hayan salido de la sala y se encuentren con todos los estímulos que dejaron en suspenso al entrar.
Más adelante, el instructor aparece sentado junto a los pacientes —no en una tarima ni delante de ellos—, enseñándoles a relajarse, a concentrarse en la respiración y a estar atentos a todo el cuerpo; lo que enseña es a estar bien conscientes de lo que sienten en todo momento, la característica esencial de la práctica. El ancla de todo es la respiración. Respirar y sentir cómo el aire entra y sale y se expande en el cuerpo, sin pensar “estoy respirando” ni en el efecto del aire. Kabat-Zinn va mostrándoles cómo relajarse y luego, acostado al lado de ellos, les explica cómo hacerlo hasta sentirse sin limitaciones, en paz, en silencio.
Después de practicar por lo menos 45 minutos todos los días, un requisito bastante exigente para un occidental que recién empieza a relacionarse con el método, lo más común es que los pacientes comenten que, en lugar de oponerse al dolor y de reaccionar automáticamente como siempre lo han hecho, se dan cuentan que algo puede cambiar, que algo empieza a moverse. “Lo que hacemos no es ni pasivo ni activo; es un no hacer”, dice Kabat-Zinn. Lo que podría traducirse simplemente como observar el monólogo interno que nunca se interrumpe. “Eso es meditar: observar ese monólogo y volver a prestar atención a la respiración. Si la mente se dispara un millón de veces, volvemos a atajarla otro millón de veces”. Así se va entendiendo cómo se repiten infinitamente las mismas obsesiones desde la percepción, no desde una serie de principios impuestos.
Curiosamente, lo primero que se puede observar es que el dolor no desaparece y lo único que se puede hacer es moverse por sus alrededores sin negarlo ni resignarse. En el caso de pacientes que se han sometido a todo tipo de tratamientos sin ningún resultado, queda la posibilidad de aprender a adaptarse y vivir con el dolor sin que este los supere. En el proceso, algo se abre, se descontrae. Entre 1979 y 1993, Kabat-Zinn transmitió esta práctica a más de cinco mil personas que aprendieron a relacionarse con el dolor de otra manera. “Evidentemente, la meditación no es un parche que uno se pone sobre una herida”, dice en el documental, “pero hay muy poca gente a la que no pueda ayudarle una mayor dosis de presencia… de sentirse más vivos”.
Algunos de los pacientes que participaron en los primeros talleres dijeron sentir una reducción casi inmediata del dolor; a los demás, para los que el dolor siguió siendo igualmente intenso, la práctica de la plena presencia les permitió relacionarse mejor con las molestias de la enfermedad y dejar de percibirse solo como personas con una enfermedad incurable. Esa es la mayor esperanza de Kabat-Zinn: no curar todas las enfermedades, sino ayudar a que la vida de esas personas no se vea absolutamente limitada por sus problemas físicos. “Cuando usamos la palabra ´sanación` para referirnos a lo que les pasa a los pacientes en la clínica”, dice Kabat-Zinn, “nos referimos sobre todo a un profundo cambio de perspectiva”.
En 1994, Kabat-Zinn publica Mindfulness en la vida cotidiana/Donde quiera que vayas, ahí estás4, menos detallado que el anterior y escrito con la intención de ofrecer un acercamiento rápido y fácil a la esencia de la meditación. En esta obra, que se convierte en su mayor bestseller, define la atención plena como una antigua práctica del budismo, aunque explica que no se relaciona con esa tradición per se ni es un llamado a adoptarla. La importancia del método se relaciona simplemente con el hecho de despertar y de vivir en armonía con sí mismo y con el mundo a través de una autobservación sistemática. El libro contiene dos aclaraciones muy importantes. Una de ellas es que no se debe confundir la meditación con el pensamiento positivo; el decidirse a pensar positivamente puede ser muy útil, pero no es meditación sino una idea más, un concepto que ojalá tuvieran más en cuenta los que, apelando a mindfulness, se limitan a ofrecer unos lentes color rosa para mirar la vida. La otra es la declaración de que siempre evita utilizar la palabra “espiritual”, porque no le parece ni útil ni necesaria en mucho de los lugares donde trabaja; esto no significa que la meditación no pueda considerarse una práctica espiritual, aunque el término tiene tantas connotaciones imprecisas y hasta erróneas que termina convirtiéndose en un problema. Por eso, prefiere hablar de “una disciplina de la conciencia”.
