siempre en una misma dirección. Las válvulas auriculoventriculares (AV) separan las aurículas de los ventrículos, en tanto que las semilunares separan los ventrículos de la aorta y la arteria pulmonar. La válvula AV derecha se denomina tricúspide y controla el flujo de sangre de la AD al VD. La válvula AV izquierda se llama mitral (o bicúspide) y regula el flujo sanguíneo entre la AI y el VI. Los músculos papilares y las cuerdas tendinosas, estructuras similares a cordones, ayudan a que las válvulas AV se mantengan cerradas, evitando que retrocedan a las aurículas, lo que daría lugar a un flujo sanguíneo invertido al contraerse los ventrículos (31).
Otras dos válvulas cardíacas impiden el flujo retrógrado de la sangre a los ventrículos. Se trata de las válvulas pulmonar y aórtica, dispuestas entre el VI y la arteria pulmonar y entre el VI y la aorta, respectivamente. El flujo sanguíneo en el corazón, representado con flechas en la figura 5.1, comienza con el retorno de la circulación sistémica desde el cuerpo a la AD:
1. La sangre desoxigenada fluye a la AD por las venas cavas superior e inferior, el seno coronario y las venas cardíacas anteriores.
2. La AD se contrae y la sangre pasa al VD a través de la válvula tricúspide.
3. El VD se contrae, la válvula tricúspide se cierra y la sangre pasa a través de la válvula pulmonar a las arterias pulmonares y a las ramificaciones del sistema pulmonar.
4. La sangre penetra en los capilares alveolares desde las arterias pulmonares y en ellos se produce el intercambio gaseoso. El oxígeno es absorbido y el dióxido de carbono es eliminado.
5. La sangre vuelve a la AI a través de las venas pulmonares.
6. La AI se contrae y la sangre fluye al VI a través de la válvula mitral.
7. El VI se contrae, la válvula mitral se cierra y la sangre pasa, a través de la válvula aórtica, a la aorta y a sus ramificaciones, desde las que es distribuida al propio corazón (circulación cardíaca) y al resto del cuerpo (circulación sistémica) (43).
A diferencia del músculo esquelético, el músculo cardíaco presenta propiedades específicas que le permiten contraerse sin que haya un impulso externo del sistema nervioso. El sistema de conducción cardíaca comprende células especializadas, que inician el latido cardíaco y que coordinan eléctricamente las contracciones de las cavidades cardíacas (31). El nódulo sinoauricular (SA) es considerado el marcapasos intrínseco del corazón, puesto que en él se originan la mayor parte de los impulsos eléctricos normales. El nódulo AV es responsable del retardo de los impulsos eléctricos en aproximadamente 0,12 s entre las aurículas y los ventrículos. Ello permite que las aurículas se contraigan y llenen los ventrículos de sangre. Tras una breve pausa, el impulso eléctrico se desplaza con rapidez hacia la punta del corazón a través del haz de His, las ramas derecha e izquierda de este y las fibras de Purkinje hasta el miocardio de ambos ventrículos. Esta rápida conducción permite que los dos ventrículos se contraigan aproximadamente al mismo tiempo.
Vasos sanguíneos
Una vez que la sangre sale del corazón, pasa al sistema vascular, compuesto por numerosos vasos sanguíneos. Los vasos conducen la sangre a los tejidos, ayudan a facilitar la distribución de nutrientes y oxígeno, así como el intercambio de residuos metabólicos, hormonas y otras sustancias en las células, y devuelven la sangre al corazón. Las arterias de mayor tamaño que parten del corazón (aorta) se ramifican constituyendo arterias menores y, en última instancia, arteriolas. Las arteriolas se ramifican, a su vez, formando capilares, y en ellos tiene lugar el intercambio de sangre y otros nutrientes en los diversos tejidos (p. ej., del sistema digestivo, el hígado, los riñones y los músculos). A diferencia de la parte arterial, la parte venosa de la circulación se inicia cuando los capilares convergen en pequeñas vénulas, que se unen para formar vasos más gruesos llamados venas. Las venas mayores (cavas) conducen la sangre de regreso al corazón.
