Ph. Greenman hablaban de un patrón (pattern) universal. Ambos eran de la opinión de que debe existir un patrón general, pues, cuando se producen disfunciones del aparato locomotor, las demás regiones del cuerpo siempre se adaptan siguiendo un mismo patrón. En el ámbito de la fisiología, el conjunto del organismo también sigue un patrón determinado; como ejemplos podemos mencionar patrones de movimiento como la marcha o la respiración. El origen embriológico común de todos los tejidos, las uniones de tejido conectivo y el organismo como sistema hidroneumático hablan a favor de esta teoría. El sistema endocrino también constituye un buen ejemplo de este comportamiento global.
El principio de globalidad, tan valorado por los osteópatas, así como las bases embriológicas, fisiológicas y neurológicas nos proporcionan explicaciones válidas para la aparición de determinados patrones.
Según nuestra opinión, desempeñan un papel muy importante el sistema nervioso como organizador y las estructuras miofasciales como órgano ejecutor.
Hemos comparado diversos modelos de cadenas musculares y también diversos modelos de pensamiento osteopáticos y hemos intentado buscar sus aspectos comunes. En el desarrollo de este ejercicio hemos comprendido que, en el fondo, todos estos modelos hablan de la misma cosa, aunque considerada desde diferentes puntos de vista.
En este libro presentamos un modelo de cadenas musculares basado en los dos patrones de movimiento de la osteopatía craneal, la flexión y la extensión. Puesto que el organismo está constituido por dos hemicuerpos, existirán también dos cadenas de flexión y dos cadenas de extensión.
Nos hemos inspirado en el modelo propuesto por Littlejohn sobre la “mecánica de la columna vertebral” y en los “Zink-Pattern” del osteópata norteamericano Gordon Zink, DO, para dividir el esqueleto del tronco en unidades de movimiento. No fue menor nuestra sorpresa cuando constatamos que esta división en unidades de movimiento se correspondía enormemente con la clasificación de la inervación de determinados órganos y músculos.
Hemos atribuido varios músculos a ambas cadenas, conscientes de que esta acción puede ser incompleta y teórica. Pedimos al lector que lo tenga en cuenta. Puesto que el organismo sólo conoce patrones de movimiento y no músculos aislados, este hecho no será tan importante.
En la segunda parte del libro presentamos algunos métodos de tratamiento de las estructuras miofasciales.
El tratamiento mediante los puntos gatillo será descrito muy detalladamente, puesto que tiene un valor incalculable para la práctica.
Nos hemos limitado conscientemente a ofrecer una representación de los aspectos mecánicos de la osteopatía puesto que es importante para la postura y puede ser utilizada para el diagnóstico.
Hemos intentado explicar las disfunciones craneales fisiológicas a través de un modelo mecánico. Pero hemos renunciado a ofrecer una representación detallada de las disfunciones viscerales, aunque en este libro también se ofrecen claras indicaciones sobre el comportamiento de estos patrones. Los trastornos orgánicos se manifiestan a través de posturas incorrectas causadas por tracciones fasciales directas, y especialmente mediante los reflejos viscerosomáticos. En un sentido de globalidad los órganos se adaptan a su “continente”, el aparato locomotor, del mismo modo que las alteraciones estáticas influyen en la posición y la función de los órganos (adaptación de la función a la estructura).
Nuestro modelo de cadenas musculares es tan sólo un modelo de pensamiento como muchos otros; no pretendemos que sea un modelo exclusivo. Pero en la práctica hemos comprobado que tanto el diagnóstico como el tratamiento del paciente son mucho más racionales y efectivos si tenemos en cuenta este punto de vista. Esto será especialmente importante para los casos crónicos y resistentes a la terapia.
Philipp Richter
Eric Hebgen
Importancia de las cadenas musculares funcionales en el organismo
El aparato locomotor, y especialmente las cadenas musculares funcionales (abreviado: cadenas musculares), son el principal foco de atención de este libro. Las estructuras miofasciales participan en todas las funciones del cuerpo: los estados emocionales se expresan a través de las tensiones musculares. La actividad muscular es necesaria para realizar cualquier trabajo físico, pero el sistema circulatorio, la respiración y la digestión también necesitan un aparato locomotor intacto.
El terapeuta manual, ya sea fisioterapeuta, quiropráctico, osteópata o terapeuta de Rolfing, explora y trata el aparato locomotor de formas diferentes y por diferentes motivos. Mientras que los fisioterapeutas y los terapeutas que utilizan la técnica de Rolfing tratan el sistema musculoesquelético con el principal objetivo de eliminar las dolencias (dolor, deformaciones, etc.) en una determinada parte del cuerpo, los quiroprácticos, y especialmente los osteópatas, consideran el sistema miofascial como una parte del organismo que puede ser tanto la causa como la consecuencia de disfunciones o patologías de otros sistemas corporales.
Otros grupos profesionales como los podólogos o los posturólogos, tal como se los denomina en los países francófonos, son conscientes de las negativas consecuencias e influencias que pueden tener mínimos desequilibrios en las transferencias de peso o la incorrecta posición de los pies.
Todas las funciones corporales dependen del buen funcionamiento de las estructuras miofasciales. El sistema nervioso desempeña un papel de coordinación y de control. Con tal de que no se produzca una sobrecarga cortical, muchas actividades serán reguladas mediante los reflejos subcorticales y los patrones posturales. Actualmente, también están estudiados científicamente los denominados reflejos viscerosomáticos y somatoviscerales, que destacan la importancia de los desequilibrios musculares, especialmente de los músculos paravertebrales [79, 112].
El organismo humano funciona basándose en patrones de movimiento y posturales en los que participa la totalidad del organismo, del mismo modo que todas las actividades físicas son siempre el resultado de interacciones de todos los sistemas corporales. Este hecho es utilizado especialmente por los osteópatas y quiroprácticos a nivel tanto diagnóstico como terapéutico.
La inervación segmentaria de todas las estructuras del cuerpo, así como los mecanismos de adaptación según los patrones, nos proporcionan datos sobre las estructuras implicadas. Muchas lesiones deportivas o la presencia de dolor en el aparato locomotor son consecuencia de un mal funcionamiento de alguna parte de las cadenas miofasciales. La identificación y el conocimiento de las relaciones miofasciales nos permiten efectuar un diagnóstico y llevar a cabo el tratamiento correspondiente. El modelo de pensamiento osteopático nos proporciona una interesante explicación sobre los mecanismos que intervienen en el origen de la enfermedad y su tratamiento.
La osteopatía del Dr. Still
Cuando Still, en una fase de rechazo de la medicina practicada en su época, presentó su filosofía de un método de curación, la denominó osteopatía, a sabiendas de que este término tenía otro significado en el ámbito especializado. En su anhelo por regresar a los orígenes de la medicina, es decir, de colocar de nuevo al hombre en el centro y de recuperar la consideración de las leyes de la naturaleza, el término osteopatía era el más adecuado para dejar claro que la enfermedad (el pathos) era la consecuencia de la existencia de disfunciones orgánicas. Para él, el aparato locomotor, y especialmente la columna vertebral, desempeñaba un papel central. Still se dio cuenta de que todas las enfermedades y los trastornos funcionales iban asociados a limitaciones del movimiento de la columna vertebral. Osteopatía significa “patos” del “osteo” [140].
Por su experiencia, Still sabía que el tratamiento de los síntomas no conseguía la curación real. Esto solamente se lograba tratando la causa de forma específica. Para Still no cabía