El tercero de los libros más populares de Kabat-Zinn es La práctica de la atención plena5, en el que dedica doce capítulos a la percepción del cuerpo, con ejemplos en los que recurre a sus propias vivencias para motivarnos a vivir atentos a todos los sentidos. Lo que podemos percibir a través de la piel, del estar atentos a cada escala de sonidos y colores, a cada olor que nos rodea es la clave que permite no estar solo en el dolor, sino también en todo lo que hay fuera. Pero como los lectores de este libro ya son un público más amplio, el texto no se detiene en el manejo de los síntomas y la propuesta a abrirse a las sensaciones va dirigida a todos los que se interesan en vivir más conscientemente. A todos los que quieren aprender a contactarse con lo que muestra ese mundo que crece cuando estamos atentos a los posibles 360 grados de la experiencia, empezando por la totalidad del cuerpo, sin trucos, sin agenda.
En La práctica de la atención plena, al igual que en Vivir con plenitud las crisis, Kabat-Zinn se permite hablar de muchos temas que, a primera vista, podrían no considerarse directamente relacionados con mindfulness y a los que incluso dedica capítulos enteros: el significado de la neurociencia, la diferencia entre dialogar y discutir, la inundación de noticias en la sociedad actual, la política, la necesidad de reforzar la democracia. En resumen, sus tres primeros libros son largas o larguísimas charlas sobre la plena presencia, largas conversaciones con el lector en las que comparte todo lo que ha observado y aprendido, así como todos los detalles y las ramificaciones de la práctica, y hay ideas que se repiten como si nunca hubiera hablado de ellas, como si fuera la primera vez que las comenta.
Se podría pensar que lo más importante del modelo desarrollado por Kabat-Zinn es la sistematización de las enseñanzas, que dice haber ido recogiendo apoyado en un andamio que tiene miles de años de antigüedad. Cuando empezó a aplicarlo, había muchos occidentales que ya practicaban meditación o que por lo menos habían oído hablar de ella, pero esta es una chispa que prendió rápidamente en un terreno que lo estaba esperando. En los años noventa el método se consolida y deja de ser exclusivamente una aplicación médica para convertirse en muchas otras cosas, incluso en un producto. En vista de eso, no está mal recordar algo que dice Kabat-Zinn en Mindfulness en la vida cotidiana: la plena conciencia es nada más que una manera práctica de estar siempre en contacto con todo lo que somos.
Aunque el contexto es muy distinto, hay una definición que podría ser un excelente resumen de la esencia del método: la que se atribuye al maestro zen Linji Yixuan del siglo ix y se encuentra en muchos rincones de la Web: “cuando sientas hambre, come el arroz que tienes; cuando te sientas cansado, cierra los ojos. Los tontos quizá se rían de mí, pero los sabios van a saber de qué hablo”.
1 Zinn es el apellido de su esposa Myla, que añadió a Kabat siguiendo el ejemplo de las mujeres que colocan el de su marido después del suyo seguido de un guion.
2 Vivir con plenitud las crisis. Cómo utilizar la sabiduría del cuerpo y de la mente para enfrentarnos al estrés, el dolor y la enfermedad (Full Catastrophe Living: Using the Wisdom of Your Body and Mind to Face Stress, Pain, and Illness), Kairós, 2007.
3 El término sánscrito dharma es otra palabra prácticamente intraducible usada en religiones orientales como el hinduismo y el budismo, en las que se la emplea para referirse al orden cósmico y a las enseñanzas de Buda.
4 Mindfulness en la vida cotidiana. Donde quiera que vayas, ahí estás (Wherever You Go, There You Are), Paidós, 2009.
5 La práctica de la atención plena (Coming to Our Senses: Healing Ourselves and the World Through Mindfulness), Kairós, 2007.
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