí, y que, atento a cada detalle de lo que te cuente, al fin entenderás la necesidad de mi catarsis, y el deseo de verdad y justicia que me acompañan.

      Vienen a mi recuerdo las palabras de Eduardo Galeano describiendo los difusos rostros de “los hijos de nadie”, y me pregunto si Huguito pasó a ser uno de ellos, para quienes decidieron su ejecución. Pero no es así. Su identidad está grabada hasta en su sonrisa, amplia, genuina y amada por su madre.

      Necesito a través de esta crónica salvarte, hijo mío, y hacer que perdures más allá de tu cuerpo.

       Sueño

      No suelo soñar con mis hijos, pero en la primera semana de octubre de 2018, soñé con Huguito. Ese sueño fue diferente a cualquier otro que he tenido. En él estaban Huguito y mi papá juntos, y hablando. Yo era una observadora lejana. Papá, el abuelo Felipe, falleció hace 20 años. Huguito en ese momento era un adolescente. En ese sueño estaban los dos muy juntos, hablando y riendo, muy cerca uno del otro, casi abrazados. Papá estaba tal como lo recuerdo en los últimos años, vestido con chaleco y gorra vasca y Huguito era un hermoso adolescente flacucho, con remera y camisa desprendida, como solía usar a la edad en que murió su abuelo. Desperté sobresaltada, ansiosa. No bien pude se lo conté a una amiga y colega, le dije: “Tengo que ver a Huguito, he tenido un sueño desagradable y estoy preocupada”, y no le di más detalles. No voy a negarlo, tuve miedo de no volver a verlo. Miedo a la realización de un presagio. Lo llamé, y le dije: “Bb, te extraño, quiero verte. ¿Cuándo venís?”. No le conté nada sobre el sueño, sabía que él no creía en esas cosas. Me contestó: “Mirá, ma, estoy terminando un trabajo para presentar en Chicago y después tendré vacaciones”.

      Me puse a indagar sobre sueños premonitorios a través de internet, no podía preguntarlo abiertamente, me frenaba la asociación popular que existe entre el tema y estados mentales alterados, o la locura misma. Tenía miedo de estar enloqueciendo. Sé que la díada emocional entre madre e hijo no se corta, que el apego continúa más allá de la evolución del propio niño, de su independencia física, y que excede los límites del tiempo.

      Los sueños premonitorios están descriptos en diferentes escritos: en la Biblia, el faraón sueña con 7 vacas gordas y 7 vacas flacas, y pide la interpretación a José, quien le traduce diciéndole que serán 7 años de abundancia, y después vendrán 7 años de miseria. El escritor estadounidense Mark Twain, en 1858, tuvo una premonición sobre la muerte de su hermano, quien falleció dos días después y al asistir al velatorio lo vio igual que en su sueño. Abraham Lincoln contaba sus sueños a su esposa, y uno de ellos fue su propio velorio dentro de la Casa Blanca, tres semanas después fue asesinado.

      La escritora mexicana Mercedes de la Garza, en el libro Sueño y alucinaciones en el mundo náhuatl y maya, describe que durante el sueño profundo el alma migra del cuerpo, y recorre caminos insondables para un estado de vigilia, y tiene acceso a un mundo más allá del tiempo y del espacio, donde se unen eventos del pasado, presente y futuro. Al incorporarse nuevamente, el alma al cuerpo, al despertar, se sumarían esas experiencias tenidas en otra dimensión y que recordaríamos en etapa de vigilia.

      Al cúmulo de presagios y sentimientos se agregó la nostalgia por esa prolongada ausencia, de la que me sentí responsable, y entonces decidí viajar y pasar las fiestas de fin de año con él.

      Para mediados de octubre ya tenía el pasaje aéreo y lugar donde quedarme, a cinco cuadras del apartamento de Huguito, en Villeurbanne (Lyon). Sabía que él quería su privacidad, y que su apartamento era pequeño. A través de internet conseguí un lugar, y le envié la dirección:

      —Bb, ¡60 Cours Emile Zola es la dirección!

      —¡¡Ah, cerquita, ma!!

      —¡Solo 5 cuadras, bb! Necesito verte, bb, tqm...

      El 29 de octubre de 2018, le escribo por WhatsApp:

      —Bb, encontré el supermercado más barato de Lyon, es el Lird, ¡ya conozco todos los precios!

      No hubo contestación.

      El tiempo despiadado me ganó. No me dio