su fama de playboy y de sus legendarias relaciones sexuales, para Jye el matrimonio era sagrado.
Steff sabía que en cuanto Jye tomaba una determinación, nada ni nadie podían conseguir que la cambiara. Tory podía mostrarse tan decidida como Juana de Arco y lanzarle desafíos silenciosos a Stephanie hasta que su silicona se derritiera, pero la cuestión era que, sin importar cuánto meneara las caderas, frunciera los labios o mirara a Jye, no le serviría de nada.
Contuvo una risita al imaginar hasta dónde podría llegar la otra en su intento por tentar a Jye. Así como aceptaba que en una contienda de atractivo sexual con Tory ella estaría prácticamente desarmada, la mujer perversa que llevaba dentro no pudo resistir la malvada diversión de observar a esa mujer fatal agotarse en una guerra de seducción que le era imposible ganar. Con la compra de Illusion Island en juego, Stephanie podía tener dos cabezas y un cuerpo retorcido, que Jye no se iba a arriesgar a mirar dos veces a Tory aunque la tuviera desnuda en su cuenco de cereales.
Pero la otra no lo sabía, y con sus curvas voluptuosas y boca fruncida preparaba confiada todos sus torpedos.
«Bueno, puedo parecerte un bote de remos, lady Mulligan», pensó Stephanie, «pero veremos al final quién sale volando del agua».
Конец ознакомительного фрагмента.
Текст предоставлен ООО «ЛитРес».
Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес.
Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.