Las arteriolas, las arterias de menor tamaño, están constituidas por músculo liso y desempeñan un importante papel en la regulación del flujo sanguíneo y en la presión de los capilares, por su capacidad de inducir constricción o dilatación controlando la cantidad de sangre que entra en los capilares de una vez. Los capilares tienen paredes extremadamente finas y son las localizaciones en las que se produce el intercambio de nutrientes entre la sangre y el líquido intersticial. Las venas, que reciben sangre de las vénulas y, en general, son más delgadas y elásticas que las arterias, actúan como depósitos de sangre. Las paredes de algunas venas, como las de las piernas, contienen válvulas unidireccionales que ayudan a mantener el retorno venoso al corazón, evitando el flujo retrógrado de sangre, aun con presiones relativamente bajas (36).
Función cardíaca
FRECUENCIA CARDÍACA
La frecuencia cardíaca (FC) es el número de veces que el corazón late cada minuto y se mide en latidos por minuto (lpm). El promedio de FC en reposo normal se sitúa entre 60 y 80 lpm y, siempre en reposo, se estima que el corazón bombea 7.000 l de sangre al día o más, lo que equivaldría a 185 millones de litros a lo largo de 75 años de vida (36). No obstante, a este respecto existen diferencias entre hombres y mujeres y entre adultos y niños. La FC en reposo en mujeres es habitualmente 10 lpm mayor que la de los hombres, y los niños también presentan valores de FC superiores a los de los adultos. Una de las más destacadas adaptaciones al entrenamiento con ejercicio puede observarse al comparar la frecuencia de personas en buena o mala forma física. Comparando el valor en personas de la misma edad y sexo, las que mantienen mejor forma física tienen una FC en reposo más baja, debido a su mayor volumen sistólico (VS; volumen de sangre eyectado por el corazón en cada latido). En consecuencia, el corazón de una persona con buena preparación física no tiene que latir tantas veces para mantener una misma cantidad de sangre eyectada (gasto cardíaco) (29). La FC se mide contando el número de pulsaciones durante un determinado período de tiempo.
PRESIÓN ARTERIAL
La presión arterial (PA) es el producto de la cantidad de sangre bombeada por el corazón (gasto cardíaco) y la resistencia al flujo hallada en el vaso (resistencia periférica total). Cuando el corazón late, la sangre es propulsada desde el ventrículo izquierdo a la circulación sistémica. Cuando el ventrículo se contrae, la fuerza ejercida por la sangre contra las arterias es lo que se conoce como presión arterial. Dicha presión se mide en milímetros de mercurio (mmHg). La presión arterial sistólica (PAS) es la presión ejercida sobre la pared arterial durante la fase de contracción de los ventrículos, mientras que la presión arterial diastólica (PAD) es la ejercida sobre las arterias durante la fase de relajación de esos ventrículos (26). El valor medio de las presiones sistólica y diastólica es de 120/80 mmHg. Cuando las mediciones de las presiones sistólica y diastólica superan valores en reposo de 140/90 mmHg, se registra una alteración denominada hipertensión (30).
VOLUMEN SISTÓLICO
La cantidad de sangre eyectada por el ventrículo izquierdo en una sola contracción es el volumen sistólico (VS). Su valor equivale a la diferencia entre la cantidad de sangre presente en el ventrículo antes de la contracción (volumen telediastólico [VTD]) y la cantidad de sangre presente en ese ventrículo al final de la contracción (volumen telesistólico [VTS]). En posición erguida, el VS es menor en personas poco entrenadas que en las que presentan buen nivel de entrenamiento. El VS del hombre suele ser mayor que el de la mujer, debido al mayor tamaño cardíaco. Esta magnitud es también sensible a la posición corporal. En las posiciones de decúbito supino o prono, su valor aumenta.
GASTO CARDÍACO
El gasto cardíaco (GC) es el volumen de sangre bombeado por el corazón por minuto en litros (l · min–1). Se calcula multiplicando la frecuencia cardíaca por el VS (GC = FC × VS). El valor tipo de gasto cardíaco en adultos se sitúa entre 4 y 5 l · min–1. No obstante, midiendo valores máximos, es mayor en personas sometidas a entrenamiento aeróbico que en las no entrenadas.
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