Fugellie
Coordinadora Colección Música
Universidad Alberto Hurtado
Han pasado más de veinte años desde que fui testigo de un happening del Sonido 13 organizado por Estrella Newman y David Espejo en la Ciudad de México. Ese evento me obligó a replantearme lo que yo pensé que sabía acerca de Julián Carrillo y el Sonido 13. Poco tiempo después de eso empecé a visitar el Archivo Carrillo, entonces ubicado en la Colonia San Ángel de la Ciudad de México. Dolores Carrillo, la hija de Julián y quien se hiciera cargo del archivo después de la muerte de este, se encontraba enferma –fallecería algunos años más tarde, en 1998–; sin embargo, tanto ella como su familia fueron extremadamente generosos conmigo durante mis primeras visitas al archivo, en un momento emocionalmente difícil para ellos. Desde aquellos años y hasta ahora he encontrado una cantidad incontable de personas que me han apoyado, cuestionado, o que simplemente han respondido a mi trabajo. Tengo una gran deuda de gratitud con todos y cada uno de ellos. Quisiera empezar por agradecer a la familia Carrillo, especialmente a la difunta Dolores Carrillo, a Ángel Carrillo Soberón y a Carmen Carrillo de Viramontes, por darme acceso a todos los materiales que necesité durante mi trabajo de investigación. En el Archivo Carrillo de la Ciudad de México le agradezco especialmente a Gabriela Barrón y Omar Hernández-Hidalgo –quien falleciera durante el transcurso de mi investigación– con quienes pasé incontables horas explorando la biblioteca personal de Julián Carrillo, así como innumerables cajas de documentos familiares que nos ayudaron a imaginar décadas de la vida cotidiana del compositor y su familia. En el Archivo Carrillo de San Luis Potosí estoy especialmente agradecido con Iván Sánchez Martínez por su ayuda con la burocracia local para conseguir todas las partituras y documentos que le solicité.
Los primeros escritos relacionados con este proyecto se beneficiaron de las sugerencias y consejos de Arved Ashby, Ignacio Corona, Jill Lane, Gregory Proctor, Margarita Mazo y Dina Lentsner. Una versión temprana del Capítulo II se hizo acreedora del Premio de Musicología Latinoamericana Samuel Claro Valdés en su edición del 2002; los comentarios del comité de selección (Juan Pablo González, Bernardo Íllari y Víctor Rondón) fueron bienvenidos y por demás constructivos. De la misma manera, una primera versión del Capítulo IV fue incluida en mi libro Los sonidos de la nación moderna (2008), el cual recibió el Premio de Musicología Casa de las Américas 2005. Estoy profundamente agradecido al comité de selección (Miriam Escudero, Marita Fornaro, Juan Pablo González y Rubén López Cano) por su entusiasta apoyo.
Varios colegas y grupos de estudio me han invitado a compartir con ellos las ideas historiográficas en las que se centra este libro. Quiero dar las gracias a todos ellos por escuchar con paciencia mis conceptos en formación y por darme una muy necesaria retroalimentación. Estoy particularmente agradecido con Pilar Ramos López y el Grupo de Investigación Historia Cultural de la Música de la Universidad de la Rioja (especialmente los miembros del encuentro del 2008, entre ellos, Juan José Carreras, Omar Corrado y Belén Vega Pichaco). Mi participación dando la conferencia principal del congreso de la Asociación Argentina de Musicología en Córdoba fue especialmente productiva y quisiera dar las gracias a Héctor Luis Goyena, Héctor Rubio y Leonardo Waisman por la invitación, así como a todos los colegas que me ofrecieron sus comentarios y sugerencias. En el 2011, Caroline Polk O’Meara me dio la bienvenida a la serie de conferencias Music and American Geographies del Center for American Music de la Universidad de Texas en Austin; también en el 2011 Rimantas Astaruskas y Darius Kučinskas me invitaron a hablar sobre Carrillo en el festival Druskininkai Summer with M. K. Čiurlionis en Lituania. En el 2009, Drew Davies me pidió compartir mis ideas con los miembros del Seminario de MUSICAT en el Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM en la Ciudad de México; en el 2007, Ana Alonso-Minutti me invitó a presentar un avance de mi investigación para el Hispanic Music Study Group de la American Musicological Society en Montreal. Estoy profundamente agradecido con todos ellos; las conversaciones generadas por estas invitaciones fueron extremadamente importantes para ayudarme a refinar las ideas que presento en este libro. A lo largo del tiempo que me tomó darle forma a este proyecto de libro pude también compartir aspectos de este en varias conferencias, incluyendo los congresos anuales de la American Musicological Society, la Latin American Studies Association, la Society for American Music, la Society for Ethnomusicology, el Latin American Music Seminar del Institute of Latin American Studies de la Universidad de Londres, y el Microfest 2001 en Pomona College. Estoy muy agradecido con todos los colegas que participaron en esas sesiones y que se comprometieron genuinamente con los materiales que ahí presenté. Cuando me encontraba revisando el manuscrito final de este libro fui invitado a compartir mi trabajo con los estudiantes de posgrado del Composer’s Forum de la Universidad de Cornell; también quiero agradecerles por escuchar conmigo a conciencia la música de Carrillo y por darme su opinión sobre mi interpretación de esos sonidos; sus sugerencias fueron especialmente provechosas para pulir las ideas que presento en el Capítulo VI.
