Eduardo Daniel Levín

Agresividad y maltrato en el ámbito escolar: ¿una nueva modalidad vincular?


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“disruptiva”, la actitud predominante es la de “atacar” el foco de incendio, independientemente de poder analizar todas las partes comprometidas en ello.

      En los próximos capítulos se irán planteando otras situaciones que conforman este importante desafío que se juega al estudiar con mayor detenimiento el establecimiento de los vínculos interpersonales dentro del ámbito escolar

      ACTIVIDADES

      Hay innumerables actividades y propuestas para poner en práctica estos primeros conceptos vertidos. Se propone aquí cuatro posibles estrategias que posibilitarían la apertura y la reflexión en clase.

      Debe recordarse que las propuestas lúdicas y las reflexivas requieren una especial atención a la edad cronológica con que se trabaje y al momento particular que se esté transitando junto a los chicos.

      1. Trabajo con imágenes

      Para que el grupo pueda empezar a visualizar de manera concreta cómo cada uno puede llegar a ver algo diferente al otro, se puede trabajar con alguna lámina, pintura, foto u objeto indefinido que pueda promover diversas lecturas, todas legítimamente posibles.

      Con ello se puede favorecer la reflexión sobre la diversidad de criterios y actitudes que cada ser humano posee, y ver que no necesariamente hay una “única verdad”.

      Una dinámica posible es la de dividirlos en subgrupos para que miren la lámina con alguna consigna (por ejemplo, que digan qué es lo que pueden ver allí, qué puede estar pasando allí, qué sienten al contemplar la imagen, etc.). Luego cada subgrupo expondrá sus coincidencias y disidencias sobre lo que han llegado a trabajar.

      Finalmente se conceptualiza sobre lo ocurrido y se puede articular con que cada uno puede llegar a ver o interpretar una misma realidad de muy diversas maneras, y que éstas pueden llegar a ser todas válidas y legítimas.

      2. Trabajo con videos

      Ésta es otra manera diferente de promover la atención y el interés, sobre todo los de los chicos, en aras de poner de manifiesto determinados aspectos sociales a trabajar conjuntamente.

      En lo que refiere a “vínculos interpersonales”, determinadas partes de la tira Los Simpsons, o bien algún otro material fílmico donde pueda vislumbrarse cómo se producen desencuentros a la hora de comunicarse mutuamente, promovería visualizar en el afuera aquello que muchas veces se torna obstáculo para que haya una verdadera interacción y compromiso con el otro.

      La dinámica será introducir el tema, pasar un corto seleccionado, pedir el trabajo en subgrupos con determinadas consignas que conlleven un análisis y un debate de lo observado, la elaboración de un resumen conceptual y la posterior exposición por parte de cada subgrupo. Finalmente, se elaboran las conclusiones sobre los aportes que cada subgrupo dio y los temas centrales que se han llegado a abordar en esta propuesta.

      3. El trabajo con textos

      Hay aquí un enorme caudal de posibilidades, adecuando el estilo de texto seleccionado según su objetivo y grado de complejidad, y considerando la edad evolutiva de los chicos con quienes se va a trabajar. Pueden llegar a ser algunos párrafos compuestos por algún escritor o poeta, relatos, leyendas o historias, etcétera.

      La dinámica variará de acuerdo con la edad de los chicos, así como con los objetivos que se deseen alcanzar.

      En este sentido, se deberá tener presente con qué edades se está trabajando, ya que suele ocurrir que en los primeros años del aprendizaje de la lectura la comprensión y el análisis requieren de un esfuerzo mayor. Suele observarse cómo los chicos se detienen en poder leer bien y dejan de lado qué les está diciendo el texto que leen.

      A medida que el proceso cognitivo va complejizándose, tendiendo a alcanzar un nivel de abstracción, se posibilitará una mayor complejidad en lo que un texto puede exigirles reflexionar y elaborar sus propias conclusiones.

      Muchas veces contribuye a la dinámica leer el texto para todos y que luego cada uno pueda tenerlo en sus manos como apoyo para resolver las consignas que se planteen.

      Doy a continuación un modelo de texto. Una opción posible es que, luego de la lectura, puedan plantearse dos o tres preguntas, que promuevan analizarla y articularla tanto con la vida cotidiana como, sobre todo, con la temática a trabajarse en la clase. Otra opción es que puedan reconstruir un final diferente del original.

      Texto modelo

      Luz

      El líder le contó a su grupo: “Varias personas habían quedado encerradas por error en una oscura caverna donde no podían ver casi nada. Pasó algún tiempo y uno de ellos logró encender una pequeña antorcha, pero la luz que daba era tan escasa que aun así no se podía ver nada. A esta persona, sin embargo, se le ocurrió que con su luz podía ayudar a que cada uno de los demás prendiera su propia antorcha y así, al compartir la llama con todos, la caverna se iluminó”. El líder les preguntó: “¿Qué creen que podemos aprender de esto?”. Y uno de los integrantes del grupo respondió: “Nos enseña que nuestra luz sigue siendo oscuridad si no la compartimos con el otro. Y también nos dice que el compartir nuestra luz no la desvanece, sino que por el contrario la hace crecer”.

      4. Trabajo con juegos

      Por último, se propone el modelo lúdico, modelo por excelencia para los chicos, que pareciera ir perdiéndose al tornarse adultos.

      Según la temática que se desee trabajar en el aula, será el tipo de juego que se lleve a cabo.

      Por supuesto, toda propuesta de actividad está sujeta a la edad cronológica con la que se trabaje. Éste es un punto clave no sólo para lograr la atención de los chicos sino para que los efectos perseguidos puedan alcanzarse con éxito.

      Si, por ejemplo, se deseara trabajar la temática de “no molestar al compañero”, se puede ofrecer la teatralización como un modo lúdico posible. Se prepara un texto determinado, se distribuyen roles de los personajes –que verdaderamente quieran participar– y se les da un breve tiempo de preparación y puesta en acuerdo. Uno puede darles todo armado o bien ofrecerles los ejes y la idea, y que ellos mismos recreen los personajes y el diálogo a entablarse.

      El juego de la oca o la justa del saber, entre otros, son algunos modelos posibles para ensayar estímulos que promuevan aciertos y desaciertos. Separados en dos grupos, compiten en respuestas o en el juego de azar con prendas, en aras de que puedan exteriorizar aspectos de la dinámica grupal.

      Para los más chiquitos, suelen utilizarse los títeres o muñecos que, a modo de función de teatro, permiten visualizar más claramente lo que no pueden mediar en palabras. Así, a través de una obra corta, se promoverá la interacción con los chicos por medio de preguntas y diálogos.

      * * *

      En verdad, todos tenemos herramientas para recrear estratégicamente. Sólo nos falta plasticidad y apertura a la imaginación. Todo lo que aquí se sugiere apunta a fortalecer la propia creatividad.

      Seguramente todo lo mencionado podría ser superado por las propias ideas y experiencias que cada uno de ustedes, lectores, puedan construir y adaptar.

      La invitación y el desafío están ya enunciados.

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