cegarlas, pues las palabras devienen el parámetro definitorio para preservar la imagen del ser querido, presa de un régimen de esclavitud que impone el arrebato poético. «He tomado posesión de usted», la Carta de Amor y la Canción de Amor, susurran a un tiempo, «para siempre». Almas robadas que abandonamos a la deriva, como astronautas perdidos flotando por eternidad a través de las estratosferas de lo divino. Nunca confío en una mujer que escribe cartas, porque sé que no se puede confiar en mí. Las palabras perduran, la carne no. El poeta siempre jugará con ventaja. Yo soy un cazador de almas para Dios. Aquí vengo con mi red de mariposas tejida con palabras. Aquí doy caza a la crisálida. Aquí insuflo la vida en cuerpos y los arrojo revoloteando a las estrellas y al cuidado del Altísimo. Me gustaría, para concluir, mostrarles una canción que escribí para el álbum The Boatman’s Call. Lleva por título “Far From Me”, y quisiera compartirles algunas cosas al respecto.
Far From Me
For you, dear, I was born
For you I was raised up
For you I’ve lived and for you I will die
For you I am dying now
You were my mad little lover
In a world where everybody fucks everybody
else over
You who are so
Far from me
So far from me
Way across some cold neurotic sea
Far from me
I would talk to you of all manner of things
With a smile you would reply
Then the sun would leave your pretty face
And you’d retreat from the front of your eyes
I keep hearing that you’re doing your best
I hope your heart beats happy in your infant
breast
You are so far from me
Far from me
Far from me
There is no knowledge but I know it
There’s nothing to learn from that vacant voice
That sails to me across the line
From the ridiculous to the sublime
It’s good to hear you’re doing so well
But really, can’t you find somebody else that
you can ring and tell?
Did you ever care for me?
Were you ever there for me?
So far from me
You told me you’d stick by me
Through the thick and through the thin
Those were your very words
My fair-weather friend
You were my brave-hearted lover
At the first taste of trouble went running back
to mother
So far from me
Far from me
Suspended in your bleak and fishless sea
Far from me
Far from me
Lejos de mí
Por ti, querida, yo nací
Por ti, me sobrepuse
Por ti viví y voy a morir por ti
Por ti ya estoy muriendo
Eras mi amante loquita
En un mundo donde todos joden al prójimo
Tú que estás
Tan lejos de mí
Tan lejos de mí
En la otra orilla de algún mar frío y neurótico
Lejos de mí
Contigo hablaba de todas las cosas
Respondías con una sonrisa
Luego el sol se retiraba de tu cara bonita
Y te escondías tras tu mirada
Oigo decir que las cosas van bien
Espero que palpite feliz tu pecho infantil
Estás tan lejos de mí
Lejos de mí
Lejos de mí
Sin saberlo yo ya sé
Nada se aprende de esa voz vacía
Que navega hasta mí por la línea
Que va de lo ridículo a lo sublime
Es bueno saber que todo va bien
Pero, ¿no tienes a nadie más a quien llamar y contarle?
¿De verdad te importe alguna vez?
¿Alguna vez te ocupaste de mí?
Tan lejos de mí
Dijiste que estarías junto a mí
A las duras y a las maduras
Esas fueron tus palabras exactas
Amiga en los tiempos propicios
Fuiste mi intrépida amante
Y cuando el viento cambió te volviste ya con tu madre
Tan lejos de mí
Lejos de mí
Suspendida en tu mar inhóspito, muerto
Lejos de mí
Lejos de mí
Cuatro meses me llevó escribir “Far From Me”, que fue lo que duró la relación que describe. El primer verso lo escribí durante la primera semana del amorío y despliega, sin tapujos, el drama heroico que nace siempre con el nuevo amor, describiendo la intensidad de lo sentido, al tiempo que prefigurando el dolor que, en paralelo, acompaña a esta experiencia —«Por ti estoy muriendo ahora»—. Confronta a los dos héroes amantes con un mundo indiferente —«En un mundo donde todos joden al prójimo»— y trae a colación la noción de la distancia física recogida en el título. Verso primero, y sin novedad en el jardín. Pero lo cierto es que «Lejos de mí» tenía su propia agenda y no estaba dispuesta a permitir que nadie la dictara cuál era su propósito. La canción, como si aguardara el inevitable advenimiento de la «experiencia traumática», simplemente se negó a admitir que tal propósito había sido alcanzado hasta que tuvo lugar la catástrofe. Las canciones de esta naturaleza presentan ciertas complicaciones, y es preciso, por ello, mantener tu ingenio al acecho cuando te enfrentas a ellas. Con no poca frecuencia, observo que las canciones que escribo parecen saber más sobre lo que acontece en mi vida que un servidor.