Tuve la oportunidad de pasar el año académico 2010-2011 como miembro en residencia de la Society for the Humanities de la Universidad de Illinois en Chicago trabajando en este proyecto. Quisiera agradecer a los miembros de mi cohorte, Ainsworthe Clarke, Susan Levine, Rama Mantena, Steven Marsh y Colleen McQuillen por su retroalimentación, así como a Ruth Rosenberg, quien también me dio comentarios muy serios sobre mi trabajo durante las sesiones del instituto. Estoy en deuda con Mary Rose Beth y Linda Vavra por sus consejos y apoyo a lo largo del proceso de solicitud de esta residencia. En el 2013, tuve el privilegio de dictar una serie de seminarios en la Pontificia Universidad Católica de Chile y por ello quisiera agradecer a Alejandro Vera, Daniel Party y Rafael Díaz, así como a sus estudiantes en el programa de musicología por darme la bienvenida y por su camaradería intelectual. También en el 2013, Álvaro Díaz me invitó a participar en el IX Festival de Música y Musicología de Ensenada; y en el 2010, Rubén López Cano me pidió que hablara sobre este proyecto para sus estudiantes de la Escuela Superior de Música de Catalunya. Estos encuentros con mis colegas y sus alumnos fueron ocasiones estupendas para debatir y para intercambios intelectuales.
Varios archivos, bibliotecas y sus equipos de trabajo fueron fundamentales para que este proyecto llegara a buen término. Con todos ellos tengo una deuda de gratitud: en Estados Unidos, Bonna Boettcher y su equipo de trabajo en la Biblioteca Sidney Cox de Música y Danza, la Biblioteca John M. Olin y la Biblioteca Uris de la Universidad de Cornell; el equipo de bibliotecarios de la Colección Edwin A. Fleischer de música orquestal de la Free Library de Filadelfia; el equipo de trabajo de la división de música del Centro Dorothy y Lewis B. Cullam de la Biblioteca Pública de Nueva York; los bibliotecarios de la Biblioteca Willis de la Universidad del Norte de Texas; el equipo de trabajo de la Colección Nettie Lee Benson de la Universidad de Texas en Austin; el equipo de bibliotecarios de la Biblioteca Thompson y de la Biblioteca de Música y Danza de la Universidad Estatal de Ohio. En la Ciudad de México, le agradezco al equipo de la Biblioteca del Centro Nacional de las Artes; los colegas del Centro Nacional de Investigación, Difusión e Información Musical “Carlos Chávez” (Cenidim); los bibliotecarios de la Hemeroteca Nacional; el equipo de trabajo de la Biblioteca Lerdo de Tejada; el equipo del Centro de Estudios Sobre la Universidad; y el equipo del Archivo Julián Carrillo (tanto en la Ciudad de México como ahora que se encuentra custodiado por la Secretaría de Cultura del estado de San Luis Potosí). En Alemania, mi agradecimiento es con Ingrid Jach del archivo de la Hochschule für Musik und Theater “Felix Mendelssohn Bartholdy” Leipzig y con el Dr. Claudius Böhm de la Gewandhausorchester; y en Bélgica le doy gracias a la Dra. Roos Van Driessche y a Cindy Colman del archivo del Conservatorium Gent.
De la misma manera, una infinidad de amigos, colegas, alumnos y familiares han contribuido a mi trabajo al señalarme la existencia de archivos específicos, publicaciones, grabaciones o partituras; al hacer trabajo de archivo para mi; al digitalizar fuentes y ejemplos musicales; al contactarme con personajes difíciles de rastrear; al oponerse vehementemente a mis ideas; o al simplemente escucharme pacientemente, ayudarme a recordar, y ofrecerme sus comentarios. Con todos tengo una enorme deuda de gratitud, incluyendo a Kurt Aanensen, Bill Alves, Jacky Ávila, Rocío Azuela, Alejandro Barceló, Elbio Barilari, Graeme Bailey,